Por Eddy Luis Nápoles Cardoso

La opinión Eddy Luis Nápoles nos acerca a su punto de vista crítico sobre el método de competencia de la categoría 13-14 años en el atletismo cubano.

En los últimos años he estado desvinculado de los actuales acontecimientos que, en materia de convocatorias se han producido en el atletismo cubano, sobre todo, en las categorías escolares, donde se asienta la base de la pirámide del alto rendimiento y desde donde se inician los procesos formativos en las diferentes especialidades atléticas.

Recientemente, en intercambio con entrenadores avileños, he podido conocer las pruebas competitivas para los atletas de la categoría 13-14 años, el penúltimo escalón hacía la cima de la cúspide en la pirámide deportiva cubana. Estas han sido agrupadas en seis “hexalones” (seis eventos), en ambos sexos que no apuntan a una estrategia óptima tanto desde lo metodológico, como desde el punto de vista técnico y físico.

No voy a detallar aquí cada uno de esos hexalones, porque todos padecen del mismo mal en su organización, pero comentaré alguno para que podamos entender con ejemplos, algunas de las razones que hacen que esta forma de trabajo no sea la más idónea.

Si tomamos de muestra el combinado número 6, que según refieren está direccionado a la marcha deportiva e incluye las pruebas de 50 metros planos, 60 con vallas, salto de longitud, impulsión de la bala, 1200 metros y 3 mil metros de marcha, enseguida saltan a la vista múltiples interrogantes, pero las voy a resumir en una ¿qué puede aportar a un futuro marchista, competir en pruebas no afines a su especialidad?, ¿necesita un marchista para su formación, competir en pruebas de vallas, bala, longitud e incluso, velocidad, que pudieran desvirtuar la concepción de los movimientos de la marcha deportiva (siempre debe existir contacto visible de un apoyo con el suelo).

El otro punto neurálgico de los actuales “hexalones” son las tablas de puntuaciones para evaluar los resultados. Tablas que no existen, y en lugar de confeccionar un esquema de puntuación, hemos optado por otorgar una puntuación inversa (desde el 12 al 1), entre el ganador y el ocupante de puesto 12º, para luego sumar los puntos logrados en cada una de las seis especialidades. Con esto, se iguala un resultado destacado o sobresaliente a uno mediocre.

Ejemplo, el artemiseño Anthony Limonta (hexalón 5), obtuvo 12 puntos por sus 6.47 segundos en 50 metros, el segundo lugar en esa propia prueba, el guantanamero Roberto Mota, 11 puntos por sus 6.76 segundos. En definitiva son 29 centésimas de diferencia entre uno y otro que equivalen a un único punto de diferencia en su resultado global. De Anthony a Roberto se nos escapan muchísimos argumentos debido al sistema de puntuación, que hace que los resultados sean muy poco objetivos, Todo pasa por la ausencia de las correspondientes tablas de puntuaciones, que debieron confeccionarse con una relación coherente para evaluar los resultados en dependencia del sector o área que se trate (velocidad-saltos, lanzamientos o medio fondo y marcha).

Veamos otros aspectos sobre este tema, metodológicamente, ¿es correcto someter a los atletas, entre los 13 y 14 años, a las intensidades competitivas en seis pruebas, aun cuando estén espaciadas, dos el primer día, dos el segundo y una, el tercero y cuarto día? ¿Está debidamente “acondicionado” el organismo de los atletas (adolescentes), psíquica y físicamente, para recibir los elementos técnicos y las cargas físicas, correspondientes a seis especialidades diferentes?. La World Athletics eliminó el campeonato mundial de la categoría sub 18 para reducir la presión de atletas en edad de plena formación, ante la avalancha de casos de muchachos con grandes resultados en edades tempranas que luego desaparecen de la élite al crecer.

De vuelta al hexalón de marcha, en el gremio se comenta que esta “innovación” fue realizada por un grupo de “expertos”; lo no sabemos es si esos avezados especialistas tuvieron en cuenta la opinión de entrenadores como Ubaldo Díaz, David Castro, Lucas Lara, Sixto Hierrezuelo, Rigoberto Medina, Pedro Cañizares, formadores de los mejores atletas criollos en esta especialidad o contactaron con Jorge Luis Pino, Edel Modesto Oliva, Yarelis Sánchez y Oslaidys Cruz, nuestros mejores exponentes, para interesarse como fueron sus inicios en esta especialidad.

