Por Noel David Suárez

El recién finalizado Campeonato del Mundo de Atletismo Budapest 2023 significó, entre otras muchas, cosas el regreso de Cuba a la tabla de medallas en eventos de esta índole, pues un año antes en Oregón nuestros representantes se fueron por la más estrecha de las puertas al no obtener ninguna presea, primera vez que esto ocurría en la historia del Deporte Rey en Cuba. Como era de esperar nuestra prueba grande, el triple salto, sacó la cara por la delegación de 20 atletas que tomaron parte en la cita celebrada en el Centro Nacional de Atletismo de la capital húngara. 

Lázaro Martinez y Cristian Nápoles colgaron en su pecho las medallas de plata y bronce respectivamente en el triple masculino. Un salto de 17.41 le dio el sub título mundial al guantanamero doble titular del orbe en categorías juveniles y campeón de mayores en el Bajo Techo de Belgrado en 2022. Por su parte un reincorporado Cristian Nápoles guiado por su padre, el entrenador Juan Gualberto Nápoles, hizo marca personal de 17.40 para agenciarse un bronce muy bien recibido, Cristian rompió su antiguo registro de 17.38 hecho en el Campeonato de Doha en 2019, donde terminó en la quinta posición, sin dudas es un atleta súper competitivo, y muchas veces subvalorado. Ambos tuvieron una competencia instable en cuanto a marcas, pero lograron enganchar dos muy buenos saltos que en su momento los ubicaron primero y segundo, hasta que el favorito Huges Fabrice Zango de Burkina Fasso los sobrepasó con un inalcanzable 17.65. Esta competencia no contó con la presencia del Campeón Olímpico y Mundial Pedro Pablo Pichardo, cubano nacionalizado portugués que constituye la primera figura en esta modalidad, junto a otros saltadores que son producto de la inacabable Escuela Cubana de Triple, me refiero a Andy y Jordan Díaz, por cierto, el Récord Nacional de Cuba sigue siendo de Pichardo, 18.08 implantado en el Estadio Panamericano de La Habana.

La otra medalla de bronce también estuvo a cargo del triple, en este caso el femenino, la logró Leyanis Pérez ratificándose como una de las mejores del mundo. La pinareña de apenas 21 se quedó a 2cm de su marca personal de 14.98, conseguida en los Juegos Centroamericanos y del Caribe el pasado mes de julio, pero realizó una competencia con seis salto de calidad que demuestran su valía en esta disciplina. Le quedan algunos aspectos por limar con respecto a la técnica, sobre todo en la caída, pero sus condiciones hacen presagiar que en cualquier momento se encuentra con los 15m y se estabiliza en ellos, de eso no hay dudas. Nuestra otra representante, Liadagmis Povea, quedó en la sexta posición, pero igualmente compitió muy bien y se fue con marca de 14.87, la cual le hubiera valido para alcanzar una medalla en otros eventos, como por ejemplo en los Juegos Olímpicos de Tokio, en los que terminó quinta con 17.70, pero en esta final se saltó muy duro, y ella no fue la excepción.

Otra actuación a destacar es la del jovencito Alejandro Parada en el salto de longitud. Tiburón, como se le conoce en el Estadio Panamericano, fue a este mundial en busca de experiencias y llegó a la final, es cierto que en esta no pudo acercarse ni siquiera a los 8m, pero no hay nada que achacarle, este muchacho tiene apenas 18 años, y aún no le corresponde ser la primera figura de Cuba en esta prueba, pero lo tuvo que asumir al lesionarse su compañero y paradigma Maikel Massó en San Salvador, donde se graduó de grande y le dio a nuestro país esa medalla de oro centroamericana que tanto esperábamos. Este es un muchacho que para el próximo ciclo olímpico debe haber alcanzado el mayor grado de madurez, no se puede estancar, para eso tiene que salir a competir al exterior, foguearse al lado de los mejores y adquirir una experiencia que no va a tener si se queda solo compitiendo en Cuba, por favor, cuidemos a esta figura, que sus logros sean con nuestra bandera y no con los colores de otros países que le ofrecen mejores condiciones, como tantas veces nos pasa.

Por su parte Luis Enrique Zayas alcanzó el cuarto lugar en el salto de altura, en su tercera final mundialista, este también es de competencia, pero ya es hora de que salte un poco más, pues lleva rato en 2.33 desde que lo consiguió bajo techo, y creo que este mundial se prestaba como la ocasión perfecta para hacerlo más grande, amén de que fue la primera vez que lo consiguió en pista descubierta. Con este caso quiero detenerme en un detalle, hay atletas foráneos que los vemos superar una y dos veces su marca personal en estos certámenes, en cambio para los nuestros se hace muy difícil, no quiero demeritar la actuación de Zayas, pero realmente ya lleva un buen tiempo con las mismas marcas, y no solo él, son muy pocos los que dan un salto de calidad y de ahí la escasa producción de medallas y de clasificados a las finales. Hay que trabajar en base a eso, es muy gratificante llegar a la competencia grande y hacer la marca de tu vida, pero eso requiere de un arduo trabajo y de aseguramientos  que no solo dependen del atleta.

Bien por Silinda Oneisi Morales al incluirse entre las finalistas en el disco, ganado por una atleta que superó en casi 4m su mejor disparo, un claro ejemplo de lo que acabo de decir. Silinda tiene unas condiciones enormes y todo un futuro por delante, esperemos que no se estanque y que sus buenos resultados sean fruto del trabajo bien hecho desde dentro. La pista estuvo muy por debajo a pesar de que las opciones no eran muchas, pero los tiempos hablan por sí solos, en mi opinión, salvable la velocista Yunisleidy García, quien pese a no clasificar en ninguna de sus pruebas mostró que tiene para más. Nuestra principal cuatrocentista Roxana Gómez hace rato que no se acerca a sus mejores marcas, Zuriam estuvo discreta en los 400m con vallas  y el relevo largo, por cierto, el que ha sido vilmente criticado en las redes, y sí, estuvo mal, pero hay que tener cuidado a la hora de emitir criterios que pueden herir sensibilidades, al fin de cuentas las que corren son ellas y lo hacen con las intenciones de alcanzar buenos resultados, solo que no siempre se pueden lograr.

Las conclusiones son simples, pueden parecer clichosas, pero hay que trabajar, tenemos mucho talento por pulir, hay que hacer las cosas bien creando condiciones y acercándonos al modelo de competencia que se rige en el mundo, no podemos seguir regalándole a otros paises campeones olímpicos y mundiales, porque a pesar de la debacle en este deporte siguen saliendo figuras con la calidad suficiente de triunfar en la arena internacional. Ahora la mira está en Santiago de Chile, sede de los Juegos Panamericanos, ahí vamos en busca de mejores resultados en un año muy cargado de competencias. Esperemos que los prospectos logren consagrarse, como ya lo hizo Leyanis, pero hacen falta más, este es un deporte muy glorioso para Cuba, el segundo máximo aportador de medallas olímpicas después del boxeo, por eso no podemos dejar que decaiga.

Al menos en Budapest salió una luz al final del túnel, veremos qué nos depara el futuro, aquí estaremos siempre pendiente de ellos. Nos vemos.

Deporcuba. Budapest 2023.