kemboiVeintiún años tenía Ezekiel cuando ganó su primera presea en los 3000 metros con obstáculos en Campeonatos Mundiales. Fue de plata, un 26 de agosto en París. Allí el joven cedió, con marca de 8:05,11 ante el “catarí” Saif Saaeed Shaheen (8:04,39).

Saaeed Shaheen no era otro que Stephen Cherono, un keniano nacionalizado que en septiembre de 2004 fijo en 7:53,63 el registro que aun rige la  especialidad.

Doce años después, con 33 cumplidos, Kemboi corrió en 8:11.28 el tramo obstaculizado en Beijing, y otra vez fue mejor que todos para firmar su cuarto título al hilo (Berlín´09, Daegu´11, Moscú´13 y Beijing´15) de su carrera. Superó  a su maestro,  Moses Kiptanui, quien ganó en Tokio 1991, Stuttgart 1993 y Gotemburgo 1995. En total son siete las preseas que ha ganado “el bailador” en estas lides (también colecciona las medallas de plata en conseguidas en Paris´03, Helsinki´05 y Osaka´07); una hazaña para reseñar con mayúsculas. Éxitos que se cuentan pero no resuenan tan alto, parte del precio que toca pagar cuando se compite en una especialidad poco publicitada. Sin embargo, el legado de Ezekiel es incuestionable, súmele que también se adjudicó los títulos olímpicos en Atenas´04 y Londres´12, en la construcción de una historia que aun no ha terminado de escribirse.

Por el otro carril va Lavillenie, bronceado en Beijing para extender a cuatro su cadena de derrotas en campeonatos mundiales. Y es que este galo, que sabe lo que es saltar por encima de los 6 metros desde 2009, que tiene en su poder la mejor marca de todos los tiempos (6.16) y que se ha cansado de destrozar el ranking de cada temporada sigue debiéndose el salto de gracia para colgar un título mundial en sus vitrinas. En este agosto quedó para bronce. No pudo con los 5.90 pese a haber entrado en concurso en la altura precedente. Y vio como el jovencísimo canadiense Shawnacy Barber se colgaba un metal que a priori todo el mundo dio como suyo.

Lavillenie estuvo en Berlín´09 y fue bronce al igual que en Daegu´11, fue plata en Moscú y ahora volvió a quedar para un tercer puesto, particularmente compartido con otros dos atletas. No se le vio celebrar; ¡cómo hacerlo!