Por Lilian Cid

Hace unos pocos días la historia olímpica celebraba los 19 años del oro -con récord mundial incluido- de Yelena Isinbayeva en el salto con pértiga de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Con 22 años recién cumplidos, Yelena se llevó el título olímpico y se reafirmó como recordista del mundo.

Hace unas pocas fechas también, se cumplían 18 años de aquella final mundial de Helsinki 05, dónde Isinbayeva ganó su primer título mundial, el que le faltaba su palmares, destrozando su propio récord del orbe y dejando ese 5.01m al que nadie más ha podido llegar como record para los campeonatos del mundo.

Hace unas semanas la World Athletic mostraba al mundo los 40 hitos de la historia de sus Mundiales y No estaba ella; no había rusos.

Yelena Isinbayeva ha demostrado con creces que pelos en la lengua no tiene. Y miedo tampoco. Nadie con algo que esconder se enfrentaría de forma frontal y sin edulcorantes a la administración global del deporte en el que se hizo, fue y es grande. Un deporte al que ella también impulsó.

Porque sabe lo que hizo por el atletismo y porque sabía lo que aún podría seguir haciendo se convirtió en la abanderada de la lucha por el derecho de poder competir desde el lejano 2016, cuando los dejaron fuera por primera vez.

Independientemente de si es justo o no que todos los rusos (y también los bielorusos) no puedan tener la oportunidad de contender en un Campeonato mayor, creo que omitir la impronta de ella y algunos otros de su tierra es un desafortunado desacierto.

Si no bastara Helsinki y esa victoria, también clasifica Berlín 2009 y el épico NO MARK que fue una de las grandes sorpresas de esa lid.

Pero la puesta en escena de Isinbayeva es más larga: ganó en Osaka 07 y en Moscú 13 y fue Bronce en París 03.

Ella es también la recordista del mundo con ese inalcanzable 5.06m; e hizo 28 WR en total.

Fue la primera mujer en saltar 5m, hizo 8 saltos por encima de la mítica barrera.

Es la reina, la Zarina, una adelantada a su tiempo. Una mujer que nació para volar aunque lo haya descubierto tarde (casi con 17 años).

Isinbayeva es miembro de ese selecto club de los que ganan de pequeños y se hacen gigantes como grandes: campeona mundial u18, u20, absoluta, olímpica y además recordista del mundo.

Yo también le preguntaría a Sebastián Coe y a su esquema comunicacional cuáles son las razones (que no sea su nacionalidad) por las que no tuvo opciones de estar en esa lista de acontecimientos. Si la idea es borrarla del mapa, es una mala idea (creo).

Lo inteligente sería recordar cuanto se utilizó su imagen para relanzar un deporte durante una administración en la que él era vicepresidente.

Cuando aún no existía Bolt, cuando los patrocinios eran tímidos y los atletas de atletismo ni soñaban con firmar contratos de seis cifras. En esos años ganó tres veces el título a mejor atleta del año de la antigua IAAF, le dieron el Laureaus, y el premio Príncipe de Asturias de los Deportes

Cuando miramos las marcas que se hacen hoy para ganar es imposible no reparar en que hace más de una década ella ya las destrozaba a placer.

A sus 41 años aún carga con la espina de no haber podido despedirse del deporte con una pértiga entre manos. Y si, se le extraña. Nadie le ha hablado a la garrocha como ella.