Foto: Otmaro Rodríguez

Foto: Otmaro Rodríguez


Por Harold Iglesias Manresa/ Cubasi
Varias variables se han conjugado para que el atletismo nuevamente tenga el peso de catapultar a Cuba en el medallero de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz (del 14 al 30 de noviembre).
La primera de ellas es el hecho de que está calendariado entre los días 23 y 30 de noviembre, lo cual significa que si nuestra delegación hasta ese momento pugna a brazo partido con los anfitriones —tentativamente debe ser México el país de mayor empuje, si de rivalidad se trata—, los exponentes del campo y pista, al igual que en Cartagena de Indias 2006 y en los Panamericanos de Guadalajara 2011 (consiguieron 18 títulos) buscarán catapultar a la comitiva antillana.
Otro elemento importante lo constituye la ausencia de muchas de las principales figuras de la región, las cuales, luego de estar inmersas en una temporada atlética estival de excesivo rigor, declinaron participar, al igual que en otras ocasiones, en la justa multideportiva centrocaribeña, pues habitualmente octubre y noviembre constituyen meses de relajación y descanso para ellos. En esa condición están Usain Bolt, Shelly-Ann Fraser-Pryce, Jehue Gordon, Nickel Ashmeade, Javier Culson, Leuguelín Santos, Keshorn Walcott, Richard Thompson y Félix Sánchez, por solo citar algunos nombres de prestigio.
Lo cierto es que sin importar la incidencia de ninguno de esos agentes externos, el disco se perfila como una de esas pruebas de contundencia total en pos del vellocino dorado. La afirmación se ampara sólidamente en Denia Caballero (13 de enero de 1990), Yaimé Pérez (29 de mayo de 1991) y Jorge Fernández (2 de octubre de 1987).
Una simple mirada a sus registros da fe de su condición de favoritos, incluso con la posibilidad en el caso de las féminas de quebrar el récord para el certamen, fijado por María Betancourt en 63.76 metros desde La Habana 1982.
Yaimé, si bien no pudo lograr estabilizar su rendimiento sobre esa marca extrafronteras, exhibe un respetable 66.03 que la sitúa primera en el entry preliminar y sexta del ranking mundial. Denia, en cambio, se mostró más consistente mar allende, pese a no superar los 64.89. No será nada festinado pronosticarles el uno-dos de la prueba, especialmente si se toma en cuenta a las ocupantes del podio en Mayagüez 2010: la venezolana María Cubillán se tituló con discretos 52.21, escoltada por la trinitaria Annie Alexander (51.03) y la mexicana Paulina Flores (49.57). En lo que va de año, la que más se aproxima a nuestras discóbolas es la jamaicana Kellion Knibb (61.34).
En el caso de Fernández, la temporada del 2014 le abrió los brazos a su cota cimera de 66.50, algo que le urgía en el plano psicológico para convencerse de que ciertamente está en la elite del disco masculino. Es muy poco probable que emule los 70.20 de Luis Mariano Delís, también en la edición de La Habana 1982, pero su mentor Raúl Calderón confía en que se acerque bastante o supere el actual registro personal, con lo cual no tendría dificultad alguna para titularse, pues ni el jamaicano Jason Morgan (59.43), ni el venezolano Jesús Parejo (54.88), ni el mexicano Mario Cota (54.70), quienes coparon el podio en Mayagüez 2010, se le aproximan. Aunque ojo, el propio Morgan exhibe 64.72 en este 2014.
Calderón y los ases en la jaula de lanzamientos

Raúl Calderón es un entrenador que se le cuela al disco, eso nadie lo cuestiona. Contribuyó en gran medida a materializar el talento de Yarelis Barrios y ahora esculpe el mineral de futuras estrellas con nombre Denia y Jorge. A propósito de una temporada atípica en materia de preparación y confrontaciones, accedió a pormenorizar con Cubasí bsobre las estrategias empleadas y características de sus pupilos:
«Este ha sido un año atípico, con el compromiso fundamental fijado en la segunda quincena de noviembre, de ahí que trabajamos un primer periodo de entrenamiento largo, sin apretar las cargas. Denia tenía proyectado entre 62-63 metros durante esa primera etapa y sobrecumplió al llevar el disco hasta 64.89 el 11 de junio en Oslo, Noruega, mientras a Jorge se le diseñó un aproximado de 63-64, pues tuvo un bajón en ese lapso en la concentración de la atención. Pese a ello disparó 65.25 acá en La Habana en el Memorial Barrientos.
«En esta última etapa, luego de medir los parámetros de fuerza máxima, me atrevería a decirte que ambos pueden estar frisando o superando sus registros cumbres —65.60 en el caso de Denia y los mencionados 66.50 de Jorge—, Denia está pesando 81 kilogramos y el aumento de la masa muscular no se ha traducido en disminución de la velocidad ni explosividad en su giro. Ahora debe optimizar esos indicadores, pues ya ha adquirido madurez competitiva y dominio técnico, luego de invertir el cambio de doble apoyo en el 2011.
«Jorge necesitaba reafirmación en la elite, pesa 108 kilogramos y mide 1.92, físicamente posee condiciones excepcionales y solo debe buscar el ángulo de salida idóneo en sus ejecuciones, acoplar la posición del brazo y no pasarse en ese impulso final».
Denia: «Estoy trabajando sobre el ritmo en cada secuencia de lanzamiento. Ando muy rápida pues el aumento de peso no significó disminución alguna de la velocidad. La clave está en la segunda mitad del movimiento, y elevar un tín el ángulo de salida, pues ya domino con comodidad la inversión de los apoyos».
Jorge: «Estoy centrado en continuar creciendo como discóbolo, prepararme y alcanzar la forma óptima justo en el momento preciso. El año próximo hay Mundial y quiero sacudirme del fantasma que me acecha en los momentos claves. Le agradezco a mi entrenador Raúl Calderón buena parte de la madurez y enfoque que he ido adquiriendo. El impulso final y no pasarme con el brazo a la hora de soltar el disco se cuentan entre las pequeñas cuestiones que intento pulir técnicamente».
Pocos dudan de que el campo y pista tenga el repunte habitual en Veracruz. De seguro Yaimé, Denia y Jorge, harán su contribución.