Por: Julio Batista Rodríguez/ Tomado de Cubahora
Si bien fueron lentos los primeros compases en la aplicación de la política que permitió la contratación de atletas cubanos en ligas extranjeras desde enero de 2014, lo cierto es que en la actualidad el ritmo ha crecido y hoy existe un total de 31 deportistas en esta situación, cifra que seguramente aumentará antes de que finalice el 2015.
En los primeros 18 meses de implementación de la Política de Remuneración de Atletas, Entrenadores y Técnicos del Deporte, apenas se concretaron la firma de nueve acuerdos: ocho en béisbol (Japón y Canadá), uno en voleibol (Grecia). Sin embargo, en los últimos cuatro meses el número de firmas se disparó y se diversificaron las disciplinas deportivas.
Según datos ofrecidos por Arnaldo Batista, quien ha estado al frente de este proceso desde el INDER, nuestros atletas tienen presencia hoy en una docena de naciones (Argentina, Uruguay, México, Canadá, España, Portugal, República Checa, Turquía, Alemania, Grecia, Noruega y Japón) e intervienen en siete deportes (béisbol, boxeo, baloncesto, balonmano, lucha, polo acuático y voleibol), agrupándose la mayoría de ellos en tierras europeas.
No cabe duda de que la tardía inserción de Cuba en un mercado del cual habíamos renegado por décadas fue la principal causa en la lentitud de los primeros tiempos. Ensayos, demora en la concreción de acuerdos, ajustes legales para normar los contratos y las relaciones de los atletas y sus federaciones, creación del personal calificado para manejar este tema… esas son apenas algunas de las trabas que enfrentó el proceso.
Aun así, la mediada fue y es evaluada como un acierto total. La posibilidad de que los jugadores cubanos se inserten en ligas foráneas y luego regresen a Cuba para las principales competencias del año resulta beneficiosa para todas las partes.
Si algo es criticable en todo este tiempo, fue la lentitud en la implementación, amparada en la inexperiencia y las precauciones, algo lógico, pero que hizo en extremo tortuoso un camino que pudo ser más expedito.
En cualquier caso, 31 contratos en 22 meses no es una cifra que represente las potencialidades del movimiento deportivo cubano, ni un número significativo frente a la cantidad de atletas que cada año optan seguir su carrera por cuenta propia y fuera de las posibilidades que facilitan los contratos a través de sus Federaciones.
Aunque los acuerdos pactados por esta vía protegen al deportista y lo protegen legal e institucionalmente, aún son muchos —esencialmente en el béisbol— los que prescinden de tales servicios.
¿Por qué sucede ello, acaso los beneficios de representación a través de las Federaciones Nacionales no resulta atractivo para nuestros jugadores?
La posible respuesta tendría dos vertientes: una, la demora y el desconocimiento de los primeros meses para insertarse en el mercado internacional de las contrataciones, lo cual conllevó errores y desilusión; y una segunda, centrada en el caso del béisbol y la imposibilidad de negociar con las Grande Ligas y sus sucursales.
Para el primer caso, las soluciones parecen tomar forma en los últimos cuatro meses, sobre todo con la influencia que han tenido las gestiones realizadas por las Federaciones en la búsqueda de contratos para sus principales figuras —tal y como debió ser siempre. Tanto es así que en reunión con la prensa especializada, Batista destacó el activo papel de las Federaciones en la última etapa.
El acercamiento con la MLB es harina de otro costal. Las autoridades deportivas cubanas han hecho explícitas la imposibilidad del país y sus estructuras de competir con los salarios que paga la Gran Carpa y sus organización, por lo que hasta tanto no se solucionen las relaciones contractuales entre Cuba y Estados Unidos, esa será una grieta importante por la cual seguirá escapando el talento de nuestro béisbol. En este aspecto, la bola ya no está en el campo cubano, que ha planteado su interés en las negociaciones con sus vecinos.
Por el momento, los últimos cuatro meses deberían marcar la pauta en las negociaciones de contratos: agilidad, trabajo de las Federaciones en la gestión de propuestas, aumento del número de atletas y ampliación de los deportes que han conseguido insertarse en este proceso… esta podría ser la fórmula capaz de extraer el máximo beneficio al nuevo contexto, y de brindar los mejores dividendos a los atletas y las instituciones que los representan.
Pudieran ser varias las causa por las que algunos atletas intenten negociar con los culbes por cuenta propia:
Una de ellas, el exceso de control ejercido durante años, otra posible causa podría ser el deterioro de las relaciones federación-atleta. Durante años los atletas han convivido con aquellos que después de irse la federación los ha declarado enemigos del país y de la federación. No me puedo imaginar que los atletas aunque no se marchen se solidaricen con los dirigentes deportivos con los que tratan en muchas ocasiones.
Por otro lado también es muy problable que los atletas no se sientan verdaderamente representados porque si se analizan los artículos de la prensa escrita, hasta hace muy poco tiempo se trataba de justificar la no inserción en ligas extranjera con el supuesto esmerado cuidado con el que se trata a los deportistas cubanos, cosa que los que están envueltos en la situación conocen que no es nada más que una justificación.
Pienso que tanto tiempo como los dirigentes han necesitado para dar su brazo a torcer van a necesitar para que la mayoría de los atletas vuelva a confiar en ellos.