Por: Eddy Luis Nápoles Cardoso
En la última prueba del calendario atlético en Río, la carrera de maratón, se impuso el keniata Eliud Kipchoge con tiempo de 2:08:44 horas, secundado por el etíope Feyisa Lilesa (2:09:54) y el estadounidense Galen Rupp (2:10:05), este último un especialista en 5000 y 10000 metros (12:58.90) y (26:44.36); dejando en el cuarto al vigente campeón del mundo, el eritreo Ghirmay Ghebreslassie (2:11:04). Esta es el segundo título de Kenya en esta agotadora prueba, el primero lo conquistó Samuel Kamau Wanjiru en Beijing 2008.
El mejor latino en la prueba fue el brasileño Paulo Roberto Paula, lugar 15 con 2:13:56 horas, seguido del ecuatoriano Bayron Piedra (18°-2:14:12) y del uruguayo Nicolás Cuestas (40°-2:17:44), mientras que el cubano Richer Pérez (2:18:05), se ubicó en el lugar 46, mejorando en tiempo a todos sus antecesores, incluido “El Andarín” Carvajal, que había sido cuarto en San Luis 1904, pero sin tiempo.
Con la realización de la carrera de maratón para hombres, finaliza el atletismo y también los XXXI Juegos Olímpicos de la Era Moderna, esos que el Pierre Fredy de Coubertin, barón de Coubertin, restauró allá en el lejano 1896. El campo y pista vivió intensas jornadas en el Estadio Engenhão, matizadas por la presencia del astro jamaicano Usain Bolt, una de las grandes atracciones de los Juegos. El bólido caribeño no defraudó a los millones de admiradores, tanto a los que asistieron a verlo en persona, como a los que lo vieron por las pantallas de la televisión.
Bolt fue dueño y señor de todas las carreras que disputó en Río, tres en 100, tres en 200 metros y una en el relevo 4×100, como para no dejar dudas de que su reinado sigue siendo total, sus registros, aunque no se acercaron a las colosales marcas que tiene como récords mundiales, son inalcanzables para sus adversarios y le sirvieron para aumentar su cosecha de títulos olímpicos a nueve e incluirse junto a los míticos Paavo Nurmi y Carl Lewis, como los máximos ganadores en el atletismo.
Otra que dejó una huella perdurable sobre la pista del Engenhão, fue la etíope Almaz Ayana, con el excelente récord mundial en la prueba de 10 mil metros, 29:17.45 minutos, en la mejor carrera de la historia en esta especialidad, con cuatro mujeres por debajo de los 30 minutos.
Qué decir del sudafricano Wayde van Niekerk, un hombre que ya había dado una clarinada el pasado año al ganar el título mundial en Beijing y que ahora deja para la historia un crono de 43.03, que echa por tierra aquel 43.18 del estadounidense Michael Johnson, que parecía eterno, van Niekerk, siguiendo al pie de la letra las indicaciones de su coach Anna Botha, «Nadie puede imponer el ritmo a tu carrera, eso lo impones tú», corriendo en solitario por el carril ocho hasta verse ganador sobre la meta.
El tercer récord mundial de los Juegos estuvo a cargo de la martillista polaca Anita Wlodarczyk, una atleta que en estos momentos está muy por encima del resto de las competidoras de esta especialidad y en Río, como en otros eventos, Wlodarczyk, compitió contra su propio récord (81.06), lanzando el martillo hasta los 82 metros y 29 centímetros. Su superioridad fue manifiesta, salvo el primer envío (76.35), cualquiera del resto (80.40/82.29/81.74/79.60) le hubiera bastado para la medalla de oro.
Pero no solo de récords estuvo colmado el atletismo en los Juegos Olímpicos de Río, también hubo grandes consagraciones en la cúspide del olimpismo como es el caso del keniata David Lekuta Rudisha, líder indiscutido de los 800 metros en las dos últimas citas estivales, Rudisha ahora también campeonó a sus anchas en cada una de las carreras que realizó, hasta colgarse el metal dorado en la prueba final con 1:42.15 minutos.
Otra de las atracciones de los Juegos fue Mohamed Farah, el británico demostró que sigue siendo el rey de las pruebas de 5000 y 10000 metros y como ocurrió en Londres hace cuatro años, volvió a dominar a su antojo al resto de la marea africana que ha ido colmando estas especialidades de medio fondo y fondo.
