TeleRebelde en acción en el Estadio Panamericano

TeleRebelde en acción en el Estadio Panamericano

El atletismo y los medios (I)
Por: José Ramón Fabelo Corzo

“Existir significa ser percibido”, la famosa frase, cuya autoría se remonta al filósofo idealista inglés del siglo XVIII George Berkeley, se utiliza hoy como metáfora para resaltar el papel que desempeñan los medios de comunicación en la vida contemporánea. “Percibo, luego existo”, hubiera tal vez agregado el francés René Descartes de haber vivido en esta época saturada de imágenes y no en los arranques del racionalismo moderno en el siglo XVII.

Lo cierto es que “percibir” y “ser percibido” son hoy, como nunca antes, signos distintivos de los tiempos que corren. Y ello se debe, sobre todo, a la intervención de poderosos medios técnicos que conservan, amplifican y multiplican las imágenes perceptuales hasta grados insospechados para las épocas de Descartes o Berkeley. Casi tan importantes como las realidades sociales mismas son hoy las imágenes que desde esas realidades se captan y se proyectan. Ello es válido para cualquier esfera, incluido el deporte, y es lo que nos impulsa a dedicar un espacio, dentro de esta serie de artículos, a valorar la relación entre el atletismo cubano y los medios.
Y es que tanto en el “percibir” como en el “ser percibido” nuestro atletismo mantiene importantes carencias. Se trata de insuficiencias a las que no siempre se les presta suficiente atención, pero que inciden de manera negativa en su desempeño. Generar conciencia sobre ellas y su importancia debe favorecer el acceso a soluciones que parecen asequibles en las condiciones de la Cuba de hoy.

En el complejo asociado al Estadio Panamericano, donde radican todos los atletas de los equipos nacionales de las categorías de cadetes, juveniles y mayores, los para-atletas, los entrenadores de unos y otros, así como las oficinas de la Comisión Nacional de Atletismo (CNA), sólo hay dos computadoras y  ninguna de ellas tiene acceso a internet. Los compañeros de la CNA deben apelar a la acción solidaria de amigos y colaboradores para conocer de los resultados de sus propios atletas cuando están de gira o para que les hagan llegar los rankings mundiales de las distintas categorías a la hora de integrar las selecciones nacionales a los diferentes eventos. Bajo esas condiciones es muy difícil trabajar eficientemente en la integración de los equipos, sobre todo ahora, con el complicado sistema clasificatorio de la IAAF para mundiales y olimpiadas, donde importa no sólo la marca clasificatoria, sino también la constante variabilidad de lugar en el ranking.

Igualmente resulta complejo seguir los calendarios de competencias internacionales y, en consecuencia, gestionar con eficacia la inserción de atletas cubanos en ellas. A no ser cuando salen fuera del país, los atletas y entrenadores no tienen la posibilidad de visualizarse ellos mismos en esos listados mundiales, ni recibir la importante retroalimentación que representa sus propias imágenes en competencia y ni siquiera estar al tanto sobre lo que de ellos se escribe en la prensa digital. Más difícil aún es seguir la actuación de los potenciales rivales con que se encontrarán en la arena internacional.

En la CNA no existe un solo equipo de video-grabación, instrumento sumamente útil para el trabajo de los entrenadores, que permite evaluar el desempeño técnico de sus pupilos, su actuación en pruebas de confrontación o en otras competencias nacionales y que favorece el trabajo en la corrección de deficiencias. En consecuencia, no hay registro fílmico, por ejemplo, del 18.08 logrado por Pedro Pablo Pichardo en el triple salto del Barrientos el 28 de mayo de este año, record nacional y en ese momento tercer mejor registro histórico de la especialidad. Un hipotético record mundial logrado bajo esas condiciones no podría ser promovido visualmente, ni conservado como hito histórico de nuestro deporte, tendría problemas de credibilidad internacional y dejaría de satisfacer una de las solicitudes explícitas de la IAAF para este tipo de acontecimiento.

