Ha concluido el Campeonato Mundial de Atletismo en Doha, Qatar, cita matizada por el logro de grandes resultados competitivos en varias especialidades, incluidos tres récords mundiales, claro, también marcada por los pobres rendimientos expresados en las pruebas de ruta, motivados por las altas temperaturas y la humedad relativa presentes en la capital catarí. El evento también se vio opacado por las polémicas decisiones de la IAAF al expresar el veredicto final sobre reclamaciones en los eventos, lanzamiento del martillo (M) y 110 con vallas.

Para Cuba, la cita atlética dejó un saldo, de un título, una presea de plata y otra de bronce, medallas que superan cuantitativamente lo realizado en la anterior edición. Londres 2017, donde solo se logró una presea de bronce (lugar 12 por países). En el orden cualitativo, se ubicaron seis atletas entre los ocho primeros de cada prueba, los que aportaron 30 puntos (lugar 13), puntuación inferior al resto de las actuaciones cubanas en estos eventos, salvo, Helsinki 1983 (11) e igual a Beijing 2015.

Se impone realizar un análisis casuístico de lo acontecido en tierras qatariés. Desde el punto de vista objetivo, las mejores demostraciones estuvieron a cargo de las discóbolas Yaimé Pérez y Denia Caballero, quienes se hicieron justicia así mismas, en correspondencia con lo realizado durante la temporada. Yaimé mostró la estabilidad que se necesita para aspirar a las medallas en los grandes eventos, estuvo próximo a su mejor lanzamiento del año (69.39 x 69.17) y el título mundial es el mayor premio como culminación de una temporada, que incluyó, además, el oro panamericano. Por su parte, Denia se rencontró con aquella atleta que logró el título mundial en Beijing, mostrando ahora en Doha que es capaz de reponerse de los envíos iniciales poco fortuitos para ir subiendo progresivamente el nivel de sus lanzamientos. Los 68.44, constituyen su tercer mejor resultado del año, distantes 76 centímetros, del 69.20 obtenido en Huelva. La medalla de plata tiene doble valor, únicamente superada por el gran momento que vive Yaimé y es la confirmación de las potencialidades, de ella y del disco cubano a nivel mundial.

DOHA, QATAR – OCTOBER 04: Denia Caballero of Cuba competes in the Women’s Discus final during day eight of 17th IAAF World Athletics Championships Doha 2019 at Khalifa International Stadium on October 04, 2019 in Doha, Qatar. (Photo by Matthias Hangst/Getty Images)

Otras brillantes demostraciones fueron realizadas por Cristian Nápoles y Luis Enrique Zayas. Nápoles, que no estuvo presente en Lima, fue capaz de mejorar su tope personal, con salto de 17.38 metros, dejando atrás los 17.34 que le dieron el título del área el pasado año en Barranquilla. Antes de presentarse en Doha, el habanero tenía en la temporada, 17.22, superándose en cuatro y 16 centímetros, respectivamente. En el caso de Luis Enrique, sus méritos adquieren mayor brillantez, toda vez, que ha competido en Doha a la par de consagrados saltadores, que lo superan en experiencia competitiva al máximo nivel, el santiaguero mostró seguridad y dominio en sus ejecuciones, tanto en la fase clasificatoria, donde lo hizo con 2.29, como en la final, con 2.30, confirmando que el título panamericano es obra de su continua superación.

La vallista Zurian Hechavarría, pese a no avanzar a la final de los 400 con vallas, realizó una excelente competencia, que la llevó a quedarse a solo tres centésimas de su marca personal lograda en Lima (55.00). Zurian ahora, a diferencia de su actuar en la capital peruana, lo hizo progresivamente, con 55.36 en la primera carrera y luego, en una fase más exigente, la semifinal, fue capaz de mejorar 33 centésimas, quedando a las puertas de la final.

