Transcurre el mes de mayo y en el horizonte aparecen los Juegos Panamericanos; el principal evento deportivo en el año para el deporte cubano y el segundo en la ruta hacia los Juegos Olímpicos de Tokio. Antes de revisar el panorama que rodea la posible actuación del atletismo criollo en la cita peruana, cabe recordar que, en la pasada edición celebrada en Toronto, Canadá, los atletas cubanos conquistaron nueve medallas: cinco títulos, tres preseas de plata y una de bronce; “producción” esta que fue inferior a todas las anteriores participaciones posteriores a 1959, con la excepción de Sao Paulo 1963.

Ahora, es imprescindible reconocer que corren otros tiempos y los Juegos Panamericanos han tenido un realce en el aspecto competitivo, siendo potenciada la asistencia de muchos de los mejores atletas del continente, elevando cualitativamente el nivel de estas citas y complejizando, como es lógico, la conquista de preseas.

Asimismo, les comento que en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados el pasado año en Barranquilla, el primer evento multideportivo del ciclo olímpico el atletismo cubano conquistó 27 preseas: diez títulos, ocho medallas de plata y nueve de bronce. El recuento vale como argumento sobre cómo se manifiesta la realidad actual del atletismo en América.

Hasta el momento, más de 60 atletas cubanos han cumplimentado las marcas exigidas para ser elegibles. El hecho de haber vencido las cuotas no ofrece la clasificación directa, pues existen cupos por pruebas que serán otorgados, teniendo en cuenta el ranking de los clasificados por especialidades. Ejemplo; 100 metros (M-F) 24 plazas
para cada sexo.

Entrando en detalles sobre las posibilidades del campo y pista cubano en la capital peruana, debemos partir expresando que se puede superar lo realizado hace cuatro años en Toronto, aun cuando, el evento limeño no debe ser inferior en calidad competitiva al canadiense.

La comitiva criolla pudiera estar conformada por unos 50 representantes, de los cuales 15 0 20 tienen opciones de subir al podio, incluido tres relevos. Los candidatos con mayores posibilidades de conquistar el título, en sus respectivas pruebas están encabezado por el saltador de longitud Juan Miguel Echevarría, le siguen las discóbolas Yaimé Pérez y Denia Caballero, la heptatlonista Yorgelis Rodríguez y la pertiguista Yarisley Silva.

En el salto triple, entre los hombres, los dos saltadores criollos que viajen a Lima, lo harían en igualdad de condiciones con el brasileño Almir dos Santos y con los estadounidenses que sean convocados, salvo Christian Taylor y Will Claye. El discóbolo Jorge Fernández, merced a su buen desempeño el pasado año en Barranquilla, es otro que puede batallar por la medalla de oro, junto al colombiano Mauricio Ortega y a los dos estadounidenses asistentes.

En un segundo grupo, ya con mayores rivalidades estarían la corredora de 800 metros Rose Mary Almanza; la balista Yaniuvis López, la posta 4×400 (F) y la triplista Liadagmis Povea, esta última, enfrentando una de las pruebas –si no la que más- con más nivel de la justa debido a la presencia de las mejores del mundo actualmente: la colombina Caterine Ibargüen y la venezolana Yulimar Rojas, entre otras.

Las posibilidades de preseas para Cuba continúan con varios atletas más: el saltador de longitud Mykel Massó puede escoltar en el podio a Juan Miguel; mientras que Adriana Rodríguez puede acompañar a Yorgelis en el heptalon o hacerlo en el salto de longitud. La vallista Zurian Hechavarría, con crecimientos estables, también está en condiciones de acceder a las preseas. El decatlonista Leonel Suárez, aunque no ha tenido buen desempeño en las dos últimas temporadas también puede subir al podio, siempre y cuando sea capaz de acercarse a los 8200 puntos.

Los corredores Roberto Skyers (9.98) y Reynier Mena (10.02), con grandes progresos en la presente temporada, son otros a tener en cuenta, pero sucede que, en los 100 metros, estas marcas pudieran no bastar. Aunque es un hecho que repetir sus mejores registros en Perú, los colocaría con muchísimas opciones de colgarse al cuello una medalla. Tampoco se descarta al cuatrocentista Yoandys Lescay y a los martillistas Roberto Janet y Reinier Mejías.

En cuanto a los relevos, las mayores opciones parecen acompañar a los hombres, aunque cada una de las postas se enfrenta situaciones diferentes. El 4×400 (medallista en Guadalajara y Toronto) presenta un solo corredor capaz de descender de los 46.00 segundos, lo que le resta posibilidades antes otras cuartetas más equilibradas; mientras, el 4×100 (última medalla, Santo Domingo 2003) actualmente cuenta con tres atletas que presentan cronos inferiores a los 10.20 segundos, pero no desciende de los 39.00 segundos desde la temporada 2016, lo cual los limita en sus opciones de cara a las preseas.

En resumen, el atletismo criollo pudiera conquistar entre cuatro y ocho títulos en la ya cercana cita panamericana de Lima 2019, acompañados estos, por unas cinco o seis preseas de plata y bronce, lo cual constituiría una buena actuación teniendo en cuenta el contexto actual que vive este deporte en el continente.