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Tomado del Blog CubaxDentro

El discóbolo Yennifer Frank Casañas salió de Cuba en el 2005 como parte de la delegación al Campeonato de mundo de Helsinki y, consciente de que entre las consecuencias de sus actos estaba renunciar para siempre a pisar la tierra que le vio nacer, no regresó.

Siete años y siete meses después, la familia, los amigos de antaño y Cuba vuelven a ser una posibilidad. Y es que a la par de la actualización de la política migratoria cubana, una luz de esperanza cubre los miles de recuerdos que habían permanecido silenciados por la nostalgia, por el propio paso del tiempo porque ahora se puede volver:

¿La decisión de no retornar?

Muy difícil de tomar, lo pensé mucho porque sabía que me las jugaba todas y que dejaba las cosas que más quería en la vida, pero tenía un objetivo; ayudar a mi familia a mejorar económicamente y fui tras él.

¿Ha viajado a Cuba desde entonces?

No, no he pisado suelo cubano desde que salí en el viaje para el Mundial de Helsinki en 2005.

¿Pensaba que sería posible regresar?

Deseaba que fuese posible, pero después de tanto tiempo llegué a pensar en que no habría “chance”.

¿Las nuevas determinaciones?

Yo dejé atrás todo, y desde entonces solo he visto a mi madre, porque vino a verme. Las medidas devuelven la esperanza para todos los cubanos que están fuera de la isla. Es la posibilidad de reencontrarse con la familia, con la gente del barrio, volver a estar en casa…

En general, ¿cuál es el estado de opinión que se vive con relación a las nuevas disposiciones?

Hay alegría, pero quedan reservas. Hay cierto temor a que la cosa pueda volver atrás, a las leyes que existían antes. Es imposible renunciar a la felicidad que provoca saber que puedes ir a Cuba otra vez, pero imagínate, después de tanto tiempo, toma algún rato creérselo de todo.

Continuar con su carrera deportiva, ¿era parte del plan?

Si, desde luego. Es lo que sé hacer y lo que me gusta. Cuando llegué a España estaba en plenas condiciones de continuar con mi carrera deportiva; de hecho, aquí hice mis mejores registros y obtuve mis mayores logros. Igualmente era una vía, una forma de sustento para mí y para mi familia en Cuba.

¿Es fácil reinsertarse?

No, para nada. Personalmente tuve que mover cielo y tierra, y hasta me considero un tipo con suerte en ese sentido; somos muy pocos los que lo hemos logrado. Las leyes de inmigración para el deporte son rigurosas, en principio debíamos esperar cuatro años inactivos para poder volver a competir por otro país aunque estuvieras nacionalizado. Pero en el caso de Cuba, por haber sido colonia de España, tenía la posibilidad de contar con una doble nacionalidad y con ello, la sanción se reducía a solo un año; por ahí escapé.

Su carrera deportiva, ¿en qué momento se encuentra?

Estoy iniciando el que será el último ciclo olímpico y mantengo resultados de buen nivel. Para ello me preparo, para poder llegar a mis 5tos Juegos Olímpicos con un buen rendimiento. Mi objetivo inmediato es preparar la Diamond League 2013 y el Mundial de Rusia.

¿Cómo se ve, desde su perspectiva de atleta activo, el récord de 74.01m de su especialidad, que data de 1986?

Es un gran registro, de esos que se ven bien fuertes. Claro, que como ha sucedido en muchos eventos, un buen día aparece alguien y lo rompe. En lo personal, eso no me quita el sueño.

¿Alguna meta por alcanzar?

Estar en mis quintos juegos olímpicos.

En estos siete años que ha pasado en España, ¿qué ha sido lo más difícil de enfrentar?

Pues saber afrontar las consecuencias de mis actos, saberme sin opciones de ver la isla por mucho tiempo, tal vez para siempre. Cuba se extraña. La verdad es que no importa dónde estés, cómo estés, ni bajo qué circunstancias hayas salido, no va a existir un día en que uno no piense en Cuba. La añoranza, la nostalgia de las cosas que dejas atrás y el amor por ese pedazo de tierra siempre están presentes; eso nunca se pierde.


¿Y competir por otra bandera?

No puedo mentir, competir por otra bandera es lo más duro que me ha tocado enfrentar. Nadie sabe lo difícil que es hasta que lo vive en carne propia. No hay manera de describir lo que es estar en un lugar, junto con los tuyos,  y no llevar sus colores. Es frustrante. Es el momento en el que caes, vuelves a repensar el gran paso que diste, y donde te cuestionas si valió la pena tanto sacrificio.

“Solo me mantiene en pie el saber que gracias a mi decisión tengo a mi familia tranquila y que los llevo sobre mis hombros sin que pesen.

Sin embargo, es la única posibilidad que tenia para seguir asistiendo a los Juegos Olímpicos y Campeonatos mundiales que son las competencias más importantes para todo atleta y por eso quiero agradecer a España y a las personas que aquí me ayudaron y me ofrecieron la oportunidad de seguir luchando, sobre la pista de ese sueño.

Piensa volver a Cuba

Sin dudas, en cuanto me den la luz verde, aun me faltan unos meses. Volveré porque es mi sitio, con mi familia, mis grandes amigos y mi cultura. De Cuba nunca tendría que haber salido. Allí me siguen esperando para sentarnos a jugar dominó en la esquina, en chancleta y sin camisa.

¿Para siempre?

Pues es mi objetivo, aunque todavía tengo que convencer a mi mujer (risas).

Perfil oficial de Frank Casañas en IAAF