Por: Lilian Cid Escalona

Faltan, ¿qué?, … ¿20 días para que el atletismo se apodere de Londres?. Poco más o menos nos separa del pistoletazo inicial para el XVI Campeonato Mundial de Atletismo, señalado para acontecer del 4 al 13 de agosto en la ciudad capital del Reino Unido de la Gran Bretaña.

A tono con el avance de la temporada, comienzan a resonar las marcas. Por ahí leímos del tiempo de 12.90 segundos firmado por Omar Mcleod, récord nacional para Jamaica en los 110 metros con vallas, el estadounidense Sam Kendricks saltó seis metros y la rusa Mariya Lasitskene voló sobre los 2.06 metros en el salto de altura. En Brasil, Darlan Romani mandó la bala hasta los 21.02 metros y desde Trinidad y Tobago trasciende el récord nacional de 10.82 segundos logrado por Michelle-Lee Ahye en el hectómetro durante el Campeonato Nacional. Y es que no puede ser de otra manera. Es este, y no otro, el momento de proyectarse así. Lo que pasa es que por acá hemos perdido la costumbre y año tras año, salvo contadas excepciones, los nuestros no llegan a mostrar lo que son capaces de hacer en la competencia fundamental. Un asunto que tiene su origen en cuestiones de planificación, aunque también inciden otros factores de índole psicológico y/o administrativo. Cosa que cuenta el Licenciado Eddy Luis Nápoles en su análisis “El atleta cubano actual: rendimientos y marcas en la competencia fundamental (I)” publicado en el Blog Deporcuba. En fin, tema peliagudo sobre el que ya trabaja, fuertemente, la nueva dirección del atletismo.

Al margen de este detalle, a estas horas todo mundo empieza a hablar sobre lo que podemos esperar de Londres, con obligada conjetura en vaticinar si estamos en condiciones de superar o, cuando menosigualar, lo hecho en la cita precedente.

Yarisley Silva buscará retener su corona alcanzada hace dos años en Beijing 2015

De Beijing 2015 los cubanos regresaron con un par de metales áureos y una presea de plata. Yarisley Silva y Denia Caballero, armadas con pértiga y disco, respectivamente hicieron que la otrora Bayamesa se escuchara en El Nido (como también se conoce el Estadio Nacional de Beijing), en tanto Pedro Pablo Pichardo se colgaba la plata, al sucumbir en duelo con Christian Taylor, mandamás en el salto triple.

La base de la nómina cubana será la misma que aquella que se situó en la décima plaza del medallero, exceptuando a Pichardo que, como se sabe, ha decidido probar suerte desde otras huestes. Sin embargo, el momento es totalmente diferente, sobre todo para nuestras flamantes campeonas que llegan avaladas con resultados de menor envergadura.

Yarisley Silva ha tenido buen desempeño en lo que va de temporada, pero tendrá que contender desde una postura distinta pues no parte como favorita como sucediera en el 2015. Yarisley, que busca reencontrar su forma óptima luego de un accidentado 2016, aterrizará en Londres para enfrentar a una Ekaterini Stefanidis que vive otro año dulce. La griega no se ha sido la atleta de los grandiosos resultados, pero tiene una cualidad que en esta prueba deviene arma letal: la estabilidad. Con lo que ha dejado ver desde que se instaló en la élite, para apurarla hay que saltarle sobre 4.80m. Esta es una altura que domina a placer y a la que llega prácticamente sin fallos. También puede ir más alto, se ha acreditado varias marcas superiores a los 4.85 metros y en el invierno pasado se proyectó con éxito sobre los 4.90 metros.

Stefanidis ha pretendido tocar el cielo, ha hecho intentos para récord del mundo y ha mostrado ambición al declarar en su perfil de Twitter que no pretender esforzarse para dominar alturas sin un significado contundente. Tampoco estará sola, con buen rendimiento aparecen la rusa Sidorova, la neozelandesa McCartney y sobre todo, las estadounidenses con Sandi Morris al mando. Todas suponen una fuerte oposición para la nuestra. Obstáculos que Yarisley tendrá que encarar y sortear para refrendar su condición. En principio, no debería tener problemas para estar en el podio, aunque está claro que su idea de éxito en suelo británico va un tantico más allá.

En el lanzamiento del disco, Sandra (Pérkovic) es la misma Sandra. Una mujer con un historial inexpugnable de victorias desde el año 2012 cuando irrumpió en la élite luego de cumplir seis meses de sanción por fallar un par de controles antidopajes. Denia, en cambio, no es la misma de hace un par de años. Anda corta (en metros) e imprecisa (las faltas abundan en sus secuencias de 2017).

En su defensa ha salido Yaimé Pérez, que se ha mostrado estable sobre los 65 metros y ha desafiado a la amazona croata dejando al descubierto su lado humano. La ha vencido un par de veces este año, con destaque para la espectacular victoria conseguida el Mitin de la Villa de Sotteville, donde la cubana congeló la europea con un soberbio registro de 69.19 metros. Sin embargo, Yaimé aun tiene un gran duelo consigo misma y es lograr concretar el resultado a la hora cero. Hace rato que estamos esperando su clarinada y que se despoje así, de todas las actuaciones en las que ha quedado a deber. El recuerdo más cercano nos lleva a Río de Janeiro donde se fue sin marca en la final olímpica. La vida ha mostrado que a Pérkovic hay que abrirle fuerte; Denia lo sabe y Yaimé ha empezado a experimentarlo. No obstante, amén de lo que suceda, hay que aplaudir el hecho de que haya dos cubanas capaces de pugnar de tú a tú con la realeza – europea mayoritariamente- de esta prueba y esto es, de antemano, un mérito para nuestro atletismo.

En resumen, Silva, Caballero y Pérez son las figuras más representativas del atletismo cubano contemporáneo. Las más fuertes; nuestras mejores fichas a la hora de pensar en medallas. La realidad muestra que no tenemos argumentos suficientes como para superar lo hecho en Beijing. Poniendo las cartas sobre la mesa, igualar la cosecha de títulos sería una tremendísima actuación. Recordemos que lo que hay por delante es un campeonato mundial y allí se reúne la “crema y nata” del campo y pista en el planeta. Es un evento donde, normalmente, cada atleta da lo mejor de sí, sin dejar mucho margen a la suerte. No esperemos que sucedan milagros.

(Especial Cubahora)