La jovencita Roxana Gómez, en los 400 metros, cumplió con sus posibilidades reales, la fase semifinal, la cienfueguera mostró progresión en sus rendimientos, llegó al mundial con un 51.65 realizado en Lima y en el Khalifa Stadium marcó en la ronda uno, 51.85 segundos, crono que mejoró a 51.56 en la semifinal. Su línea de rendimiento fue de 51.97 (Goleniow), 51.65 y 51.56 segundos.

La pinareña Yarisley Silva, ya con 32 años, aunque no logró una ubicación de vanguardia, prácticamente imposible, teniendo en cuenta el alto nivel competitivo mostrado en Doha, su desempeño puede catalogarse de bueno, repitiendo su segundo mejor salto del año y distante, solo cinco centímetros, del mejor (4.75).

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En el caso del saltador de longitud Juan Miguel Echevarría, su desempeño no estuvo acorde a lo esperado, llegó a Doha con la etiqueta de favorito, merced al dominio ejercido durante la temporada y liderar la prueba, con los 8.65 logrados en Zürich, durante la final de la Liga Diamante, pero a la hora buena, no fue capaz de superar sus marcas previas; a Lima arribó con 8.34 y aunque ganó, quedó siete centímetros por debajo. Ahora en Doha, decrece 31 centímetros. Lo acontecido el 28 de septiembre, debe servirle de experiencia al joven saltador camagüeyano, quien confiado por lo realizado previamente y lo acontecido en la ronda clasificatoria, se creyó vencedor, pero en las grandes citas atléticas, una fase, nada tiene que ver con la otra, en buen cubano, “borrón y cuenta nueva”. Es verdad que el jamaicano Tajay Gayle logró el salto de su vida, pero no es un desconocido, en la pasada temporada había saltado 8.24 y en la presente tenía 8.30 y había escoltado a Echevarría en Lima (8.17), – donde estuvo de líder hasta la cuarta ronda – y Zürich (8.20); mientras que el estadounidense Jeff Henderson, fue el ganador de Toronto 2015 y es el vigente campeón olímpico, méritos suficientes para no ser subestimados.

Todo parecía indicar que la triplista Liadagmis Povea, transitaba hacía la estabilidad de sus rendimientos en eventos foráneos, cuando se aparece en Doha con un brinco de 14.08 metros, como expresión máxima de una serie clasificatoria, que incluyó, 14.01 y 13.98. Para que se tenga una idea, Povea en esta temporada en 15 competencias logró, al menos, un salto sobre la cuota exigida (14.30) para clasificar a la final del mundial, pero a la hora de la verdad, no fue capaz de ir más allá de los 14.12, que le dieron a la rumana Andreea Panturoiu el último cupo finalista. Su punto culminante durante la temporada estuvo acreditado en los 14.77, logrados, el 5 de julio, en Lausana, luego, en Lima fue aceptable con 14.60, para quedar a dos centímetros (14.75), el 24 de agosto, en París, pero en Zürich, última presentación previa a la cita qatarí, su curva de rendimientos dio muestras de descenso, con salto de 14.49. Su línea de rendimiento se manifestó así, 14.77 en Lausana, 14.60 en Lima y 14.08 en Doha.

Jordan Díaz, a pesar de su juventud, se ubicó en la final del salto triple, pero había dejado en su primera competencia del año, el 2 de julio, en Camagüey, un saltazo de 17.49 metros, marca ubicada a un centímetro del tope mundial junior y que no pudo ser mejorada en Lima (17.38), ni en Doha (17.06). Es llamativo tal regresión en un atleta de solo 18 años, sin que se conozca la presencia de lesiones en el actual año.

El velocista Reynier Mena, pese a su inclusión en la fase semifinal, con crono de 20.52 segundos, no se acercó a su mejor resultado del año, marca que, luego, tampoco pudo mejorar en esa carrera, al realizar 20.61 segundos. Mena había dejado en casa, un 20.35, acreditado, el 22 de febrero. Su línea de resultados muestra inconsistencias, logrando el mejor resultado en la fase inicial, tanto en Lima (20.56 y 20.62), como en Doha (20.52 y 20.62).

