Zola buddPor: Angel Cruz/ Tomado de Blog Carros de Fuego

¿Deberían competir en los Juegos de Río 2016 aquellos atletas rusos que no están involucrados en casos de dopaje, que se sepa? Por ejemplo, Yelena Isinbayeva. ¿Podría estar allí, ella a la que nunca se ha relacionado con maniobras turbias?

La IAAF deberá decidir, en primer lugar, si excluye a Rusia de todas las competiciones internacionales. Parece que es evidente que el máximo organismo internacional va a votar favorablemente. ¿Pero, y aquellos que son inocentes en principio? ¿Qué será de ellos? ¿Sufrirán el mismo castigo que los que están en el punto de mira?

La pregunta es imposible de responder por el momento, pero hay precedentes. Por ejemplo, Sudáfrica fue expulsada del Movimiento Olímpico por aquel régimen criminal y terrorista del Apartheid. Y fue expulsada sin contemplaciones. No podía competir internacionalmente nadie con nacionalidad sudafricana… ni los negros, que eran la raza brutalmente oprimida y explotada. Y no sólo se impidió a los deportistas sudafricanos competir en el mundo, sino que se prohibió a los atletas del mundo competir en Sudáfrica, bajo duras sanciones. Algún español, por cierto, fue castigado en su momento. Otros recibieron invitaciones que, sabiamente, rechazaron.

Un ejemplo de atleta sudafricana marginada es Zola Budd, la Niña de los Pies Descalzos, atleta blanca de inmensa calidad, de que no consta que odiase a los negros, pero que estaba vetada internacionalmente, como los demás. Zola batió el récord mundial de 5.000 metros el 5 de enero de 1984 (verano austral) en Stellenbosh, con 15:01.83, casi siete segundos mejor que la plusmarca anterior, de Mary Decker (entonces llamada Tabb)… pero el registro no fue aceptado porque Sudáfrica estaba expulsada de todo, desde la ONU a la IAAF.

Para competir internacionalmente, la chica que corría descalza sacó a colación un abuelo británico, obtuvo la nacionalidad de este país y volvió a batir el récord mundial de los cinco kilómetros con 14:48.07, en 1985, en Londres. Antes hubo una polémica carrera de 3.000 metros en la final olímpica de Los Ángeles, con Mary Decker, enemiga declarada, cayendo al suelo, con hundimiento de Zola… En Gran Bretaña recibieron de uñas a la sudafricana. Toda una novela, que creo que no se ha escrito, por desgracia.

Por cierto, Frank Fredericks, el inmenso velocista namibio, no pudo competir internacionalmente hasta 1991 porque su país pertenecía a Sudáfrica, sobre la que pesaba la exclusión mundial de todo. Frankie es negro, pero ni eso le valió para competir al pertenecer a un Estado que oprimía a los de su raza. Él estudiaba en Estados Unidos.

Más antecedentes: por aquello de la Guerra Fría y de las tensiones internacionales del momento, la China comunista fue expulsada de todos los sitios. Y hay una historia casi paralela a la de Zola Budd. El saltador de altura Ni Chihchin saltó 2,29 en 1970, un centímetro más que el mítico soviético Valeriy Brumel. Pues bien, ese récord tampoco fue aceptado internacionalmente, y Ni Chihchin jamás compitió internacionalmente. Después vendría el deshielo de Estados Unidos con China y su integración en todos los organismos internacionales.

Más cosas, más remotas: tras la Segunda Guerra Mundial se excluyó de los Juegos a las grandes potencias perdedoras, que eran Alemania y Japón. Sus atletas, sin excepción, fueron excluídos en Londres 1948 y sólo se les volvió a admitir en Helsinki 1952, que por eso se llamaron los Juegos de la Reconciliación.

Y en Barcelona 1992 (allí regresó Sudáfrica al concierto mundial deportivo, por cierto) compitieron atletas de la desintegrada Unión Soviética bajo la denominación de Equipo Unificado. Pero este caso no tiene nada que ver con el actual, porque Rusia no se ha desintegrado, sino que va a ser sancionada por Dopaje de Estado.

Viene todo esto a cuento de que cuando se castiga a un país o a una federación, todos los atletas sufren ese castigo. Es lo que puede pasar con Rusia, aunque sea injusto. ¿Competirá Yelena Isinbayeva en los Juegos de Río? Rusia va a ser castigada duramente por la IAAF, pero ¿habrá alguna salvedad? No lo sabemos, por el momento. A mí, personalmente, me gustaría ver a la Zarina en la ciudad brasileña. Y a otros.