por: Lilian Cid / Cubahora

A Elsa Ramos le salvaron las letras. Escribir terminó por ser su salvoconducto para iniciarse en los estudios de la Licenciatura en Periodismo allá por la década de 1980 en la Universidad de Oriente.

A una guajira de Caracusey (localidad que pertenece al municipio Trinidad), como se define, le pasó factura el escaso acceso a los medios de comunicación y el poco interés que hasta ese entonces le había prestado a diarios y noticieros, y reprobó lo concerniente a actualidad noticiosa en el ejercicio comprobatorio de sus aptitudes para presentarse como candidata a estudiar para esta profesión.

El asunto lo recuerda al detalle, y agradece, en primer lugar, a Rafael Lechuga (en ese entonces jefe del Departamento de Periodismo de la Universidad de Oriente) por la bondad de haberle dado el beneficio de la duda y ofrecerle la posibilidad de seguir adelante.

El traspiés se convirtió en fuente de inspiración, que le ayudó a superarse en el afán de demostrar que dentro de sí habitaba un ser capaz de ser más que una periodista mediocre, como le habían augurado que sería.

Cuatro décadas después de aquellos días, siendo Máster en Ciencias de la Comunicación y habiendo ganado varias veces el Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año, así lo recuerda.

“Esa fue lección para toda mi vida. Me esmeré mucho durante los estudios y nunca he dejado atrás el empeño de trabajar para no ser una mediocre”

¿Por qué el idilio con lo deportivo?

Yo soy una amante de los deportes. De pequeña los practicaba hasta la secundaria básica, hasta fui a juegos escolares en atletismo. Era muy mala, tengo que decirlo, pero disfrutaba mucho de practicarlo, y verlo.

Por otro lado, en mi casa se ponía la pelota y una no es indiferente pero cuando empecé a ejercer el periodismo vi muy lejos el poder dedicarme a hacer los deportes. En principio creía que para hacer ese tipo de periodismo había que ser comentarista y yo tenía claros mis límites. Yo sabía que no podía llegar a ser comentarista y narradora.

Pero en el año 1999, mi amigo desde los años que estudiábamos en Quintero Juan Antonio Borrego, director de Escambray, me propone encargarme de la realización de la pagina deportiva que había quedado totalmente vacante. En ese momento yo tenía una situación personal muy difícil y realmente no tenía tiempo para asumir el reto, pero a la vez sabía que era una oportunidad única, no solo para cumplir el sueño de hacer periodismo deportivo, sino para salir adelante en medio de aquella situación emocional que se me había creado con la muerte del padre de mi hija. Entonces sin pensar, y sin analizar, le dije que sí. Así, hasta el día de hoy, he estado ligada al periodismo deportivo.

Aunque siento que hemos quebrado muchos muros, en parte gracias a mujeres como usted, todavía queda mucho por transitar. Desde su experiencia ¿Cuáles son los retos de las mujeres en este tiempo?

A las mujeres nos queda mucho por transitar, pero lo primero es poner como bases en el ejercicio de la profesión la autodeterminación, la autoestima (alta como el récord mundial de Sotomayor), y obrar con preparación, con empeño, con sacrificio y con la única meta de demostrar con trabajo que no hay muros imposibles.

El informe “Violencia en línea contra las mujeres periodistas: Instantánea mundial de la incidencia y las repercusiones” presenta las principales conclusiones de una encuesta realizada por la UNESCO y el Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) donde se toma como muestra la experiencia de 714 periodistas mujeres en el mundo reveló que el 73% sufrió violencia digital relacionada con su trabajo.

Por regla general, en Latinoamérica los estudios sugieren que ser periodista y mujer es ir en contra de la corriente. ¿Ha sentido el peso de la discriminación, ya sea de género u otra dimensión?

Afortunadamente creo y siento que esa no es la realidad aquí en Cuba. En lo personal nunca he sentido que se me haya discriminado; a lo mejor alguien lo ha intentado, pero yo no lo he sentido. Por las mismas pautas que te explicaba en la respuesta a la pregunta anterior que tienen que ver con las bases que rigen mi trabajo tengo que ser categórica y asegurar que yo nunca he sentido el peso de la discriminación. Ni porque soy una negra, ni porque soy una mujer.

Quizás sea por mis convicciones y porque he sido consciente desde el día cero que esta profesión es muy difícil y que siempre estaremos en el centro de la polémica, y porque me armé de los recursos necesarios para lidiar con todo ello.

En el contexto deportivo, que es un mundo esencialmente machista por idiosincrasia y tradición, cuando los hombres encuentran a una mujer trabajando en ese contexto sienten la necesidad de ponerla a prueba. A mí me han tocado de cerca librar algunas batallas, tanto en lo personal como en lo profesional, para imponer lo que ha sido mi mejor carta hasta hoy: el respeto.

A Elsa -como a todos- le gusta ganar. Hay batallas que ha disfrutado mucho al salir vencedora como estas dos que nos cuenta en su propia voz.


¿Qué es lo más difícil que ha tenido que escribir?