A lo largo de los años, en esta categoría (12-13 o 13-14), se han agrupado varias pruebas, ya sean, triatlones, cuatrilones o en algunos casos, duatlones, pero siempre haciéndolos con especialidades afines. Así estuvieron aglutinadas, pruebas como, 60 metros planos, 80 con vallas y salto de altura o las dos primeras y salto de longitud, afines a velocistas, vallistas y saltadores. Para los lanzadores, se conjugaron, 60 metros planos, bala y disco o 60 metros y jabalina. Por su parte, los futuros mediofondistas y fondistas, disponían de, 80 metros, 600 metros y 1200 metros o un cross. Mientras que los “multiplistas” realizaban un pentatlón y los marchistas, dos pruebas de caminata y un cross.

Sobran los ejemplos que argumentan la objetividad de aquellos “combinados”, atletas cubanos que lograron escalar al máximo nivel, cuyos rendimientos, aún no han sido igualados por sus semejantes, emergieron de esos trialones, cuatrilones y duatlones. Se pueden citar los nombres de, Ana Fdelia Quirot, Maritza Martén, Javier Sotomayor, Hilda Elisa Ramos, Iván Pedroso, Anier García, Osleidys Menéndez, todos consultados en su momento. Javier Sotomayor, flamante recordista mundial en salto de altura, interrogado sobre este particular, expresó “En los momentos actuales, yo no hubiera asistido a los Juegos Escolares, siendo 13-14 salté 2.00, pero en Matanzas, Marino Drake era más integral, tenía mejores resultados que yo, en salto de longitud, en vallas«

El cienfueguero Vicente Sánchez, exlanzador de martillo, confiesa que entre los 13-14, compitió en un triatlón (martillo, bala y jabalina); otro sureño, el corredor Raidel Acea lo hizo en, 60, 600 y 1200 metros, al triplista santiaguero Alexis Copello, le correspondió uno que incluía, 80, 300 metros y salto de longitud; al vallista habanero Yasmani Copello le tocó un cuatrilón, con 80 metros planos, 80 con vallas, 300 metros planos y 300 con vallas, mientras que el mediofondista Andy González, hizo 80, 600, 1200 metros y cross. Entre las mujeres, que compitieron en 12-13, la discóbola matancera Hilda Elisa Ramos, realizó un cuatrilón (60 con vallas, bala, disco y 600 metros); la multiplista guantanamera Yolaida Pompa, lo hizo en 60 metros, 80 con vallas, salto de altura y longitud; su coterránea, la vallista Oraidis Ramírez compitió en, 60 planos, 80 con vallas y 200 con vallas; la triplista Olga Lidia Cepero, recuerda haber realizado un cuatrilón (60 metros, salto de altura, longitud y 60 con vallas), cerrando la marchista cienfueguera Leisy Rodríguez, quien marchó 1600 y 3200 metros y corrió un cross. En resumen, una muestra diversa de épocas anteriores, donde prevalece la afinidad entre pruebas disputadas.

En materia de convocatorias, que es un aspecto determinante en el atletismo, a cualquier nivel, recuerdo, que siendo un novato, en 1995 fui convocado a participar en la discusión y aprobación de las convocatorias del atletismo cubano para el ciclo 1996-2000, reunión celebrada en Sancti Spíritus, con la presencia de los comisionados provinciales y presidida por Jesús Molina, máximo directivo del atletismo criollo, en aquel entonces. En esa “asamblea”, ante las propuestas presentadas, se realizó un análisis objetivo, sobre el por qué de cada prueba, según la categoría competitiva, no existiendo imposiciones, ni criterios de “expertos”, pero si consenso; los máximos especialistas estaban allí a pie de obra. Se trataba de continuar encausando el atletismo cubano por el camino correcto, garantizando su armónico desarrollo.

Si miramos atrás y evaluamos el presente, el atletismo cubano anda lanzando piedras al vacío, como expresó el poeta británico Alexander Pope “Errar es humano, perdonar es divino, rectificar es de sabios”. Entonces, cuando alguien descubre que se ha equivocado lo más prudente es enmendar el error, antes que este desliz se haga crónico. Confío y espero que se imponga la sensatez e inteligencia desde la directiva actual del atletismo cubano.