Por Eddy Luis Nápoles Cardoso

Aun, cuando al atletismo cubano le quedan algunos compromisos durante temporada 2022, con destaque para el Campeonato NACAC en Freeport, Bahamas, entre el 19 y 21 de agosto próximo, las mirandas se dirigen hacia la temporada siguiente.

El año 2023, debido al azote de la Covid-19, se pudiera tornar complejo, albergando tres grandes eventos, incluido, dos múltiples, los Juegos Centroamericanos y del Caribe, colocados en San Salvador, entre el 23 de junio y el 8 de julio. Evento que inicialmente estaba asignado a Ciudad de Panamá y luego a Mayagüez, siempre en 2022. Por su parte, corresponden a ese venidero año, los Juegos Panamericanos, asignados a Santiago de Chile, del 20 de octubre, al 5 de noviembre, mientras que, en pleno verano, entre el 19 y 27 de agosto, aparece el Campeonato Mundial de Atletismo, en Budapest.

Cómo expuse antes, el panorama pudiera considerarse complejo, pero se hace más “complicado” por la situación actual que atraviesa el atletismo cubano que, debido al continuado éxodo de atletas, ha quedado casi huérfano de “competidores” de talla mundial, debiendo asumir estos tres eventos con los mismos protagonistas.

Iniciamos por el primero de ellos. En síntesis, les muestro el desempeño durante los dos últimos Centrocaribes; en Veracruz 2014, evento celebrado fuera de temporada atlética (14 al 30 de noviembre), Cuba dominó a sus anchas, con 23 títulos, 15 preseas de plata y 8 de bronce. Cuatro años más tarde, en Barranquilla, un evento dentro de temporada (19 de julio, al 3 de agosto), no se pudieron obtener, ni la mitad de los títulos del anterior, conquistando 10 preseas de oro, 8 medallas de plata y 9 de bronce, cediendo ante Colombia (11-5-9). Lo más preocupante es, que de los 54 atletas que estuvieron en la cita colombiana, solo 19 están activos para el atletismo cubano, de ellos, diez medallistas (27).

Les propongo echar un vistazo a los medallistas de la cita colombiana; Rose Mary Almanza fue, en cuanto a medallas, lo mejor de Cuba en Barranquilla, con tres títulos (800-1500 y 4×400), pero Almanza pudiera enfrentar a la jamaicana Natoya Goule (quinta en Oregón); Yorgelis Rodríguez, la guantanamera tuvo allí su último gran resultado, al vencer en heptathlon con 6436 puntos, luego las lesiones han “paralizado” su carrera atlética, lamentablemente sigue siendo incierto su presente y futuro (Adriana Rodríguez); Zurian Hechavarría, fue segunda en la cita colombiana y en proceso de restablecimiento, seguirá teniendo varias adversarias; Denia Caballero (disco), también segunda, debe dominar la prueba en San Salvador; lo propio pudiera realizar Yaritza Martínez (martillo); más difícil la tendrá Jorge Fernández (2), nuevamente con el colombiano Mauricio Ortega, aunque en casa tiene a Mario Díaz y Anyel Álvarez, en franco ascenso. Entre los que fueron terceros en Barranquilla, el pertiguista Eduardo Nápoles, ha mantenido el liderato en casa; mientras la triplista Liadagmis Povea y el decathlonista Briander Rivero, pueden que hayan comenzado a perder protagonismo en suelo cubano, aunque en el caso de Povea, sigue siendo una atleta de nivel mundial.

Para enfrentar este primer evento de la venidera temporada, además de los citados, el atletismo cubano cuenta con otros atletas, que incluye a los mundialistas, Maykel Massó (4º-longitud), Luis Enrique Zayas (6º-altura), Lázaro Martínez (triple), Shainer Rengifo (100-200), Roxana Gómez (400m), Davisleydi Velazco (triple), Silinda Morales (disco), Greisys Robles (100c/v), Andy Hechavarría (triple). De ellos, Massó, Zayas, Martínez y Morales, con opciones a los títulos en sus respectivas pruebas.

Para asistir a San Salvador 2023, en busca de asentar las bases para futuros eventos, más que luchar por las medallas, también estarían una hornada de jóvenes cómo, Juan C. Vázquez (bala), Yunisleidys García (100-200), Leonardo Castillo (400m), Lázaro Rodríguez y Yoao Illas (400c/v), Yasmani Fernández (martillo), Daily Cooper (800m), Keily Pérez (100c/v), Rosaidi Robles (pértiga), Melany Matheus (disco), Marys Patterson (heptathlon), entre otros.

Corresponde ahora levantar la mirada y dirigirla más allá de Centroamérica y el Caribe, llevarla hasta América, con los Juegos Panamericanos. Las dos últimas ediciones (celebradas en temporada), marcaron un descenso, respecto a Guadalajara 2011 (fuera de temporada); en Toronto 2015 y Lima 2019 se dejaron de conquistar 13 títulos y 24 preseas menos, que en la cita mexicana.
Una panorámica de lo acontecido en Lima, refleja que, de los nueve medallistas “graduados” allí, solo cuatro permanecen activos para el atletismo cubano, incluido, dos, de los cinco titulares, Luis Enrique Zayas (altura) y Adriana Rodríguez (heptathlon), complementan Rose Mary Almanza (800 metros-2º) y Liadagmis Povea (triple-3º).
Para enfrentar la cita continental, aun cuando aparece calendariada fuera de la temporada atlética, exigirá un mayor nivel competitivo para las opciones de podio, en relación a los Centrocaribes. Disponiendo para ello, de los mismos atletas que lo pudieran hacer en San Salvador, teniendo en cuenta, además, el vencimiento de las normativas clasificatorias.

Por último, pero no último, está el mundial de Budapest (19 al 27 de agosto), erigido como un eslabón intermedio entre ambos eventos multideportivos. Por supuesto, la competencia élite de la temporada, que requerirá las mayores exigencias, una, para confirmar la asistencia (marcas mínimas) y, luego para actuar en el escenario budapense. A la distancia de un año, es difícil vaticinar los posibles asistentes a la cita mundialista, pero nombres como los de Maykel Massó (longitud), Lázaro Martínez, Leyanis Pérez, Liadagmis Povea (triple), Denia Caballero, Mario Díaz (disco), Roxana Gómez (400 metros), Luis Enrique Zayas (altura), Zurian Hechavarría (400c/v), Shainer Rengifo (100-200) o Greisys Roble (100c/v), no deben faltar.

El complejo panorama que presenta el atletismo actualmente, en suelo criollo, hace difícil, pero no imposible, igualar o superar las últimas huellas dejadas en Barranquilla (10-8-9), Lima (5-2-2) y Oregón (0-0-0), este último puede ser el más “cómodo”. La otra encrucijada que pondrá a prueba a los estrategas del deporte, es la correcta planificación de la temporada atlética, para mostrar “picos” de rendimientos en los tres momentos de máxima exigencia.