La crónica que hice a Gabriel Alexander Álvarez en el año en que el equipo de baloncesto femenino de Sancti Spíritus se coronó campeón. Él era entrenador de ese equipo y no pudo verlo triunfar. Murió de una forma inesperada y yo viví ese drama, estuve en el hospital, no me cabía en la cabeza cómo aquel hombre se iba así, sin disfrutar de la cúspide, sin saborear el éxito por el que había trabajado durante tantos años, no entendía por qué tenía que morirse en esas circunstancias.

El haber estado tan cerca de esos acontecimientos me llevó a que cuando me senté a escribir, no sabía por dónde empezar porque temía no ser capaz de abarcar el suceso en toda su dimensión.

Estuve más de media hora frente al papel en blanco, hasta que por fin fluyeron las palabras, pero fue extremadamente difícil .

Video de imágenes del sepelio del entrenador.

Luego, podría ponerte otro ejemplo, aunque no en la misma dimensión, si me resultó complejo hacer un reportaje sobre el desempeño de los gallos en la Serie Nacional porque dentro del cuerpo de dirección estaba mi actual esposo: Roberto Ramos; entrenador de pitcheo de un equipo que ese momento era el peor de Cuba. Y tuve que hacer un análisis crítico del hombre que dormía – y duerme- conmigo.

Eso me trajo problemas, imagínate, pero desde un principio dejé claro que él tenía que ser entrevistado como el resto, y no en la casa, sino en el estadio, como todo el mundo. Actuar de otro modo era imposible para mí porque suponía el poner en juego los principios que he defendido siempre. Aun así, tuve problemas matrimoniales que por suerte no fueron tan graves y la relación sigue en pie, por suerte para mi o por desgracia para él (risas)

Cinco deportistas que se han ganado un puesto en su corazón.

Hay muchísimos más, pero te diré cinco que de manera particular me han tocado el corazón: Frederick Cepeda (béisbol), Yulieski Gurriel (béisbol), Sergei Torres (Canoa), Iván Pedroso (atletismo) y Mijain López (lucha).

La verdad existe, y el periodista tiene que llegar a ella/ Foto: Cubaperiodistas

Elsa Ramos ha hecho toda su vida, y su carrera en Sancti Spíritus. Ama su tierra y encuentra el equilibrio con la tranquilidad que le transmite. Desde allí ha hecho el periodismo que ha querido, y lo ha hecho cómo ha querido. Esa es su mayor satisfacción y la razón que le hace reír, incrédula, cuando hemos hablado del fatalismo geográfico.

Y es que el hacer de esta mujer remueve cimientos y quiebra muros, para erigirse -aunque ella diga que no- como un referente para todos los que buscan hacer un periodismo a la altura de estos tiempos.

El llamado fatalismo geográfico en el contexto de ejercer el periodismo ¿existe?

¿Fatalismo geográfico? Que va, yo no creo en eso; para mí no existe. Fíjate que cuando yo era mucho más joven me propusieron trabajar en La Habana y no quise. Quizás porque soy guajira y porque me gustan los lugares tranquilos porque contrastan con mi temperamento.

En esa oportunidad, recuerdo, me dijeron que aceptara para que pudiera brillar porque en desde provincia siempre es más difícil, pero que va, es que yo no creo en eso, respeto al que lo piense, pero no creo en ello. Tampoco es que mi meta haya sido brillar, lo único que me he propuesto ha sido trabajar y en ese pedacito de Cuba que es Sancti Spíritus yo he podido hacer, tanto en el periodismo deportivo como en el periodismo en general, lo que me ha venido en ganas.

Desde aquí he podido hacer un periodismo universal, he abordado esos temas que se consideran tabú, he tenido absoluta libertad para ejercer y hasta he tenido la suerte de que mi trabajo haya sido reconocido con premios. Entonces creo que es más una cuestión de olfato, de preparación y de trabajo que de donde uno viva. Desde el lugar más recóndito de la Sierra Maestra también se puede ser un buen periodista.

Desde aquí tuve la gran oportunidad de hacer la cobertura de los Juegos Paralímpicos de Rio de Janeiro 2016 y soy consciente de que ese tipo de eventos si normalmente se dirigen más a periodistas de los medios nacionales. Sin embargo, gracias a Onelio Castillo Corderí, director nacional de la Radio Cubana, tuve la posibilidad de hacer el periodismo que nunca había hecho, una cobertura internacional, y eso también lo logré, desde aquí, desde Sancti Spiritus.

Usted eligió, digamos, ser profeta en su tierra

La verdad no ha sido una elección, es que yo decidí vivir aquí, porque me gusta Sancti Spíritus. Las personas que me conocen saben que cuando voy a La Habana trato de estar el menor tiempo posible porque el ritmo de la vida me abruma.

Al margen de eso, todo parte de que aquí soy feliz y además me siento realizada. Yo he hecho el periodismo que he querido hacer.
Cierto es que cuento con algún reconocimiento entre los espirituanos por la forma en que entiendo y hago el periodismo, pero profeta nunca. Eso sí quiero que me lo dejes bien claro.


