por: Dr C. Ariel Muñiz Sanabria
Es deber rememorar y agradecer a los grandes maestros que son el cimiento de los logros y avances metodológicos del atletismo de la mayor de las Antillas del Caribe, grandes expertos que por sus enseñanzas siguen presentes en las pistas y podios que conquistan los atletas cubanos.
El padre y maestro mayor de la escuela cubana de los 100 y 110 metros con vallas es Heriberto Secundino Fernández Arroyo, “El Viejo”, quien fuera el formador del primer vallista cubano de élite mundial Alejandro Casañas Ramírez, recordista mundial en 1977 con 13.21 segundos durante los Juegos Mundiales Universitarios en Sofía, Bulgaria.
Los principios fundacionales metodológicos de “El Viejo” se sustentaron en la creatividad armoniosa de combinaciones de los métodos de entrenamiento de las escuelas europeas con lo mejor de la escuela norteamericana. Desde allí, con el aprovechamiento de conceptos metodológicos más eficientes en la formación y perfeccionamiento de los exponentes nacionales, comenzó la modernización de la preparación del vallista cubano para el éxito en la alta competencia.
El arte y ejemplo pedagógico de Heriberto Secundino Fernández Arroyo
De Heriberto, entrenadores, docentes universitarios del deporte, exatletas y directivos del atletismo cubano pueden exponer valiosos recuerdos que no enaltecen. Uno de sus discípulos (Bolaños, I.) narra:
El primer día que lo conocí me llamó la atención por mi forma de caminar, me explicó que el vallista era un bailarín, un individuo elegante, que era necesario que lo entendiera como requisito para dedicarme a las carreras con vallas.
A todos sus alumnos, con su propio proceder, siempre inculcó la más estricta disciplina, jamás dejaba de estar en la pista ni cuando llovía, en una ocasión me propuse llegar primero que él al entrenamiento y fracasé, no lo intenté más.
Heriberto era un apasionado de la excelencia, era parte del gran secreto y amor que tenía para enseñar. Recuerdo que fue muy respetuoso y admirador de los corredores de Estados Unidos, Rod Milbur, Lee Callow, Davenport y otros. Él solía mostrarnos películas de ellos, guardaba materiales fílmicos de muchísimo valor técnico, le encantaba trabajar en la pista de tierra para evaluar la pisada de sus atletas.
De él tuve la mejor descripción de Renaldo Nehemiah (exrecordista mundial, 12.93 segundos, primer corredor sub-13 segundos), me habló de la elegancia al caminar, de su estilo al usar los dos brazos al impelerse hacia la valla, de su velocidad entre vallas, lo impresionó mucho, muchísimo, también describía a detalle a Greg Foster y su estilo de fuerza, analizó mucho el correr y técnica de Roger Kindong cuando ganó los Panamericanos de 1983 y Casañas fue segundo.
Uno de sus más reconocidos discípulos, el entrenador Issac Oliva Bacallao, revela:
Recuerdo una vez, tenía una atleta que me había corrido los 100 metros con vallas en 13.34 segundos, y le dije hasta aquí llegué, me sentó en su casa y me dio una clase magistral, me llenó de conocimientos y confianza para seguir mi proceso de mejoría con esa joven vallista que había desarrollado. Todavía tengo escritos con su letra de aspectos del entrenamiento que me han acompañado siempre donde quiera que me toque entrenar en este mundo.
La creativa y dinámica metodología de entrenamiento de Heriberto Secundino Fernández Arroyo
Una de las llaves de Heriberto para abrir las oportunidades de desarrollo de los vallistas fue la creatividad y sentido motivacional del entrenamiento, que el atleta sintiera con deleite la carga que recibía, pero a la vez, de exigencia indiscutible en función de la incidencia apropiada al desarrollo cualitativo físico motor.
Los que tuvimos la gloria de ser sus discípulos aprendimos de su magia, de la insuperable experiencia de la década de los 90 en aquella pista de arcilla del Instituto Superior de Cultura Física “Manuel Fajardo”, cuando nos impregnó de su encanto y creatividad para entrenar.
En lo personal, en una de las primeras sesiones de entrenamiento bajo su orientación, recuerdo la del sábado 8 de septiembre de 1990 (extraída de mi diario de entrenamiento), cuando dimos 4 vueltas de trote a la pista y luego de realizar la actividad de flexibilidad correspondiente a la entrada en calor, y los ejercicios especiales de introducción a la parte principal de la sesión, realizamos diversos ejercicios creativos que se alejaban totalmente de la monotonía.
