Salto-1Por:  René Navarro Arbelo
Quizás cada vez que un equipo o actividad individual no tiene los mejores resultados en una competencia dentro de casa o en el nivel internacional las mayores causas radican en la dirección y no en el rendimiento de los atletas. Muchas, pero muchísimas veces, quienes cargan con  toda la responsabilidad son los directores o entrenadores. Cambiamos una vez, dos veces, a lo mejor todos los años de hombre líder, y lo que ambicionamos no llega jamás. Esta regla o concepción  es aplicada no solamente en Cuba, sino en otros países del planeta. Casi nunca escucho a un deportista decir en una entrevista que su peor o mediocre actuación se debe a que no cumplió con todos los rigurosos y serios  deberes que exige cada jornada de entrenamiento. Lo que oigo rutinariamente es que “ ha sido una muy buena preparación y espero dar lo mejor de mí en determinada competición”. Ello se repite una y otra vez en nuestros medios de prensa y algunas veces
estamos lejos de la realidad. El entrenador o director de equipo – léase igualmente deportes  de combate, carreras de  fondo, medio fondo, o velocidad –  tiene su plan y elabora estrategias, pero no incide en la auto -preparación individual que necesita un atleta. Esos hábitos y disciplina que distinguen a una calificada figura en cualquier tiempo,  deben ser formados desde abajo (en las categorías escolares) si usted aspira a convertirse en un verdadero baluarte  del deporte nacional o desea en algún momento  militar en una liga o club del exterior.  Si es necesario correr diez pistas adicionales (4000 metros); asistir al gimnasio espontáneamente más de tres o cuatro veces a la semana y aumentar su volumen o masa muscular sin la orientación de su profesor, eso se llama auto –preparación individual. Y tal parece que  hemos olvidado que para llegar a ser un atleta de verdadera clase nos tenemos que exigir cada día. El director o entrenador
cumple con sus funciones, pero no tiene un látigo para obligar a determinados compromisos que lo convierten en un  atleta superior. Ese es nuestro deber para situarnos siempre entre los mejores, de lo contrario nos quedamos en un nivel de categoría media o inferior. Más de una vez he observado a prometedores deportistas que pintan muy bien, pero la poca perseverancia y voluntad para ese esforzado trabajo de cada jornada los deja ahí, sin opciones de ascender a un escalón superior. Si realmente estamos formando posibles futuros talentos, habrá que exigirse individualmente mucho más cada 24 horas; es la única  forma para que el deporte cubano transite en lo adelante por un camino de victorias.
De interés para nuestros atletas jóvenes y del alto rendimiento.