Por: Eddy Luis Nápoles

Les propongo comenzar a conversar sobre los Campeonatos Mundiales de Atletismo para menores de 20 años, cuya XVII edición se celebrará entre el 10 y el 14 de julio venidero en Tampere, Finlandia.

De momento nos referiremos a los atletas que dejaron sus huellas en estas citas y posteriormente brillaron en lo más alto del Olimpo atlético. Entre ellos podemos mencionar, al fenomenal jamaicano Usain Bolt, al “emperador” etíope Haile Gebrselassie, al caminante ecuatoriano Jefferson Pérez, la simpar rusa Yelena Isinbayeva o la morena cubana Osleidys Menéndez.

Iniciaremos el recorrido, por aquella lejana primera cita mundial junior celebrada en Atenas, Grecia, en 1986, evento que nos legó para la posteridad al cubano Javier Sotomayor, quien posteriormente, en 1988 se erigió recordista mundial en salto de altura, con 2.43 metros, coronándose titular olímpico en Barcelona, en 1992. El criollo, también conocido como “El Príncipe de las Alturas”, logró en 1993 un salto de 2.45, cuota que aún se mantiene como tope mundial en esta prueba.

De esa cita ateniense, emergieron los estadounidenses Michael Marsh, Carlette Guidry y Maicel Malone; Marsh, vencedor olímpico seis años más tarde, en 200 metros y en la posta 4×100, en esta última, con récord mundial; Guidry, lo hizo en 4×100, ambos en tierras catalanas y Malone, titular en Atlanta 1996, en el relevo 4×400.

La portuguesa Fernanda Ribeiro, también inició su camino al Olimpo en Atenas, teniendo su coronación diez años más tarde en Atlanta, en 10 mil metros, Ribeiro estableció además, récord mundial en 5 mil metros en 1995. Otros que germinaron en la capital griega fueron los discóbolos alemanes Lars Riedel e Ilke Wyludda, ambos reinaron en la cita olímpica de Atlanta, en 1996.
No menos descollantes fueron otros aparecidos en Grecia, como el británico Colin Jackson, titular y recordista mundial en 110 con vallas (12.91), en Stuttgart 1993; la alemana Franka Dietzsch, campeona mundial en Sevilla 1999, Helsinki 2005 y Osaka 2007, en el disco.

La segunda edición de los campeonatos mundiales junior celebrada en Sudbury, Canadá, en 1988, propició el cimiento de varias luminarias olímpicas, iniciando con los corredores Noureddine Morceli y Fermín Cacho, quienes fueron plata y bronce en el país de los Grandes Lagos.

El español Cacho, fue una de las agradables sorpresas, cuatro años más tarde en los Juegos Olímpicos de Barcelona, con su título en 1500 metros, carrera donde Morceli era apenas séptimo, pero el argelino se impuso en la siguiente parada olímpica, en Atlanta 1996, con Cacho de escolta.

En los 3000 con obstáculos, en Sudbury, el kenyano Matthew Birir, no fue el rey, ganó su paisano William Koskei, él ganó en Plovdiv, pero cuatro años después en Barcelona, lideró la tripleta de su país, con Patrick Sang y William Mutwol, que copó el podio olímpico.

En el salto con pértiga, el ruso Maksim Tarasov, tampoco venció en esa ciudad canadiense, pero en la cita catalana, aprovechó muy bien el descalabro del astro ucraniano Sergey Bubka y se coronó campeón olímpico, además logró el título mundial en Sevilla 1999.

Otro segundo que pasó a primero, fue el decathlonista checo Robert Zmelik, escolta del alemán Michael Kohnle en Sudbury, pero flamante titular olímpico en Barcelona.

El corredor estadounidense Quincy Watts evolucionó, de integrante del relevo 4×100, ganador en la cita canadiense, a doble titular olímpico en Barcelona 1992; Watts se impuso en los 400 metros planos y también lo hizo en la posta 4×400, junto a Andrew Valmon, Michael Johnson y Steve Lewis.

La siguiente estrella del firmamento atlético surgida en Sudbury, es la balista rusa Svetlana Kriveliova, quien apenas fue cuarta defendiendo los colores de la entonces, Unión Soviética, pero en Barcelona se tituló como miembro de la Comunidad de Estados Independientes; posee además, un largo historial en campeonatos mundiales, coronado con el título en Paris 2003.

La alemana Astrid Kumbernuss conquistó medalla de plata en el lanzamiento del disco, en la cita juvenil canadiense, le antecedió su paisana Ilke Wyludda, pero en los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996, fue la reina en la impulsión de la bala, prueba que dominó en los mundiales de Göteborg 1995, Atenas 1997 y Sevilla 1999.

La tercera edición se celebró en la ciudad búlgara de Plovdiv, en 1990 y fue un semillero naciente de estrellas en el campo y pista, con casos peculiares, como los del noruego Vebjorn Rodal, apenas semifinalista y luego campeón olímpico en Atlanta 1996 o del entonces kenyano, más tarde nacionalizado danés, Wilson Kipketer, cuarto lugar y posteriormente recordista mundial, ambos en 800 metros.

Que lejos estaba el italiano Stefano Baldini, sexto lugar en los 5 mil metros, de soñar con la gloria olímpica, la que le sonrió 14 años después, al ganar la prueba de maratón en la cita olímpica de Atenas 2004. Más cerca la tuvo el pertiguista francés Jean Galfione, al ganar en Atlanta 1996, mientras que el estadounidense Nick Hysong, sexto puesto en esa propia prueba, triunfaba en Sydney 2000.

El saltador de longitud cubano Iván Pedroso, era otro que no ocupó puestos de vanguardia, entre los juniors, cuarto lugar, pero en la categoría absoluta, lo conquistó todo, el título olímpico en Sydney 2000 y nueve en campeonatos mundiales, cinco bajo techo y cuatro al aire libre.

Las siguientes estrellas “aparecidas” en Plovdiv fueron, el marchista ecuatoriano Jefferson Pérez y el corredor estadounidense Derek Mills; Pérez, ahora tercero y titular en Seúl, se coronó campeón olímpico en Atlanta 1996 y mundial en Paris 2003 y Helsinki 2005, mientras que Mills, lo hacía en la propia ciudad estadounidense, siempre en la posta 4×400.

En esta cita búlgara, se iniciaron atletas como, la australiana Cathy Freeman y la bahamesa Chandra Sturrup, quinta y sexta en la prueba de 200 metros. Ambas lograron el título olímpico en Sydney 2000, Freeman, al ganar los 400 metros y Sturrup, integrando el relevo 4×100 metros ganador de su país.

La etíope Derartu Tulu, ha sido una de las que en menos tiempo, ha logrado llegar a la gloria olímpica, pues al triunfo en Plovdiv, a los dos años, le agregó el olímpico en Barcelona, ambos en 10 mil metros.

Cierra la lista de las futuras estrellas olímpicas que se dieron cita en Bulgaria, la nigeriana Chioma Ajunwa, quien apenas logró ser sexta, pero seis años más tarde, era la reina del salto de longitud en Atlanta.

En el siguiente trabajo seguiremos mostrando los inicios de varias de las principales luminarias del firmamento atlético, que dieron sus primero pasos en las citas mundiales para menores de 20 años.