Juan Miguel Echevarría ha ganado la medalla de bronce en el Campeonato Mundial de atletismo. Un resultado que se sale de todos los pronósticos, porque casi todos esperaban (mos) de él, el oro.

En el deporte, como en la vida, hay pocos vaticinios exactos y cuando estos quiebran en la dirección menos halagüeña provoca reacciones impredecibles en quienes nos tomamos la atribución de juzgar.Es por ello que hoy llueven los criterios sobre el resultado obtenido por el talentoso saltador cubano, cuyo favoritismo pre competencia fue destrozado, sobre todo, por un Tajay Gayle que vivió en Doha, la jornada más productiva de su carrera deportiva.

El jamaicano saltó lo mejor de su vida para ganar. Un 8.69m que le sitúa como décimo en el ranking histórico de esta especialidad. Convertido, también, en dueño de la tecera mejor marca de la historia de los campeonatos mundiales, y en recordista nacional de Jamaica.

Lo de Juan Miguel, 8.34m, en tanto, no puede evaluarse como bueno. No podemos conformarnos con eso porque está debajo de lo que se pensó (planificó), podía hacer. Él lo sabe, lo ha reconocido y esto es quizás lo más importante.

“No estoy satisfecho, pero de alguna manera estoy feliz de haber ganado la primera medalla para Cuba aquí. Tengo que seguir trabajando en esos aspectos que me faltan. Estoy sano y pensando en el próximo año. Hay mucho talento en el salto de longitud. Gayle es joven y tenemos atletas más experimentados como (Jeff) Henderson. Son grandes competidores y espero que el próximo año sea tan emocionante como este año.

Al margen, hay que decir que ha saltado en el entorno de sus marcas. Este 8.34 es su tercer mejor brinco oficial del año, solo superado por el 8.65 de la final de la Liga de Diamantes y el 8.40m de la clasificatoria. Tiene también en su palmarés de 2019, otro 8.34, un par de brincos sobre 8.32, un 8.27, 8.15, 8.12 hasta sumar 11 resultados oficiales al aire libre.

Esta ha sido una temporada inusual. Larga; demasiado larga para él que ha estado saltando desde principios de febrero cuando inició la ruta invernal en la que ganó el circuito bajo techo compitiendo con un mejor rendimiento de 8.21m.

Con Juan Miguel se ha trabajado por varios picos en su rendimiento, ha competido muchísimo, y ha estado, incluso, lesionado. Se va de Doha con una medalla y tenemos que poner por delante el hecho de reconocer que no es tan fácil -como parece- ganar una medalla mundial en cualquier deporte.

En Doha, Echevarría no ha sido protagonista de la noche soñada pero su actuación no puede ser catalogada como un desastre. Tiene solo 21 años, hay una vida por delante. De esta noche, eso sí, y de esta temporada hay que sacar las lecciones necesarias para hacer ajustes y que, en lo adelante, su carrera sea todo lo excelsa que -desde lo deportivo- se presagia.

Echevarría es un portento, pero es humano. Lo acaecido aquí pone sobre la mesa el reto de poder revertir las enseñanzas de esta noche en las claves para asaltar, de una vez y por todas, el cielo. Que Gayle sea el revulsivo, como lo fue Riza Kayaalp para Mijain López, salvando las distancias.

“Este año ha sido desafiante. Nunca he competido hasta tan tarde en la temporada, pero en general estoy feliz de ganar la primera medalla para Cuba. Estoy seguro de que mi madre habría estado muy orgullosa con la medalla. También me gustaría agradecer a mi entrenador y a la gente en Cuba”