CUBAPor Alfonso Nacianceno/Granma
No tiene explicación que un rival pierda cinco servicios en el quinto set y lo gane con cuatro puntos de ventaja. Eso le hizo China a Cuba en el Campeonato Mundial de voleibol para echar por tierra sus intenciones de lograr su segundo éxito consecutivo, luego del 3-0 propinado el sábado a Bulgaria.
Los vencedores se adjudicaron tiempos de 19-25, 25-20,18-25, 25-20, 15-11 para conseguir su segundo triunfo frente a cinco reveses y su­mar cuatro puntos, por debajo de los cubanos que terminaron su ac­tuación al ritmo de (6-1-6), pues lo que decide son las unidades acopiadas a lo largo de las dos etapas concluidas.
Los antillanos salieron impetuosos ante un rival que no defendía bolas en la net, mientras Osmany Uriarte era su pesadilla por los extremos del campo. Así los nuestros llegaron a 5-1, sin versatilidad en la distribución del pase por parte de Leandro Macías. Aun así, con solo tres errores, los alumnos de Rodolfo Sánchez ganaron 25-19.
En la segunda manga parecía que habían cambiado a ambos elencos. Cuba comenzó a cometer pi­fias, mientras China levantaba balones para armar sus contraataques desequilibrantes, pues sorprende la facilidad con que los caribeños se van del juego y pierden la facultad de reaccionar. Salieron a flote demasiados errores no forzados y de solo tres en la apertura, aumentaron  a 15, en medio de un desempeño en el que el armador olvidó que el centro de la net existe y es por donde menos bloqueos se producen si el pase es rápido y bajito. Esas imprecisiones dieron el empate a los chinos, al vencer 25-20.
Recuperados tras el descanso oficial de diez minutos, los alumnos de Sánchez retomaron su curso para despegarse en el tercer tiempo, pues los centrales Isbel Mesa-Félix Chapman, conjugados con los auxiliares Uriarte y Javier Jiménez escaparon hasta 16-10, ahora con Cepeda como sustituto de Liván Osoria en la posición de opuesto.
La velocidad del colectivo cubano en la net lo hizo avanzar raudo, no obstante algunas bolas pasaban entre los dedos de los bloqueadores mal agrupados, para permitirles libertades a los oponentes. De cualquier manera vencieron en ese set 25-18.
Los asiáticos no se dieron por vencidos y en el cuarto parcial, si bien mostraron menor fuerza en el ataque, exhibieron una custodia impecable de su terreno que apagó las ansias de terminar el choque por parte de los nuestros, quienes ya montados en 26 faltas iban en descenso, al punto de ceder 20-25.
Lo peor ocurrió en la última manga. Des­con­centrados y defraudados, los antillanos vieron cómo la pizarra siempre sentenció ventaja de al menos dos puntos para sus adversarios, que dieron el golpe final en 15-11. Los perdedores acumularon 28 pifias por 36 los triunfadores.