A mi amigo, el «PADIG» que está muy contento con los blancos. Le brillan los ojos como a mí en muchas ocasiones cuando «yi jump»….. y eso me inspira.

He esperado un poco para tocar el tema pero preferí hacerlo luego de ver el partido  por segunda vez, para discernir en mi comentario  entre la realidad de lo sucedido y los impulsos propios de la emoción del momento.

Me gustó el clásico. Es decir, es un clásico y ello conlleva a que siempre se disfruten al máximo aunque, muchas veces,  no llegan a ser los partidos soñados.

Sin embargo, el del miércoles pasado, más que un clásico, fue uno de esos partidos soñados; en los que el tiempo pasa y solo el silbato del árbitro es capaz de poner fin al banquete.

 

No soy fanática de ninguno de los conjuntos contendientes, ni siquiera de su liga o de alguno de sus jugadores “estrella”. Obviamente, me refiero a Messi o  a Cristiano,  porque ante  semejantes  plantillas todo el mundo cabe  bajo la sombrilla del vocablo entrecomillado. Solo basta mirar la calidad futbolística que se agrupa en cada uno de estos planteles.

 

Desde el mismo comienzo quedó claro que había un Madrid Real sobre la cancha, los dos goles recibidos en los finales del primer tiempo y su reacción de cara al complemento llegaron para confirmarlo.

 

¿y  las estrellas? 

A CR7 poco puede cuestionársele -aunque siempre se le cuestiona algo-. Corrió todo lo que pudo, defendió como cualquiera de los  laterales de su equipo, asistió y definió con clase para iniciar el zafarrancho de la última media hora del choque.

 

A Messi, bueno…..a Leonel Messi nadie nunca le cuestiona nada. De aplaudir su genial asistencia que proporcionó a Pedro la posibilidad de marcar el primer gol  del choque. Más allá de esto y un par de veces que le ví  en el suelo, no recuerdo mucho más de la pulga.

 

¿y los técnicos ?

 

Jose Mourinho es un estratega, de los mejores que hay en el mundo; fíjese usted que ha pasado por varios clubes (Oporto, Chelsea, Inter de Milán y Real Madrid) y en todos ha tenido éxito. En el clásico se mostró ecuánime  y  lo hizo todo bien.  Granero, Callejón y Benzema le cambiaron la decoración al encuentro y si la victoria no se fue a la capital española es porque sinceramente, la suerte no estaba del lado  blanco esa noche.

 

Pep desplegó su estrategia. Mover las piezas en el Barcelona no es un asunto tan complicado. Ahora, que el partido se haya trabado no es su culpa. Del otro lado de la cancha había uno de los más grandes clubes del planeta. Es cierto que otras veces le había ido mejor pero esa noche el merengue mostró la mejor cara de los últimos duelos que se han sucedido entre ellos.

 

¿Usted cree en la existencia del  factor suerte?

 

Nunca descarté su existencia pero tras los  96 minutos de ese  partido  me quedó claro que,  además de tener excelente fútbol,  el Barcelona FC  es un equipo que tiene muy buena suerte.

 

¿Lo mejor?

El gol de Dani Alves, más allá de haber caído en tiempo de descuento cumplido y anotado con  falsificaciones incluidas en la tarjeta del colegiado, nadie puede negar que su factura lleva toda la magia del jogo bonito y el fútbol total que corre por sus venas.

 

Por lo demás, la reacción del Madrid; digna de admirar aún cuando el mundo competitivo obligue a que las historias se cuenten desde arriba.

Solo por ello, porque las historias se reseñan desde la óptica de los vencedores;   los dos goles en el segundo tiempo, el trepidante ritmo de partido y la anulación casi total de los blaugranas en su propia madriguera  quedarán bajo la sombra de la eliminación del conjunto blanco en los cuartos de Final de la Copa del Rey 2011-2012.

 

Y la  gloria acogerá en su seno a un Barza, fracturado entrelíneas,  que  obligó  a que sus miles de fanáticos se gastaran  el tiempo gritándole  a Mourinho, Pepe o cualquiera que se les antojara  hasta el silbatazo final.   Ahora ellos, los de Pep, tienen todas las “papeletas” para llevarse  la única corona que se les escapó el pasado año.

 

Los otros, los de Mou, cedieron la posibilidad de revalidar el título de “Su Majestad”, aunque también se gastaron una noche en la que salió a relucir la casta de representar a un Club que hizo historia y que ahora, parece volver a la realidad.

 

Como les dije antes; no soy fanática; mucho menos culé o madridista. Me gusta el Manchester United, prefiero la liga inglesa y si de jugadores se trata,  nadie me llena como el uruguayo Diego Forlán.  Pero, un buen juego de fútbol se debe valorar por lo hecho; y por lo visto sobre el terreno  el Real Madrid marcó pautas, quizás el hito del renacimiento para  un nuevo  Madrid; uno que se sacudió la timidez y enseñó de qué está hecho. Uno que clavó sus garras en el búnker culé  y sembró dudas de ¿hasta dónde puede llegar?

 

Un Madrid que ilusionó con su entrega y que aunque no vacunó con lo justo, dejó a muchos sin uñas y a otros tantos –entre los que me incluyo-  con el deseo de gritar…..¡¡Hala Madridddddddd!! .