Por Lilian Cid Escalona

Maria se pone de pie. Mira el reto, arquea ligeramente el cuerpo, visualiza su ejecución y se enfrenta a la varilla. Tiene éxito. Maria se repite. No hay fallos. Su secuencia sobre 1.84, 1.88, 1.92, 1.95 y 1.97 metros es perfecta.
No hay problemas, salvo con su pelo, que se lo organiza una y otra vez. Tras cada salto, para ser exacta, Maria se suelta la pequeña cola y en los siguientes segundos la vuelve atar.

La varilla a 1.97m sacude. Ahora solo quedan tres: Yuliia Levchenko, Kamila Licwinko y Maria. Ellas serán las medallistas
Maria va por el 1.99m. Es una altura de trámite para la única mujer que ha saltado sobre dos metros (al aire libre) este año. Ya la polaca Licwinko ha vencido la altura. Maria falla.

Después, la jovencísima ucraniana también lo consigue. Lo hace en un primer intento muy limpio; tanto, que de no ser por la lista de inscripción casi nadie habría notado que está firmando su marca personal. Tiene ilusión en el rostro pero contiene como nadie las emociones. Su ilusión se agiganta y Maria renuncia.

Maria deja los dos intentos que le quedan para atacar el 2.01m. Todo o nada, piensa la rusa. Su historial se lo permite.

Maria se pone de pie. Mira el reto. Entiende que se trata de un salto que puede valerle para refrendar su título. Lo visualiza, lo enfrenta y vuelve a reencontrarse con el éxito. Ahora la presión es para el resto, pues tendrán que vencerla en los 2.03m. A Ella , a Lasitskene (antes Kuchina), que ha saltado sobre 2.06m hace unos días.

La ucraniana sigue mejorando y valida los 2.01m. Ya no puede más y muestra su alegría. Se siente con la plata en el cuello pues Licwinko está en tremendo problema. Los 2.01 le han sido esquivos y se arriesga para gastar la única bala que le queda en los 2.03m. Es un pequeño suicidio, pero a su vez, es la llave para escalar posiciones. Varilla a 2.03m. No se hace el milagro. Licwinko queda en bronce.

Maria vuelve otra vez. Es una transmisión integrada pero su aval le garantiza que le sigan las cámaras. Van con ella y dejan que el mundo disfrute de su victoria. Ha saltado los 2.03 metros y con este brinco, el oro es un hecho.

Maria Latsiskene es nuevamente la campeona del mundo. Le sigue la ucraniana de 19 años Yuliia Levchenko (2.01) y la polaca Kamila Licwinko (1.99). Después busca el record de Rusia, pero los 2.08 se le resisten. La altura no le sonríe y ella tampoco muestra toda su alegría. Digamos que la lleva por dentro.

La premiación es un acto cruel. Suena el himno de la IAAF y Maria lo escucha. Lo escucha y esboza una ligera sonrisa; casi fingida. Se esfuerza, pero la añoranza hace estancia en su mirada. Echa en falta la melodía compuesta por Aleksandr Aleksándrov Los rusos compiten huérfanos de identidad, se les prohíbe presumir del orgullo patrio. La IAAF los desnaturaliza. La reinserción tiene un precio y es, extremadamente, alto.