heidy-rodriguez-lopez-voleibolPor: Norland Rosendo/Cubahora Deportes

Eran las 11:00 de la noche en La Habana. Como los periodistas solemos cambiar horas de sueño por horas frente a la computadora, yo estaba tratando de pescar en las redes sociales datos para mis trabajos.

El bombillo verde se activa. En la inmensa lista de conectados al chat de Facebook está Heidy Margarita Rodríguez López, la voleibolista cubana que fuera contratada para la actual temporada liguera por el club checo VK Agel Prostéjov.

— Buenas noches, soy el periodista cubano —me presento.

— Sí, lo sé, pero aquí son las 5:00 de la mañana. Desperté no sé por qué, y debo descansar para ir temprano al entrenamiento. Disculpe, después hablamos.

— Lo siento, no me di cuenta —tecleé a modo de excusa.

Me envió una foto del equipo en la que ella aparece identificada con el número uno en el uniforme, y con un “luego, chateamos”, se esfumó de Facebook.

Nueve horas después, ella volvió a aparecer en el set virtual de conversaciones.

— Buenos días, periodista, tengo tiempo ahora, le reitero mis disculpas, pero por la madrugada no podía, tenemos seis horas de diferencia.

Y así se reanudó, más rápido de lo que supuse, esta entrevista con la muchacha de Santa Clara, nacida el 24 de junio de 1993, a la que un amigo mío, conocedor del voleibol, le encuentra muchos parecidos con Yumilka Ruiz, la virtuosa y explosiva atacadora cubana.

Este año Heidy fue escogida para acompañar a Sulian Matienzo —que repite su contrato en el club checo—, pues la estelar Melissa Vargas, de excelentes resultados en la temporada anterior, se restablece de una lesión en el hombro derecho.

— ¿Cómo han sido las primeras jornadas allá?

— Todo está bien, mi rendimiento ha sido bueno, con gran efectividad al ataque en los primeros partidos.

— Y la bienvenida…

— Debo confesar que nunca pensé que todos fueran tan solidarios conmigo, tanto las jugadoras como los entrenadores.

— Esta es tu primera experiencia con un club profesional, ¿te sientes presionada?

— Para nada, yo estoy aquí para elevar mi rendimiento, ayudar a este equipo durante los siete meses de mi contrato y ganar en madurez para cuando regrese a Cuba ayudar más a nuestra selección nacional. También creo que esta oportunidad es otra puerta para que otras compañeras mías puedan ser contratadas.

—Supongo que la titularidad sea uno de tus propósitos inmediatos…

— Los entrenadores les han dado oportunidades a todas las jugadoras para que puedan optar por un puesto en el sexteto regular, depende del rendimiento de cada cual; y yo vine a jugar, y hacerlo bien, para estar entre las que abran cada partido.

— Entonces, ¿los entrenadores están satisfechos contigo hasta ahora?

— Por lo que me han dicho sí, y eso que falta bastante; pero nada, soy cubana y tengo bien claro cuáles son mis objetivos aquí.

— Desde el punto de vista del juego, ¿en qué elementos consideras que debes superarte?

— En la defensa, porque años atrás yo era central, salía muy rápido del terreno, y ahora soy opuesta y me mantengo más tiempo dentro de la cancha. Estoy realizando ejercicios para mejorar los movimientos en la zona defensiva y tener buena colocación, con la ayuda del bloqueo simple o doble, que es lo que más se ve en juego.

— ¿Y prefieres la posición anterior o la actual?

— Me gusta más jugar de opuesta, ya que siento que aporto más al equipo, que soy más útil, sin menospreciar a las centrales. Además, gracias a mis resultados por esa zona fue que entré a la preselección nacional cubana.

— ¿Notas mucha diferencia en los entrenamientos de allá con los que efectúas aquí?

— No tanta, pero aquí entrenamos dos jornadas diarias, dos horas se dedican a aspectos puramente técnicos y hay dos días que son para el gimnasio. La preparación depende de los problemas que tengamos.

— Supongo que el idioma sea una barrera…

— Es cierto que no hablamos la misma lengua, aunque hemos salido a cenar juntas para festejar el cumpleaños de una de las atletas, y tenemos buenas relaciones.

— ¿Hay más extranjeras en el club?

— Además de Sulian y yo, hay una italiana, una turca y dos alemanas; el resto sí es de la República Checa.

— Y de Cuba, ¿qué es lo que más extrañas?

— Primero que todo a mi familia; también a mis compañeras del equipo nacional, que convivimos casi todo el año juntas. Extraño el calor de Cuba, a su gente paseando por las calles.

— Por último, antes que el voleibol ¿hubo otro deporte en tu carrera?

— No, desde los diez años empecé en el voleibol en la EIDE Héctor Ruiz, de Villa Clara, con la profesora Guillermina Abreu. Desde entonces, lo mío son los remates, los bloqueos, el saque…