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Ekaterina Gamova “colgó su camiseta” del equipo de su Rusia natal. Lo había anunciado y así su última actuación fue en el 2-3 ante Brasil que puso fin a la ruta rusa en los XXX Juegos Olímpicos. Tras el punto final, se le vio con el rostro hundido entre manos y llorar.

Sucedió cuando su Selección Nacional perdió ante su similar de Brasil y quedó eliminada en la fase de cuartos de finales en Torneo de Voleibol Femenino de los Juegos olímpicos. ¿Recuerdan ese juego?

 

Fue un partido trepidante; de esos que se pueden ver una, otra y otra vez. Impactante, tenso, plagado de estrellas, válido para disfrutar del voleibol al más alto nivel pero que también brindaba a pedazos, pasajes con errores infantiles; síntoma ineludible de la presión bajo la que se jugaba.

Brasil vs. Rusia, por favor; el más injusto avatar del calendario. Ninguno de estos dos conjuntos merecía quedarse sin medalla en la XXX Edición de los Juegos Olímpicos pero sucedió y a las rusas les tocó cargar con la parte más pesada, con la derrota, a casa.

 

Brasil mereció la victoria. Entre elencos del primer nivel como estos dos, los partidos se ganan y se pierden; Brasil ganó y como se presagiaba, fue campeón olímpico. Se sabía que quien saliera airoso en el titánico match tendría todo (motivación y clase) para vencer en el certamen…

 

Hay que decir que Rusia pudo ganar pero su mejor arma no funcionó. No hubo un bloqueo que frenase a una Sheilla que, como hacía bastante tiempo no sucedía, cargó en hombros a la verdeamarelha. Fue el mejor partido de la esbelta opuesto en todo el torneo. Puso toda su clase sobre el mondoflex en el momento en que tenía que hacerlo; en la final ayudó, pero la final fue de Jaque (Jaqueline Carvalho).

 

Brasil reía y Rusia enmudecía. Enmudecía y lloraba un gigante que fue con grandes condiciones de dar más batalla que esa. Un silencio de sepulcro se apoderó de la grada y caló en una generación histórica que de seguro no tendrá otros Juegos Olímpicos para disputar.

 

Una generación longeva, pero experimentada y con rendimiento de lujo; ridículamente criticada por los narradores cubanos. Qué importaba que Gamova , Sokolova y/o Estes pasaran de las tres décadas, sí Tetyukhin (Sergey Tetyukhin) caminando sobre sus 38 , se vistió de héroe en la resurrección de los discípulos de Vladimir Alekno (DT de la selección masculina de Rusia) ante un aminorado equipo de Brasil.

 

De cualquier manera, el partido de “cuartos” marcó el fin de la ruta olímpica de las dirigidas por el difundo Obchinikov (El DT Sergey Ovchinnikov Fue hallado ahorcado en su habitación de Hotel días después de terminados los Juegos Olímpicos) y con ese juego Gamova anunció que colgaba la camiseta con su selección Nacional.

 

Ekaterina Gamova, líder histórica de Rusia desde su debut olímpico en Sydney 2000 cuando fueron subcampeonas tras caer ante Cuba en el partido final. Precisamente en ese juego fue la primera vez que la vi, aunque ya jugaba para Rusia desde 1998; entró en un momento crítico para bloquear y lo hizo, a cuatro manos entre ella y Elena Godina le apagarón la luz a Yumilka Ruiz que se elevó desde la zona cuatro. La acción fue anulada por alguna falta en la red pero la debutante en juegos olímpicos dejó claro que había llegado al selecto equipo ruso y que lo hacía para quedarse.

 

Ella es toda una gigante y no por ello, se puede decir que es menos hábil que el resto, como jugadora de Voleibol. Algunas fuentes le registran 2.02 y otros 2.04, el caso es que pasa tranquilamente de los 200 centímetros y se levanta hasta los 3.21 para atacar y bloquea sobre los 3.10m. Opuesto, auxiliar y/o central, según haga falta. Letal cuando va “a la carga” desde la zona zaguera, indetenible en sus incursiones sobre la llamada “diagonal corta” y dueña, por demás, de un servicio fuerte y con estupenda colocación. Jugó 231 partidos con su selección nacional; 21 de ellos en Juegos olímpicos. Con Rusia ganó el Oro Mundial en el 2006 y 2010 (MVP en el 2010), Oro Europeo en 1999 y 2001 y Oro del World Grand Prix en 1999 y 2002. Lo único que no pudo conquistar es el Oro Olímpico pero participó de las dos medallas de plata del 2000 y 2004.

 

Ahora, esta chica nacida en 1980 y habitual en los listados de las mejores del mundo, ha dicho adiós a su equipo nacional. Seguirá a nivel de clubes pero necesita descansar y también estudiar. Sí, estudiar, eso ha dicho. Procurará el tiempo para completar los estudios de periodismo en la Universidad de Moscú.

 

Con el adiós de Gamova y la probable retirada de Liubov Shashkova -quien ya había sido duda antes de Londres 2012- así como de la seis veces olímpica Evgenia Artamonova –Estes el equipo ruso sufre un golpe de renovación que será, más que traumático, interesante. Habrá que ver ahora quien es la que se viste de “once”. Más que una identidad numérica el asunto implica asumir un protagónico ofensivo que por más de 12 años interpretó Gamova, con nominaciones a toda clase de premios por su papel…

Visto desde la situación actual, todos los caminos parecen conducir a Nataliya Goncharova (Obmochaeva) y no estaría mal la elección. A fin de cuentas, la líder del Dynamo Moscú de la Liga rusa, ya enseñó su coraje en Londres. Pero una cosa sí está clara y es el vacío que quedará con la salida de la niña-grande. Tanto para Rusia, como para todos los que gustan del voleibol será difícil suplantar los recuerdos de lo genial que solía ser la nacida en Ekaterimburgo y es que con su adiós (para nada cuestionado) su selección nacional y el voleibol mundial se pierden el encanto de una de las jugadoras más completas y espectaculares de la última década…

 

 

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