En la prueba de decathlon, el estadounidense Ashton Eaton, es otro de los que siguen dominando su especialidad, ahora como en Londres (8869), también con puntuaciones sobre los 8800 puntos (8893) y aunque tuvo la rivalidad del francés Kevin Mayer (8834), supo imponerse al término de las diez pruebas atléticas.
El triplista estadounidense Christian Taylor, sigue venciendo con relativa facilidad, ahora repitió el título de Londres, con salto de 17.86 metros, escoltado nuevamente por su coequipero Will Claye.
Otras de las reinas de Londres que también bailó samba fue la croata Sandra Perkovic, en el lanzamiento del disco, con la singularidad que la Perkovic durante su presentación, solo realizó dos envío válidos, uno para clasificar (64.81) y el otro para ganar (69.21).
En las pruebas de velocidad para damas, ha surgido una nueva reina, pero, sigue siendo jamaicana, su nombre Elaine Thompson, fiel sustituta de su paisana Shelly-Ann Fraser-Pryce, Thompson se impuso de principio a fin en los 100 y 200 metros.
En los 110 con vallas, se produjo un podio sin la presencia de Estados Unidos, con triunfo para el jamaicano Omar McLeod, seguido del cubano nacionalizado español, Orlando Ortega y el francés Dimitri Bascou; siendo esta, la primera ocasión en la historia de los Juegos Olímpicos (1896-2016), que los corredores estadounidenses no lograr medallas, prueba en la que han conquistado 19 títulos, 20 subtítulos y 18 preseas de bronce.
Los 100 metros con vallas, fue una carrera cantada, con las tres estadounidenses copando el podio de premiaciones, eso, con la ausencia de Kendra Harrison, vigente recordista mundial (12.20), que no clasificó en los selectivos de Estados Unidos; ahora la titular resultó Brianna Rollins, acompañada de Nia Ali y Kristi Castlin. Es la primera ocasión que Estados Unidos hace una tripleta en esta especialidad.
La cita brasileña nos deja el legado, de que usted no gana, hasta que gana, de eso pueden dar cuenta varios atletas, como el pertiguista francés Renaud Lavillenie, derrotado a última hora por el local Thiago Braz da Silva y en una altura a la que solo Lavillenie había vencido (6.03); la balista neozelandesa Valerie Adams (20.42), superada en la sexta ronda por la estadounidense Michelle Carter (20.63); el discóbolo polaco Piotr Malachowski, vencido por el hermano de su eterno rival (Robert), Christoph Harting, también en la sexta ronda; otros que perdieron el aliento a la hora de recoger el circo, fueron el saltador sudafricano Luvo Manyonga (8.37), desbancado al estilo Iván Pedroso por el estadounidense Jeff Henderson (8.38) y el jabalinista keniata Julius Yego (88.24), relegado en el penúltimo envío por el alemán Thomas Röhler (90.30).
Con los triunfos de Bolt, Thompson, van Niekerk, Rudisha, Ayana, Eaton, Wlodarczyk y Farah, Río nos deja el legado; que en el atletismo moderno para aspirar a la victoria, hay que ser tan rápido como Bolt, tan resistente como Farah y si eres rápido y resistente, entonces, mejor.
Muy bueno y completo este relato, pienso en Alberto Salazar entrenador de: Mohamed Fara y de Galen Rupp y de Matthew Centrowwitz que trio.
Tendrán q venir cambios profundos en la dirección de nuestro atletismo si queremos dejar atrás esta, la peor actuación cubana en atletismo, en muuucho tiempo…
Bueno fue la peor en más de 50 años, fíjate que en Tokio’64 hubo una plata y en Münich’72, dos bronce y ahora en Río, un bronce, así que saca cuentas
Cuba sin velocistas?Si incluso desde nana sere existian: Fortun,Barriento, Enrique Figuerola,Hermes Ramirez,Pablo Montes,Silvio Leonard, Andre Simon, Bertha Diaz,Miguelina Cobian, Silvia Chivaz,Violeta Quezada,Fulguencia Romay,Carmen Laura Valdes, Cristina Hechevarria Liliana Allen ya eso quedo en el olvido,porque esten bien convencidos no hay marcha atraz.
Putin recibio a sus atletas y les regalo un auto a cada uno un BMW que prodigo.