Hicimos salto de longitud sin carrera de impulso, solo nos puso 20, pero con la singularidad que 5 eran desde la posición de frente, 5 desde la posición lateral izquierda, 5 desde el lado derecho y finalmente 5 para atrás, realizamos 10 metros de avanzar elevando muslos con final de despegue de salto de longitud, entre otros ejercicios combinados, consumándose al final de la sesión un repertorio incomparable como gran oportunidad para no olvidar el proceder de un genio en el inicio de la preparación de una temporada. Fue tan armónica la sesión, con una mezcla de ejercicios y variedad en el hacer que me llevaron al pensamiento: “estoy con un entrenador diferente”.
De sus enseñanzas que hoy asumo como entrenador recuerdo su frase un día de 1993, y que anoté en mi diario, pero más en mi mente: “Entrenando en el alto rendimiento, la utilización de un solo camino para lograr un resultado deseado puede ser positivo, pero para lograr un resultado más allá es necesario la variabilidad del entrenamiento para romper el techo del atleta”
En la década de los 90 con su ingenio y creatividad “El Viejo” llevó a Odalys Adams a correr los 100 metros con vallas en 12.86 segundos, cuarto lugar en Copa Mundial de Barcelona 1989, además de ser finalista en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
A la pista de arcilla le absorbió el beneficio y como incesante creador la usaba como medio de mediciones específicas. Por ejemplo, el 8 de julio de 1991 (extraído de mi diario de entrenamiento) en la batería de pruebas que realizamos los que nos preparábamos con él, estuvo la prueba del pase de la primera valla con una reja que nos obligaba a flexionar el tronco sobre la misma. En este ejercicio nos midió la distancia de despegue, distancia de caída, y por consecuencia distancia total de recorrido en el pase la valla, también nos midió distancia de recorrido del primer paso en la salida desde los tacos.
El trabajo variado de distancias y esfuerzos alternos de carrera también era parte de su metodología dinámica, los cuales combinaba según la etapa de la preparación.
Para el trabajo de flexibilidad era bien preciso en los ejercicios a desarrollar a manos libres, con vallas y en la espaldera. Sobre este último medio, me refirió en una de sus charlas instructivas (año 1991), que lo utilizó mucho para el fortalecimiento de la zona abdominal de Casañas.
Desarrollo atlético armónico a largo plazo, un pensamiento clave del maestro mayor de la escuela cubana de los 100 y 110 metros con vallas,
Heriberto marcó su impronta en la adecuada aplicación de los entrenamientos en función de la edad cronológica y deportiva de los atletas, lo que permitió la excelencia del proceso didáctico a largo plazo de los vallistas cubanos. Su visión integral de la preparación ha ayudado a entrenadores cubanos a formar atletas de élite mundial. En su doctrina siempre destacó como mayor preocupación, la selección del talento, la conducta rítmica del vallista y estilo hasta en el caminar. Precisó un camino a seguir en la preparación del trabajo de fuerza con pesas de los atletas según su etapa de especialización deportiva. Inculcaba mucho la concentración en las sesiones de entrenamiento y, para los entrenadores la capacidad de observación y la enseñanza meticulosa como una tarea permanente del perfeccionamiento atlético.
Heriberto fue muy crítico de los entrenamientos que no fueran apropiados respecto a la edad y etapa formativa de los vallistas. Reprochaba aquellos esquemas de entrenamiento con los jóvenes que se basaban en la exageración de cargas y, que no respetaban el momento evolutivo y características de los atletas. Dicho en lenguaje coloquial cubano: los entrenadores que buscaban un buen resultado “quemando a sus atletas”, prendiéndoles fuego por la ansiada medalla.
Su visión de que el vallista era como un bailarín en desplazamiento sobre obstáculos ha ayudado a muchos entrenadores cubanos a hacer las cosas bien en la función que les corresponde.
Germán Pedraja, entrenador aportador en la formación de jóvenes vallistas entre ellos Emilio Valle (13.18 s), finalista olímpico y mundial, reconoce en el Heriberto y Santiago Antúnez dos maestros de los cuales bebió metodología.
Santiago Antúnez, la continuidad metodológica del legado de Heriberto
En el año 1984 Heriberto Fernández deja de ser el preparador de la selección nacional de Cuba, donde asentó, incuestionablemente, un sistema de entrenamiento bien definido desde toda su experiencia metodológica de muchos años en el trabajo de las carreras con vallas. Su ayudante de entonces, Santiago Antúnez, quien había sido su alumno-atleta continuaría exitosamente su trabajo enriqueciéndolo con aportes prácticos para mantener viva la filosofía enseñada por “El Viejo”.
En el año 1988 en el segundo campeonato mundial juvenil de la categoría celebrado en Sudbury, Aliuska López y Reinaldo Quintero en 100 y 110 metros con vallas respectivamente, resultaron victoriosos, siendo los dos primeros vallistas cubanos campeones mundiales en cualquier categoría ¿Cuál fue la contribución de Heriberto en ese logro mundialista de los vallistas juveniles cubanos?
