Por Noel David Suárez

En un día que va a pasar a la historia gracias a la tan anhelada unión de peloteros cubanos de la MLB y de la FCB, en el penúltimo tope de preparación en Taipéi de China previo al V Clásico Mundial, al otro lado del globo terráqueo unos pequeños campeones se estaban disputando en un juego, el título de las Pequeñas Ligas del Béisbol Cubano correspondiente a la temporada 2023, así como el boleto a la Serie Mundial de esta categoría en Pensilvania Estados Unidos, a celebrarse a mediados del mes de agosto. Una división de honores ayer en el beisbolito Manuel Alarcón de la Ciudad Monumento trajo consigo la definición de la serie en el último choque, el cuál estaría cargado de entrega y dedicación por parte de ambos equipos.

Por los locales bayameses abriría Ismael Ortega, mientras de William Ferrán se subiría en el box por los capitalinos. Los bayameses, visitadores en este tercer y crucial encuentro, abarrotaron las bases sin outs en la misma primera entrada, pero solo pudieron pisar la goma en una ocasión, condicionados por la interferencia de Luis Enrique Gurriel cuando iba de primera para segunda. Los del este de La Habana empataron  bien rápido las acciones, precisamente su lanzador fue quien trajo a Maicol Viel para el home en una conexión por segunda muy bien fildeada por Alfredo Despaine Jr.  

Los bayameses se fueron arriba en la azotea de la cuarta gracias al doble de Luisván Sánchez por todo el jardín central, que trajo a Roberto Martínez desde segunda. Luego del boleto intencional a Luis Enrique Gurriel, Ferrán dominó en rodado por el campo corto a Samuel Palencia y con la casa llena ponchó a Dayán Montero, para cerrar la entrada sin males mayores y mantener el marcador apretado. Ahora los del Oriente cubano ganaban 2 carreras por 1 en tres entradas y media, en un juego pactado a seis entradas.

Foto: Rosa María Torres Montalván, desde la sede.

En la alta de la quinta después de dos outs el alto mando de Habana del Este decidió sustituir a Ferrán del montículo para colocar a Jons Valdés, quien cerró la entrada con un excelente fildeo. El trabajo de Ferrán fue premiado con un paternal abrazo del mánager capitalino Sequeira. Quizás ese abrazo influyó en que el muchachito abriera la baja de la quinta con doble, después vino el boleto al cuarto bate Ányelo Señán, que colocaba en primera la posibilidad de la ventaja. El ahora lanzador Jons Valdés recibió boleto en un muy buen turno al bate, luego Ortega le dio pelotazo a Dayán Cordero y desde tercera anotaba Ferrán la carrera del empate. Edgar Torres entró en rol de relevo y metió el brazo hasta el codo para mantener el juego empatado, el abridor bayamés hizo también un excelente trabajo, pero salía llorando por haber permitido la carreara del empate, sin dudas otra de las imágenes conmovedoras de esta final.

Valdés colgó el cero en el principio del sexto y ponía contra la pared a los bisoños alazanes. Los Tiburones tampoco pudieron anotar y seis entradas no eran suficientes para decidir el campeón, había que seguir batallando en extra innings.

En el principio de la séptima Roberto Martínez se embazó por hit de pierna, y después anotó desde primera empujado por triple de Edgar Torres, quien también entró por error en tiro del jardinero central para poner a disfrutar a toda la afición que se dio cita en el beisbolito Manuel Alarcón Reyna, en una provincia que tiene ADN de campeón, y eso es en gran medida gracias a Carlos Martí, el mánager que ha llevado a lo más alto a los Alazanes de Granma en Series Nacionales, el profesor Carlos se encontraba en el estadio, y su mirada atenta al terreno lo engañaba, pues su legado estaba ahí. Otras dos carreras entraron impulsadas por Palencia y Aparicio. Era de cuatro la diferencia, los representantes de Bayamo estaban a tres outs de obtener el título que se le escapó la temporada pasada ante Santa Clara. Torres fungió de líder para su Bayamo cerrando a todo tren y dándole el tan anhelado título a esa exitosa provincia en materia beisbolera en los últimos años.

La afición de Bayamo estalló con el racimo de cuatro carreras de sus peloteritos. Foto: Rosa María Torres Montalván, desde la sede.

Todos los adjetivos se quedan cortos a la hora de describir la entrega de estos niños, ojalá pudieran haber ganado los dos, pero así es el deporte. Serán los Alazanes y su estire de campeones nuestros representantes en Pensilvania, ahora a prepararse bien para demostrarle al mundo que la pelota cubana está sonriente, esta final fue la prueba más clara de ello.