Por: Reinaldo Cedeño Pineda / Exclusiva

Permítenos revisitar esos grandes Juegos Olímpicos, en Barcelona 1992, los de la vuelta de Cuba tras dos citas ausente, los del histórico quinto lugar. Permítenos asistir a esa final donde participaste, vivirla de nuevo. Ya estamos allí, en el Estadio Olímpico de Montjuic, en la capital catalana…

¿Cuándo enviaste el disco hasta aquellos fabulosos 70,06 ganadores, imaginaste la distancia lograda antes de que el disco aterrizara?… Una vez que informan la medición, tu alegría fue notable, ¿presumiste que podías ganar? Tuviste un gran envío en el Iberoamericano de Sevilla, un tiempo antes de los Juegos Olímpicos, con 70,68. Tu forma era excelente. ¿Allí en tu fuero interno, conversando contigo misma, te imaginaste alguna vez campeona olímpica?

“Los atletas saben cuándo un movimiento es ejecutado con éxito, porque su ejecución se siente en los músculos, y así, desde el momento de la salida del implemento, sabía que había sido un buen lanzamiento, imaginé que había sobrepasado la barrera de los 70 metros. Me sentía muy segura de mí misma por mis resultados en el año y el más reciente ya tú lo sabes, Sevilla… pero nunca estuve confiada de mis adversarias, porque yo iba con la cuarta posición en el ranking ese año. Me preocupada mucho, Ilke Wyludda, la alemana, primera en el ranking y favorita.

“No me imaginé campeona olímpica hasta el último lanzamiento de la última competidora. La confianza es fatal: hay que estar alerta y dispuesta a la revancha en el próximo lanzamiento, exigiéndote más esfuerzo físico, mental. Y… claro que me puse contenta con el envío, porque sabía que era algo difícil de superar. Mi mayor rival había sido eliminada en la preliminar y, además,  mi envío fue en el quinto disparo de los seis permitidos,  o sea que solamente les quedaba a todas un solo chance para superar una distancia respetable. En esas circunstancias, hay que estar sicológicamente muy bien preparado para lograr un buen lanzamiento”.

¿Qué personas  dirías que fueron imprescindibles en tu vida para llegar a la cumbre del deporte  que alcanzaste?

“En mi formación como atleta, muchas personas hicieron posible que llegara a ser campeona olímpica. La primera persona que me descubrió fue Miguelina Cobián, en una competencia entre escuelas. Me captó en el Ciro Frías, complejo deportivo perteneciente a Arroyo Naranjo. Ahí di mis primeros pasos en el deporte… pero como corredora  de 100 y 200 metros. Por mi constitución física, empecé a desarrollar mucha masa muscular. No era lo suficientemente rápida y decide cambiarme para el área de lanzamientos, con el entrenador Víctor Suárez, en la especialidad de impulso de la bala y lanzamiento del disco…

Con Víctor Suárez bato muchos récords juveniles, paso a la EIDE, luego a la Espa en el municipio Playa, y por último, al equipo nacional en el Cerro Pelado, donde  empiezo con el ilustre Hermes Riverí, con quien logro todos mis títulos élite.

“Sucede algo interesante y que muy pocas personas conocen. En ese año 1992, mi entrenador no pudo estar conmigo en las últimas competencias previas a la Olimpíada, por una absurda y drástica medida de suspensión temporal que no quisiera mencionar… Entonces,  la dirección de la Comisión Nacional nombró a Luis Mariano Delís en sustitución de Riverí, y con él fui a Sevilla para cumplir el entrenamiento planificado hacia la Olimpiada. Ya en el Iberoamericano obtengo mi mejor registro personal y es cuando deciden de manera oficial que Luis Mariano ejerza como mi entrenador y vaya conmigo a los Juegos”.

El lanzamiento del disco en Cuba parece “destinado” al éxito. Una lista de ganadoras a nivel regional, continental y universal,  desde la mítica Alejandrina Herrera hasta Yaimé y Denia, incluso la última campeona olímpica de la juventud, Melany Matheus…. pasando por Caridad Agüero, Carmen Romero, María Cristina Betancourt, Hilda Elisa Ramos, Bárbara Echavarría, Yania Ferrales, Yarelis Barrios…  ¿A qué crees que se deba esa larga tradición?… ¿Viste el Campeonato Mundial de Doha 2019, con dos cubanas en la cima? ¿Qué sentiste?

“Sí, es cierto, el lanzamiento del disco se ha caracterizado desde hace muchos años por tener buenos discóbolos; pero esto ha sido posible por la sabiduría de los entrenadores, encabezado por Eneas Muñoz, pionero y maestro de maestros. Mi entrenador, Hermes Riverí,  tomó muchos apuntes de él,  además de haber ido a estudiar en Alemania. Esto  le sirvió de base para después aplicarlo en los entrenamientos a futuros atletas, al igual que Cheo Salazar, quien  tomó de Eneas muchos consejos. Yo apenas lo recuerdo, era muy jovencita y él estaba bastante mayor; pero tuve el privilegio de conocerlo, si la memoria no me falla,  en el Pedro Marrero.  En esta nueva generación mirarás los entrenadores y me dirás: Hida Elisa Ramos, fue discípula de Cheo, Raúl Calderón de Riverí. 

“En el mundial de Doha fue muy emocionante para mí,  ver a dos ʿcuñasʾ, disputándose las primeras dos plazas.  Fue muy emocionante”.

Antigua y Barbuda es tu nuevo escenario…  ¿en qué labores  te desempeñas?  ¿Cuba, nostalgias?…  ¿Maritza Martén se ha despegado definitivamente del deporte?

“Vivo en Antigua y Barbuda hace casi 20 años, pero voy a Cuba muy seguido. El año pasado coincidí  con la partida del equipo de atletismo a los Juegos Panamericanos  de Lima. Yipsi Moreno me invitó y coincidí con Sotomayor, Juantorena, María Caridad Colón… y tuve la oportunidad de hablar e intercambiar experiencias con todos.

“Allí conocí personalmente a las muchachas del disco, a Denia y a Yaimé.  Les deseé mucha suerte y las vi muy enfocadas a lo que iban, a por las medallas… aunque no siempre salgan bien las cosas. Yo pienso que  tienen mucho que dar, porque tienen mucha pasión y ansias por tener mejores resultados de los que ya han logrado.

“Soy profesora de Educación Física. Aquí en Antigua y Barbuda, el sistema de educación es diferente al de Cuba. Trabajo en una escuela secundaria, todos los años se gradúan alumnos de quinto año de Educación Física y los ayudo en sus tesis de grado. Por eso en mi muro de Facebook,  están las fotos de graduación con ellos.  Como ves, no estoy desvinculada del deporte por completo.

 “Es muy difícil para mí relatar  mi vida deportiva en cuatro preguntas. Fueron muchos años en el deporte, desde los doce hasta 34, casi 35. De ellos, fueron 21 en la selección nacional… Y cuando miro hacia atrás, hacia lo que he vivido, me siento orgullosa de haber estado allí, en el círculo de lanzamiento”.