Un momento cumbre de todo lo vivido hasta hoy

Por suerte he tenido varios. Te contaba de la paralimpiada, pero también he disfrutado mucho los cuatro premios Juan Gualberto Gómez que he ganado.

Pero si tuviera que destacar uno sería cuando gané el Premio Nacional de Periodismo Deportivo por la obra del año en Prensa plana. Ese fue un momento especial para mí, y que lo guardo.

¿Por qué? primero porque si algo tenía Cuba en ese momento era una enorme cantidad de periodistas deportivos que en prensa escrita son de grandes ligas. Colegas que admiré, que estudié y que respeto. Además de que el deporte es un tema que todo el público domina. Entonces, ganarle en buena lid a todos los hombres – yo era la única mujer concursando- y hacerlo desde mi humilde página del Escambray fue una victoria, en toda regla.

Fui ganadora, no solo en materia periodística sino por superar todos los prejuicios que sabemos que existen. Demostrar que todo eso de la discriminación, o del fatalismo son pura retórica. Que hay cosas más completas como el empeño, el conocimiento y la preparación que una tiene que defender, sobre todo.

¿Cómo es un día en la vida de Elsa Ramos?

Una locura. Aunque los actuales no son los días más agitados si he tenido momentos que han demandado de mi la necesidad de multiplicarme, de dejar de dormir, y de prácticamente no vivir, para poder cumplir los compromisos profesionales y los personales en tiempo.

Sin embargo, creo que esas dinámicas me han ayudado a desarrollar capacidades, que me permiten lidiar con todo. Ahora además de la profesión tengo un nieto hermoso que me roba horas, y me encanta que me las robe.

Por regla general mis días son tensos, descanso poco, y sé que son dinámicas que me han deteriorado un poco, pero tengo aquí la satisfacción de que, aunque a veces me tenga que dar una fricción para componerme, me la doy y puedo seguir adelante. Y tengo que decir que cuento con apoyo incondicional de toda mi familia.

Por solo ejemplificar, imagínate que ahora mismo tengo tres documentos abiertos en la computadora, uno tiene que ver con la leche que no viene, el otro con el Clásico Mundial y un tercero editando una entrevista de un colaborador para la radio. Además de que mis teléfonos ya no son privados, hace mucho tiempo que prácticamente no paran de sonar, con personas que me plantean un problema, o me sugieren un tema, en un contacto que agradezco porque de ahí han brotado los mejores trabajos que yo haya podido escribir en mi vida.

¿Se siente realizada?

Sin sentir que mi vida laboral ha terminado, y al margen de que también he sido víctima de censuras, lo cual es inherente a ejercer este arte de escribir y/o de decir, puedo afirmar que me siento realizada como periodista. No puedo decir que he llegado a la cumbre porque eso es imposible que un periodista te lo diga. Pero yo he hecho el periodismo que he querido hacer, y lo he hecho con el enfoque que he querido darle.

¿Algún sueño por cumplir?

Yo diría que más que un sueño es un reto. Tengo que hacer un libro, y respeto mucho a las personas que hacen libros, pero lo he cifrado como un pendiente porque dos grandes amigos que ya no están: Jorge Moisés y Juan Antonio Borrego me instaron a ello.

¿Qué consejos dejaría a las nuevas generaciones?

1- Que, por encima de cualquier muro, por encima de cualquier circunstancia, tienen que saber defender la verdad. Tienen que defender el tratamiento de los temas que la gente quiere y necesita que sean tratados. Que el periodismo vaya aparejado a los procesos, complejísimos, que vivimos como país. La prensa tiene que ser un reflejo de la realidad.

2- Que aprendan a defender su criterio y que defiendan con su trabajo, además de la belleza y la claridad que requiere el lenguaje periodístico, el contenido, el enfoque de los temas.

3- Que no tengan miedo, que no se autocensuren. Que no se detengan ante la necesidad de hurgar profundo, que sean capaces de derribar muros, abrir puertas y alcanzar llegar a la verdad con todos sus matices. Porque la verdad existe y a esa tiene que llegar el periodista.

Si usted tuviera la posibilidad de dirigir el beisbol cubano por un día, cuáles serían las primeras disposiciones que ejercería.

(Risas) Te voy a responder, aunque jamás cometería esa locura porque no me gusta dirigir ni en mi casa.
Creo que lo primero que haría sería un reglamento nuevo y atemperarlo a este tiempo. Para quitar de ahí todo lo que no tiene que ver con la Cuba que se está viviendo hoy. Si lo revisan sabrán que es contradictorio en diversos puntos, y aún conserva disposiciones que están obsoletas.

¿Qué pronóstico tiene para con el equipo Cuba que está disputando el V Clásico Mundial?

Este Cuba puede pasar la fase de grupo. Yo lo publiqué así ya en Escambray. Entiendo que no tenemos el Dream Team que todo mundo soñaba, pero llegamos con un equipo con virtudes y que puede competir en el grupo que le ha tocado. Ahora, seguir de ahí en adelante no lo veo claro porque entiendo que el equipo tiene fisuras, y los rivales que tentativamente debe enfrentar son, al menos en el papel, superiores.