yunidis castillo foto;  reynier batistaPor: Harold Iglesias Manresa/ Granma

Yunidis Castillo corre rápido, eso es incuestionable. Sus récords mundiales en 100 metros (11.95 segundos), el doble hectómetro (24.46) y la vuelta al óvalo (55.72) constituyen argumentos contundentes, aderezados con cinco coronas paralímpicas.

Sin embargo, los pasos más sólidos de “La hija del viento” fuera de las pistas, tuvieron lugar hace cuatro meses cuando dio a luz a su pequeño Gabriel, ese a quien con una sonrisa maternal dibujada no dudó en calificar como su mayor trofeo.
La noticia de que hace casi un mes y medio la multimedallista había retornado a los entrenamientos me tomó por sorpresa, al punto de que en busca de detalles acudí al Estadio Panamericano, para sostener una conversación con una mujer cubana en toda su dimensión:

—¿Cómo ha sido tu proceso de reinserción a los entrenamientos? ¿Difícil sostener tantas responsabili­dades?

—Confieso que hasta yo me sorprendí. Llevaba un año y medio fuera de las pistas y el primer día tras mi regreso le di tres vueltas sin cansancio evidente. Claro, para materializar mi regreso ha sido incondicional el apoyo de mi madre Elena Castillo y de mi tía Edith, sin ellas no hubiese sido posible. Mi regreso no es más que la expresión de firmeza y voluntad de crecerse de la mujer cubana, inmersa en múltiples tareas y siempre con una sonrisa a flor de labios.
—¿Cambios en tu rutina?

—La comunicación y flexibilidad de mi entrenadora Miriam Ferrer han sido determinantes. Tengo un cuerpo sumamente agradecido. Llegaba sobre las 9:30-10:00 de la mañana al principio y realizaba sesiones de dos horas y media o tres, con énfasis en el fortalecimiento de los cuadriceps, pues como mi parto fue cesárea, no he podido trabajar nada de abdomen aún. Ahora intensifico mi rutina alternando tramos largos (300, 400 y 500 metros) y cortos (100, 150 y 200), en busca de la potencia y la resistencia, necesarias para volver con fuerza en las tres distancias.

—¿Aspiraciones?

—Planifiqué mi embarazo para el 2014, porque era un año competitivo suave. Mis aspiraciones van desde preservar mis resultados en el  entorno parapanamericano hasta Río de Janeiro 2016. La posibilidad de un récord, si sale, pues nunca lo he planificado y depende de la convergencia de varias condiciones. Competir me vendría bien, pues necesito acumular puntos para el ranking paralímpico.

—Gabriel: ¿Tu mayor trofeo?

—Sin duda alguna. Nació pesando 7.4 libras acá en La Habana, lo llevé a Santiago de Cuba por el tema del calor, el sol y la convivencia familiar. Retornamos y hace solo tres noches me ha dejado dormir con tranquilidad. Pero es tan bello amanecer con ese brillo en los ojos, mirarlo, besarlo e irme a entrenar.

También agradezco la confianza del pueblo por haberme elegido diputada al Parlamento, una verdadera escuela para mí. Cuba es un país de un enorme potencial, no solo en lo deportivo, también en lo político.