Yadier NuñezPor: Oscar Sánchez Serra/ Fotos: Ricardo López Hevia | Granma
Un mes de noviembre, hará dentro de pocos días 58 años, un yate cargado de esperanzas, de fe en la victoria, salió de Tuxpan, en el estado de Veracruz, México, con 82 cubanos que venían decididos a culminar la gesta de la independencia de la Patria. De aquel puerto embarcó la Revolución, y hoy hacia aquella tierra navegará el fruto de esa obra, por excelencia humana: la delegación de la Mayor de las An­tillas a los Juegos Cen­troame­rica­nos y del Caribe, que en suelo veracruzano competirá entre el 14 y el 30 de noviembre.
No fue ese paralelo con el Granma la cita de algún texto o la lectura de un discurso, ni la creación de una reseña periodística, sino lo que le brotó del pecho a Paco García, el entrenador de los karatecas, en una conversación que los deportistas sostuvieron con Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

“Voy a mis primeros Juegos, estoy muy emocionada desde que cantamos el himno nacional a las 7:30 de la mañana, en la ceremonia de abanderamiento. Lloré de tanta emoción y quiero dar las gracias a la Revolución por permitirme ser deportista, representarla. Yo soy de Baire y sin ella no estaría aquí”, com­partió con sus compañeros Alei­dis Arias, de triatlón.

A medida que el diálogo avanzaba, los atletas se iban ganando el protagonismo de la tarde en la Sala Universal de las FAR y Díaz-Canel, en nombre de la Revolución, prefirió moderar la plática, que cada vez crecía en oradores, quienes mostraron también por qué la educación cubana es otra de las campeonas de esta tierra. Allí nadie leyó un papel, ni tenía un libreto preparado, las palabras le iban tomando el corazón a cada uno, como a la titular olímpica y mundial de judo, Idalys Ortiz, que al referirse a las dificultades y a la juventud de la comitiva, fue precisa.

“Nosotros sabemos lo que nos falta, pero también sabemos lo que nos sobra, que es mucha dignidad”.

Y Gleysis, la capitana del equipo de hockey, siguió con la idea de Idalys para decir: “no es solo que regresaremos con la medalla de la dignidad, esa la llevamos desde aquí, en el pecho”. La charla solo era interrumpida por los aplausos al reconocerse ellos mismos con sus virtudes extra canchas.
Díaz-Canel preguntó por los boxeadores, mientras Barcelán, el preparador de los pesistas pedía la palabra para convocar a sus forzudos, no a levantar discos, sino la voz, pero le tomaron la delantera los luchadores con esa inmensa geografía humana llena de sencillez de Mijaín López, un hombre al que se le desborda la cubanía tanto como sus lauros. Él solo se empinó para asegurar que en Veracruz no le fallarán ni al pueblo ni a las glorias deportivas que han llenado de honor las páginas de nuestro deporte.
Gretel Moreno, del voleibol fe­menino, sabiendo que la competencia será muy dura, se paró con una vergüenza a la altura de la net para decir que su equipo, el cual no pasa de los 18,5 años de edad como promedio, se entregará sin límite; su compañero Liván Osoria, hizo lo mismo del lado de los voleibolistas; Daylin Bel­monte, la maratonista, dijo que el atletismo coronará la victoria, porque les toca a los del campo y pista cerrar el programa de competencia de los Juegos; Clau­dia, de tiro deportivo, habló con or­gullo de la reciente actuación en el panamericano de ese deporte y de su compromisos en Veracruz; también Rafael, el gimnasta y Marisol, a nombre de los esgrimistras; el debutante judoca José Armenteros y Raidel Mar­tínez, de polo acuático o Sandra, la tenista de mesa, que habló de que estamos del lado del deber, como Martí.

Voleibolistas de playa, veleras, penta­tlo­nis­tas, softbolistas se escucharon, hasta que apareció La­za­rito Ál­varez, el campeón mundial, para que el boxeo tomara la palabra.

“Sabemos de nuestra responsabilidad, los diez que vamos estamos conscientes de que somos el buque insignia de nuestro movimiento deportivo”.

Y entonces Díaz-Canel bromeó: “seguimos es­perando por los pesistas”, mientras la balonmanista Yusleidis Romero le pidió al primer vicepresidente que les dijera a Fidel y a Raúl, “que no le fallaremos”.
No fueron Iván Cámbar ni Yoel­mis Hernández, medallistas olímpico y mundial, respectivamente, los que vinieron al micrófono, sino Yadier Núñez, quien dijo: “soy pe­sista”, y los aplausos y las sonrisas se apoderaron de la sala.

“Es que mis compañeros son muy tímidos y vine yo a decir ¡Viva Fidel! ¡Viva Raúl! ¡Viva la Revolución! ¡Patria o muerte Venceremos!

Gracias a la Revolución fue la frase más escuchada en la tarde y ella les devolvió el reconocimiento cuando Díaz-Canel les expresó “es un honor para la Revolución tener atletas como ustedes” y José R. Fernández, presidente del Comité Olímpico Cubano, les dijo que con el espíritu que se han expresado “ustedes son invencibles”.