Por: Harold Iglesias/Cubasi
Día X de la cuarentena en casa. Me siento religiosamente delante del televisor a las 11:00 de la mañana, la una de la tarde y las ocho de la noche. Soy un soldado de la palabra y el estar informado con la conferencia diaria que ofrecen las autoridades de Salud Pública y luego los noticieros al mediodía y estelar. Supongo que mi proceder es imitado desde sus hogares por millones de cubanos.
Luego, me mantengo al tanto de lo que acontece redes sociales mediante.
Por eso he estado al tanto a diario de la situación de nuestros pistoleros rápidos Leuris Pupo y Jorge Félix Álvarez, quienes junto a su entrenador Meinardo Torres finalmente pasadas las cinco de la tarde despegarán en un vuelo especial desde Lima a La Habana, luego de estar varados 18 días en cuarentena en Perú.
Ciertamente el Inder y el gobierno cubano hicieron lo indecible para que nuestros tiradores regresaran a casa. Junto a ellos, ocho voleibolistas contratadas en la nación andina retornarán, al igual que un grupo de compatriotas que habían quedado en esa nación, tras ser decretada la cuarentena por el presidente Martín Vizcarra.
“Muchas gracias hermano, ya estando en Cuba todo está bien, como si hay que encerrarse en aislamiento un mes…”
Esas fueron las primeras palabras de Jorge Félix en nuestro último intercambio vía electrónica antes de abordar el avión.
“Debemos llegar sobre la medianoche a Cuba. Será una sensación extraña, pues nadie de la familia nos recibirá en el aeropuerto. Seguro entre la hora y la quietud parecerá un desierto, pero estábamos muy ansiosos ya y poner los pies en nuestra tierra será como liberar una enorme carga de encima. Algo así como la presión que sueltas cuando terminas de competir en unos Juegos Olímpicos o Copa del Mundo”.
Ahora la triada, al igual que el resto de los pasajeros se someterá a 14 días de cuidados en uno de los centros de aislamiento concebidos para los cubanos que arriben al país en medio de esta situación tensa en extremo generada por la Covid-19.
¿Aumentaron mucho de peso?
“Realmente no. Creo que la preocupación, y algo de trabajo físico, no nos dejaron engordar. Pupo y yo compartíamos una habitación y el profe Meinardo en otra, pero nos parecía una eternidad de tiempo. Imagina que en esas mismas habitaciones estábamos desde que llegamos a Lima a cumplir la base de entrenamiento el 20 de enero.
A eso súmale 18 días por 24 horas, no sé cuantos minutos… X cantidad de segundos… Creo que nos fortalecimos extraordinariamente en el plano psicológico en esta situación.
Imagina que dormíamos muy poco.
Supongo que por la mezcla de una falta de actividad considerable y por consiguiente menos gasto de energía de lo normal. A eso súmale la preocupación por la familia allá en Cuba, algo que seguramente también influyó”.
¿En qué empleaban tanto tiempo? Me refiero a noticias, lectura, música, estudio de contrarios, repasar la técnica o simular secuencias una y otra vez…
“Los primeros días sí repasamos la técnica bastante, combinado con algo de físico. Luego esas rutinas se hicieron muy repetitivas y monótonas. Eso sí, la mayor parte del tiempo estábamos pendientes o atentos a cualquier novedad que saliera en las noticias. Sobre todo a las 12 de acá, que era cuando hablaba el presidente Vizcarra a diario. El resto del tiempo entrenábamos un poquito en el cuarto, con limitantes, y a comunicarnos vía electrónica con la familia y amigos. En eso se nos fueron estos 18 días, ¡los más lentos de mi vida!
Gracias hermano. Cuídense mucho en esta recta final previa. Abrazo a Pupo y al profe Meinardo. ¡Buen vuelo de regreso a casa!
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