columna_del_muroPor: René Navarro Arbelo

Desde hace algunos días varias amigas personas me solicitan que escriba de mi andar antes de llegar al cumpleaños. Pues aquí les va…

Cuando se llega a los 70 años de vida

Aunque existen aquellas saludables personas que sobrepasan los 100; otros que frisan esa respetable cifra o ya peinan sus muchas canas de los 90, llegar a los 70 también constituye una afortunada dicha para cada ser humano.
A esta edad hay hijos, nietos y quizás hasta bisnietos. No tengo todavía el último privilegio, pero me imagino todo lo lindo que ha de ser en el seno de una familia contar hasta con un tataranieto
A los 70 se piensa con diferente proyección; ya se inicia el conteo regresivo del tiempo que nos resta por vivir. Se repasa todo lo acontecido – bueno y malo – y lo que pudiera suceder en los años por venir.
En mi existencia como niño y en la edad juvenil recibí una adecuada educación hogareña y la de ilustres personas que ejercieron el magisterio en escuelas públicas: la Llanes- Heras y la secundaria Ramiro Guerra Sánchez, ambas en mi terruño natal: Madruga. Fui un alumno promedio, nunca sobresaliente en mis actividades docentes. Quizás el hecho de dedicarle un gran número de horas diarias a la práctica del deporte, motivaron algunos tropiezos académicos. Montaba patines, recorría decenas de kilómetros en bicicleta, jugaba béisbol, baloncesto y voleibol y hasta intentaba ser un buen corredor o gimnasta. Toda esa rutina – muy disciplinada en aquella etapa – me convirtió en un adolescente con total inclinación hacia las actividades deportivas. Devoraba diariamente los periódicos nacionales y bastante temprano – a los 13 años – ya algunos amigos me llamaban el Narra, no por ser chino, sino porque hubo quien descubrió mis preferencias y posible vocación. A esa edad ya era anotador y estadístico del béisbol en mi pueblo. Poco después me convertí en árbitro, anotador y cronometrista en competencias regionales, provinciales y nacionales de baloncesto. Era igualmente corresponsal de Radio Reloj en mi municipio. Trabajé dos cursos como profesor de Educación Física en la secundaria Joe Westbrook, de Nueva Paz y colaboré en la secundaria madruguera América Latina. Pero el gran giro de mi vida – tras pasar por el pre Juan Borrell -fue el ingreso en la ESEF Manuel Fajardo. Conociéndome ya varios de los profesores de ese centro, rápidamente me designaron instructor no graduado, y unos meses más tarde ya ocupaba una plaza en la EIDE de La Habana. Trabajé con los camilitos en las instalaciones de la playa Baracoa y en el propio Fajardo. Llegado el momento de una convocatoria para la formación de narradores-comentaristas deportivos resulté seleccionado entre varias decenas de aspirantes. El resto de la historia ya es conocida, casi medio siglo vinculado al sistema nacional de radio y televisión. Olimpiadas, Campeonatos y Copas del Mundo, Panamericanos, Centroamericanos, competencias nacionales e internacionales en Cuba, contaron con mi presencia. Muchas, infinidad de veces cada día, recibo la gratitud de mi pueblo. Creo que constituye la mayor satisfacción y felicidad que pueda recibir una persona. Y siempre les digo: “me tocó la época de oro del deporte cubano. Si alguna vez brillé se lo debo a todas esas grandes figuras y equipos que defendieron los colores de Cuba”
El hecho de llegar a los 70 no quiere decir que me sienta vencido; nunca me dieron una mano de verdad, ni hubo algún tipo de padrinazgo que me impulsara. Soy, porque me propuse siempre no ser un segundón, sino una persona que se respetaba a sí mismo, a los atletas, entrenadores, árbitros, autoridades y a ese inmenso público al que debemos nuestra mayor profesionalidad.
Muchísimas Gracias por los mensajes de felicitación recibidos en las últimas horas, un poco adelantados a mis 70.
¡!! FELICIDADES EN ESTOS DÍAS FINALES DE DICIEMBRE Y TODO LO MÁS BELLO DE LA VIDA EN 2016 ¡!!