Por Noel David Suárez
El deporte que más ha lucido por nuestra delegación en el inicio de estos Juegos Panamericanos ha sido sin dudas el Levantamiento de pesas, con una presea de cada color y un cuarto lugar de la guantanamera Yaniuska Mirabal digno de reconocer. En nuestros representantes de la halterofilia se percibe una confianza y una disposición muy bien trabajada por el cuerpo técnico, lograda a base de dedicación, empeño y seriedad, además de una envidiable organización, carente en muchos otros deportes que son presa de las decepciones y de los malos resultados, y lo peor de este aspecto es que esos problemas que se ven en tantos escenarios deportivos nacionales son limados cuando emigran, tanto en entrenadores como en deportistas, y en ocasiones son los que derrotan a los que van por nuestro país, y eso pasa constantemente.
Afortunadamente las pesas están exentas de esto, en la capital chilena hemos podido ver un equipo muy bien conformado y unido, un piquete armónico y soñador, de esos que son capaces de superar barreras que para otros que carecen de dichos valores constituyen una realidad utópicas.
El oro de Arley Calderón, el bronce de Olfides Sáezy la plata de Juan Zaldívar, así como el ya mencionado cuarto lugar de Yaniuska Mirabal demuestran que el trabajo bien hecho nos puede conducir a grandes resultados, es simplemente tener constancia y amar lo que se hace, poner el corazón al servicio de su deporte, como lo han hecho ellos, vigilados atentamente por el Doctor Yamil de Medicina Deportiva, que es tan protagonista de estos triunfos como los atletas.
Muchas felicidades para todo el colectivo del Levantamiento de Pesas, los que demuestran que sí se puede trabajar bien en Cuba, solo se requiere de mucha dedicación, entrega y resiliencia, sobre todo eso, y cada vez se hace más necesario acudir a ella, pero vale la pena en pos de obtener resultados que nos enorgullecen.
Nos vemos
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