Si el record hipotético se produjera en una prueba de velocidad en la pista, sería muy difícil su ratificación por el máximo órgano del atletismo mundial, pues no cumpliría con el requisito de “tacos de salida conectados a un equipo de control de salidas falsas aprobado por la IAAF”, como estipula el inciso 22-f del artículo 260 de las Reglas de competición 2014-2015 para el reconocimiento de records del orbe. Aunque normalmente ello es parte de los sistemas de cronometraje electrónico, en Cuba no existen los tacos de salida adecuados ni las conexiones que los unen al sistema de arrancada. Ello, al mismo tiempo, limita la posibilidad de nuestro país para fungir como organizador de eventos internacionales de primer nivel, como podría ser un Campeonato Centroamericano y del Caribe, ya que para ello también esto es hoy requisito imprescindible.

Hasta hace unos pocos años una buena parte de los resultados en pista que se obtenían en Cuba eran medidos con cronometraje manual, algo ya totalmente obsoleto en el atletismo mundial y que tiende a falsear la imagen sobre la forma deportiva real de los atletas. Debe reconocerse que ello ha mejorado en los últimos tiempos, entre otras cosas, por la adquisición en 2013 de un equipo Finish Ligth que se agregó al McFinish existente desde el año 2004. Ahora se cuentan con dos equipos de medición electrónica que, de todas formas, siguen siendo insuficientes ante las necesidades y posibilidades de desarrollo que tiene este deporte a lo largo de todo el país y que, en consecuencia, no logran impedir que sigan saliendo los nada ideales resultados manuales. Súmesele a ello que, para ambos equipos, existe “por plantilla” un único operario capacitado para usarlos, por lo que no pueden utilizarse simultáneamente en dos lugares distintos. Por ejemplo, si en Las Tunas se está celebrando el Campeonato Nacional Juvenil y en el Estadio Panamericano de La Habana ese mismo día hay una prueba de confrontación preparatoria para algún evento internacional, en uno de los dos lugares los resultados saldrán con cronometraje manual y no electrónico. Otros factores también siguen atentando contra la posibilidad de que todos los resultados en pista salgan electrónicamente medidos, incluso cuando estos se producen en el Estadio Panamericano, principal recinto del atletismo nacional, y con la disponibilidad de los mencionados equipos y del operario que los utiliza. Tanto el cableado como las cajas de conexión –que datan de 1991– están en muy mal estado. Las pistolas de arrancada son de baja calidad y duran poco. No hay suministros de balas salvas y éstas se rellenan con cabezas de fósforos o por gestiones –más bien personales–, con compañeros de las FAR, gestiones que no siempre fructifican. Cuando falla cualquiera de estos factores, los resultados sólo pueden salir con medición manual.

Sabido es que para todas las pruebas de velocidad hasta 200 metros, además del cronometraje electrónico, es una exigencia hoy la medición de la dirección y velocidad del viento. Igualmente lo es para las pruebas de saltos horizontales: largo y triple. De los equipos encargados de hacer esa medición, los llamados anemómetros, en Cuba se utiliza uno que está en muy mal estado y falla con frecuencia. El Finish Ligth trae uno incorporado, pero el operador no ha logrado hasta ahora descifrar la forma de ponerlo en funcionamiento. Como consecuencia, muchos resultados que lo exigen siguen saliendo hoy sin este dato necesario.

Como puede apreciarse, al interior del sistema de nuestro atletismo nacional existen importantes carencias y restricciones tecnológicas que limitan su propia autopercepción, así como la proyección de una adecuada imagen sobre la valía de sus resultados. Ellos son necesarias cuestiones a resolver que se suman, por supuesto, a los prioritarios problemas relacionados con el deterioro de instalaciones como las del emblemático Estadio Panamericano.

Próximo a cumplir 25 años de existencia, este recinto lleno de historia está urgido, junto a la anunciada sustitución de sus pistas de carreras y de saltos, de una reparación capital que entre otras cosas permita la adecuada instalación y uso de los medios técnicos que posibiliten poner a cualquier competencia que en él se realice a la altura de las actuales exigencias internacionales.
(Continuará)