Por estos días, desde el Coloso del Este se expide el humo blanco de la victoria…»Habemus Pista» -sugiere- y nosotros, que hemos sido de muchas maneras parte, nos permitimos repasar el proceso.

Hacia finales de 2015, la situación de la pista principal del Estadio Panamericano era alarmante. Convertida, por su uso excesivo, en una superficie prácticamente inservible.

Estas imágenes lo demuestran. Son instantáneas que corresponden a jornadas de trabajo y/o competición tomadas por nuestro equipo entre 2015 y 2016.

Para ese momento el reclamo era unánime. Todos pedían a gritos una renovación; no solo de la superficie, sino de la instalación en general.

Cerrando el 2017 empezaron las acciones, se remodeló el lobby y se instaló un moderno gimnasio, que llegó como la anhelada luz, al final del túnel.

Chapa y pintura. Protocolo y buen gusto al llegar. Un escenario, en fin, acogedor, pero cargando el peso de saberse con el asunto medular aun sin resolver.

Con el arranque del 2018, iniciaron los trabajos, dentro y fuera. Se desmontaron ambas pistas, se aplaudió al INDER, a la IAAF, a la NACAA y por supuesto, a la dirección del país, por el esfuerzo.

Como casi siempre pasa, se dieron fechas prelimares que quedaron -solo- como parte de algún documento, pues aunque la superficie llegó, tuvo que aguardar pacientemente.

El 2018 se nos escapaba con este panorama. Se trabajaba, soy testigo, pero el «Sol» seguía sin brillar.

El 2018 se nos escapaba con este panorama. Pasó el tiempo, llovió mucho, alguno que otro frascos de pegamento colapsó y hasta se nos fue Lucrecia, pero nada de pista. Se trabajaba, soy testigo, pero el «Sol» seguía sin brillar.

Octubre nos abrazó con la buena nueva de que en poco más de un mes estaría lista la pista de afuera. La que ahora llamamos auxilar, y que fue la superficie de calentamiento durante toda su primera vida.

Se inauguró, se empezó a utilizar y el silencio se apoderó de los corderos. Casi nadie hablaba del Estadio Panamericano, fingimos haberlo olvidado hasta que por fin, un buen día de junio, la casa del atletismo cubano empezó a teñirse de azul.

Que es otro punto de partida, porque el mensaje de victoria también sugiere que aun resta muchísimo por hacer.