Los domingos Heriberto, abría las puertas de su casa y la convertía en un aula más para recibir a todos los que ansiosos iban a escuchar y deleitarse con sus enseñanzas. Aliuska López, recordista nacional (12.67 s), exrecordista mundial juvenil (12.84 s), mejor corredora cubana de 100 metros con vallas de todos los tiempos, finalista olímpica y de los campeonatos mundiales al aire libre y campeona mundial en 60 metros con vallas, emociona al recordar:
Mi entrenador, Santiago, me llevaba a visitarlo y recibir sus consejos, él escuchaba muy atento a Heriberto en todo lo que le sugería para mejorar el entrenamiento con nosotros los vallistas del equipo nacional. Santiaguito supo tomar de él todo lo que le enseño y hacer contribuciones para el crecimiento y sostenibilidad de la Escuela Cubana de 100 y 110 metros con vallas.
A la pregunta de este autor a la mejor exponente cubana de los 100 metros con vallas de todos los tiempos: ¿Cómo recuerdas a Heriberto como profesor ?, ella responde:
Cuando se hablé del mejor entrenador cubano hay que tener en mente a “El Viejo”, como persona destacaba su tamaña humildad y gran corazón que no le cabía en el pecho. Desde muy joven, con 14, 15 años yo recibía sus consejos y palabras alentadoras sobre mi futuro como vallista, pues siempre me hizo saber que tenía el potencial para llegar a la élite mundial.
Reinaldo Quintero, el primer campeón mundial juvenil cubano de los 110 metros con vallas, quien en el tránsito a su éxito en 1988 fue fruto de las enseñanzas de dos entrenadores discípulos de “El Viejo”, expresa: Fue un entrenador siempre humanitario, velando en primer lugar por la integralidad del atleta, ante la más mínima lesión siempre mostraba la mayor preocupación, para él lo primero era cuidarte, no pensar en la competencia como la prioridad.
Era un gran consejero de sus atletas, mejor aún como maestro explicándote el porqué de los entrenamientos que orientaba, se podía intercambiar puntos de vista con él en cualquier momento. Nunca le faltaba el tiempo para explicarte lo que necesitabas saber, me devolvió la confianza que una vez perdí como atleta.
En la década de los 90 y 2000 sucedieron otros logros mundiales juveniles como los de Yoel Hernández (ORO, Sidney, 1996) y Yunier Hernández (ORO, Santiago de Chile, 2000) y Anay Tejeda (ORO, Kingston, 2002), entre otros atletas fruto de la influencia de destacados entrenadores continuadores comos Orlando Meneses, a la par que Santiago Antúnez encumbraba a la máxima expresión la Escuela Cubana de los 100 y 110 metros con vallas con sitiales olímpicos y mundiales, y la obtención del récord mundial de Dayron Robles de 12.87 segundos en 2008 .
Una frase para esta imagen: El genio creador irradiando admiración y dos grandes continuadores de la metodologìa exitosa cubana de la alta competencia.
La huella eterna, así evoco al maestro mayor de la escuela cubana de los 100 y 110 metros con vallas ¡El mejor de mis profesores sin darme una sola clase en el aula!
n los años de mis estudios universitarios en los que además era atleta entregado al magisterio del “Maestro mayor, “El Viejo”, absorbí el entendimiento de lo que realizaba en los entrenamientos. Él fue el mejor de mis profesores universitarios, pues lograba en el día a día, sin que me diera una clase teórica planificada lo que otros no me transmitían en las aulas, me enseñaba a pensar.
Tanto en las sesiones de entrenamiento, como en las conversaciones posteriores en las que le encantaba le preguntasen, daba elementos que por ser de sus exhaustivos estudios y vasta experiencia se convertían en una cátedra ¡Sus explicaciones fueron de las mejores lecciones de mi etapa en el estudio de la licenciatura! Me condujo a entender la necesidad de reconocer la verdadera esencia de la transformación y desarrollo de un atleta ¡Esa fue la gran diferencia que vivencié, él tejía el camino para el aprendizaje, y cuando menos lo supuse ya estaba bien adentro!
¡ETERNAMENTE GRACIAS , MAESTRO!
El atletismo cubano se reverencia ante usted. Sus alumnos lo claman, la historia lo abraza, y la escuela cubana de los 100 y 110 metros con vallas lo reconoce como genio.
Gracias, sabio y elegante pedagogo de generaciones. Una valla se sube y otra se baja, y usted sigue en lo alto.
¡MAESTRO, USTED ESTÁ AQUÍ!
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