Por Lic. Eddy Luis Nápoles Cardoso
El salto de altura se ha reencontrado con su ritmo, y las cotas, empolvadas han vuelto a aparecer en el ranking de 2013. El primero “cayó” en Oregón, Estados Unidos, durante la celebración del Prefontaine Classic, cuando el qatarí Mutaz Essa Barshim sobrepasó los 2.40. Lo segundo, salió de la reunión Athletissima de Lausana, Suiza, con el ucraniano Bohdan Bondarenko asumiendo todo el protagonismo al encumbrarse sobre los 2.41 metros.
Estos saltadores, se convierten en los últimos miembros del “selecto club de los 2.40”, apartado que fue inaugurado el 11 de agosto de 1985 por el entonces soviético Igor Paklin (2.40) y cuyo máximo accionista es el cubano Javier Sotomayor, con 20 brincos sobre esa cuota, 16 al aire libre y cuatro bajo techo.
Ahora los saltos de Barshim y Bondarenko reviven el interés de esta especialidad, que había entrado en el “olvido mediático”, pues salvo aisladas excepciones, los resultados distaban de los mostrados en los años de esplendor que vivió la disciplina hasta mediado de los años 90 del pasado siglo.
El actual récord mundial, 2.45 metros, está poder de Javier Sotomayor y data del 27 de julio de 1993, ahora el último “brinco” registrado más allá de los 2.40 ocurrió el 15 de julio de 1994, cuando el propio saltamontes cubano logró en Londres, 2.41 metros.
Este repunte con el catarí y el ucraniano como estandartes, se convierte en la situación de mayor peligrosidad a que se ha visto expuesto el reinado del “Príncipe de las alturas”, cuyo inicio data del 8 de septiembre de 1988, cuando el matancero se adueñó en Salamanca, España, del tope mundial con registro de 2.43 metros.
Analicemos a los actuales contendientes: el ucraniano Bohdan Bondarenko nació el 30 de agosto de 1989, próximo a cumplir los 24 años, con una talla de 1.97 metros y un peso de 80 kilogramos, este supera en cuatro centímetros a Sotomayor, si le aplicamos la simple teoría de saltar 50 centímetros por encima de la estatura, entonces estaríamos en presencia de un potente candidato a sobrepasar los 2.47 metros.
Hasta el presente año, la progresión de resultados de Bondarenko no impresionaba a entendidos en la materia, terminó la categoría juvenil con 2.26 metros, luego se esfuma y reaparece a los 22 años, logrando salto de 2.30 metros, agregándole el pasado año un centímetro a su tope personal.
Mutaz Essa Barshim, por su parte, nació el 24 de junio de 1991, tiene apenas 22 años, una talla de 1.92 metros y peso de 70 kilogramos, es un centímetro más pequeño que el Soto, a simple vista parece el menos temible, pero tiene la mejor progresión de los dos, con 19 años logró 2.31 metros, un año más tarde se empina sobre los 2.35 y el pasado año se elevó sobre los 2.39 metros.
Vistos de cerca el espigado Bondarenko y al joven Barshim, cabría lanzar el S.O.S ¡cuidado Soto, por primera vez tus récords corren peligro!
Ya antes, durante la época gloriosa de Soto hubo atletas que saltaron hasta 2,40m, pero no pudieron repetir la hazaña.
Hay que tener en cuenta que los saltos verticales están expuestos a las condiciones climáticas como son el fuerte viento o llovizna con la consiguiente pista húmeda lo que convierte esas disciplinas en típicas para terminar con una lesión.
El instinto de supervivencia aquí le puede jugar una mala pasada al/ a la atleta. Véase que después de una lesión grave los atletas aunque se diga que están completamente sanos, no son capaces de hacer lo mismo que antes de la misma. Supongo que con esos/as atletas el miedo hace una carrera de impulso paralela.
Como uno nunca se entera de la vida y mliagro de cada atleta, pues bien pudiera ser que atletas desaparecidos temporalmente del mapa de las competencias se encuentren en un período de reconvalecencia, porque como ya decía, ninguno pudo repetir la hazaña de repetir sobre los 2,40m.
Ahora volviendo al presnete, en el caso de Bondarenko hay que considerar que sí ha tenido éxitos como junior, pero se podría alegar que la razón fue la buena suerte de no tener en su época a un atleta de calibre Soto o como el catarí. Si además se valora que a los deportistas de Ucrania por pertenecer al antiguo bloque ruso se les controla o persigue más concienzudamente, no creo que Bondarenko pueda repetir el salto, al catarí lo catalogo de mejor candidato.
Saludos
Lilian hace como unos dias tambien atacaron el record de Sotomanor,pero dude que si no lo rompen ahora en Moscu hay mucha presion,hacia tiempo que no se escuchaba nadA SOBRE ESTA ESPECIALIDAD
Sinceramente, creo que al menos este año nadie batirá el récord de Sotomayor, que logró en Salamanca, la ciudad en la que yo nací y en la pista en la que yo entrené y competía cuando era atleta. Parece que cuatro centímetros no son nada, pero son un mundo, un abismo. El soviético Igor Paklin ´hizo 2,41, como Bondarenko, en Kobe 1985, y tuvieron que pasar ocho años hasta que alguien saltase 2,45: Sotomayor. En altura las cosas se hacen centímetro a centímetro y cuatro centímetros, repito, son mucho más de lo que parece.
Abrazos a los amigos cubanos desde España
Ángel Cruz
Diario AS, as.com y el blog Carros de Fuego