La mediofondista Rose Mary Almanza, como ya es costumbre en ella, no mostró nada que no conociéramos, correr entre las líderes la primera parte, para luego ser devorada por las atletas con mejores estrategias, tácticas y por supuesto, mejor final de carrera. La camagüeyana accedió a las semifinales, fase a la que también había arribado en Moscú 2013, Beijing 2015 y Londres 2017. Con una sola carrera inferior a los 2:00.00 en la temporada, era poco probable que Rose Mary pudiera conseguir un puesto en la final. Ahora estuvo 2.14 segundos por encima del 1:59.04, conseguido en un mitin en Golenoiw, el 26 de junio.

El discóbolo Jorge Yadian Fernández, también experimentó un bajo rendimiento en la cita catarí, con un pobre envío de 60.60, distante 4.22 metros de su marca del año (64.82), lograda en La Habana, el 18 de mayo. Fernández, en Lima, había quedado a 58 centímetros, ahora se alejó a 4.22 metros, mostrando regresión en los resultados.

Otro con un pésimo rendimiento fue el triplista Andy Díaz, quien atesoraba un salto de 17.22, logrado, el 10 de febrero en Camagüey. Llama la atención que Andy no haya podido superar ese resultado, transcurrido 229 días con un proceso de entrenamiento que debió irse haciendo más específico en la medida que llegaba a su punto culminante. El saltador habanero, sin que se conozca de lesiones, por el contrario, mostró una total regresión, con 16.83 en Lima (-0.39cm) y 16.41 en Doha (-0.81cm).

El vallista corto Roger Valentín Iribarne, realizó una pésima carrera, en la que se vio totalmente fuera de ritmo, terminando último en su serie eliminatoria, con crono de 14.37 segundos. Iribarne, que tampoco logró un buen desempeño en Lima (13.63), tiene una mejor marca este año de 13.40, realizada en Chorzów, Polonia (16 de junio), de la se alejó ahora en casi un segundo (0.97).

De la heptalonista Adriana Rodríguez, se conocía que sería imposible su participación en la prueba de heptathlon, debido a que no cumplimentó los 6300 puntos exigidos, en cambio, era posible la inclusión en el salto de longitud, avalada por los 6.70 logrados en Cáceres, el 26 de junio, lo cual se aprovechó para brindarle la posibilidad de competir al más alto nivel, no se le podía exigir un rendimiento máximo, no es su prueba principal.

En cuanto a la jovencita cubana Melany Matheus, tercera discóbola criolla presente en la justa mundial, incluida a última hora por la IAAF, estuvo lejos de los 60.47, con apenas 52.52. Aplaudimos la asistencia a estos eventos, de los atletas que por sus resultados, se ganan el derecho a hacerlo, pero tampoco podemos celebrar la asistencia de otros, que habiendo terminado su período competitivo sean convocados. Este el caso de Melany, había ganado con 59.53 a mediados de julio pasado, el Panamericano junior, en San José, Costa Rica y desde esa fecha, debió colgar el disco hasta el inicio del nuevo ciclo preparatorio, previsto para septiembre u octubre.

El relevo 4×400 femenino de Cuba en Doha 2019 logró un crono de 3:29.84 para mejorar su marca del año.

Por último, está el relevo 4×400 femenino. Se sabía que era la única posta cubana con algunas posibilidades de asistir a Doha, como finalmente ocurrió, las muchachas lo hicieron bien, con tiempo de 3:29.84, el mejor desempeño del año, pero de haber contado con una corredora de 400 metros, en lugar de Adriana Rodríguez, la clasificación a la final era posible; ¿por qué no se llevó a una especialista en esta prueba?

Ha quedado atrás el mundial de Doha, cerrando el último ciclo competitivo que antecede al período que nos llevará hasta los Juegos Olímpicos de Tokio, por lo que se impone un pormenorizado análisis, tanto de los rendimientos positivos, para seguirlos obteniendo y superarlos, cómo de los negativos, para encontrar las causas y trabajar en su erradicación.