lilianeddy Cuando pasas tantas horas frente a una PC, irremediablemente van a suceder cosas como estas:

En la tarde de ayer, como muchas otras veces, repasé las últimas acciones del mítico partido Cuba vs. Brasil de la final de los panamericanos de Rio 2007, y entonces me animé a escribir unas cuantas líneas.

El texto, sin mucha revisión, se lo pasé por correo a Eddy Mac Donald, el editor de CubaxDentro, que gusta del deporte y de debatir como ningún otro de los compañeros que tengo alrededor. Él trabaja bastante cerca de mi pero por la propia dinámica en la que vivo era más “informático” enviarlo por email que discutir sobre el tema personalmente. Sin decir media palabra, a todas luces, motivado por el tema y también influenciado por la dependencia de los medios informáticos que –aun sin darnos cuenta- muchas veces nos atrapa, elaboró otro email de respuesta a mi misiva..

El resultado se mueve sobre diversas aristas, cuyo contenido íntegro conforma este post que comparte DeporCuba hoy, con la idea de que quizás, pueda ser  punto de partida para un debate interesante…Depende de ti, ¿te animas a participar?

De: «Depor Cuba» <[email protected]>
Para: «Eddy Mac Donald»
Enviados: Lunes, 18de Febrero 2013 15:48:07
Asunto: Deporte cubano y otros demonios

El deporte es una suerte de religión para los cubanos; nos hemos criado entre inobjetables triunfos, ya fuera del equipo de pelota, en el boxeo, o el voleibol, por citar quizás los más seguidos. En nuestra mente no cabe otra cosa que no sea ganar. Por estos tiempos, ante la pérdida de lo era cotidiano, todo el mundo se ha lanzado a filosofar para perpetrar sus razones sobre el descenso. No han sido pocos, los que en medio de la búsqueda desesperada de soluciones, han llegado a afirmar que con un giro en la concepción de nuestro deporte, podríamos estar abriendo las puertas al sendero de convertirnos, incluso, en una economía emergente.

Obviamente, el asunto no es tan sencillo como una “discusión de equina” pueda esbozarlo, aunque tampoco se vale descartar que un cambio en ese sentido traerá consigo ante todo, la sostenibilidad de un sistema deportivo que hoy, por la carencia de recursos y otros demonios, se nos cae a pedazos.

Echando mano a conocimientos matemáticos primarios es fácil percibir que para catapultar al deporte como principal fuente de ingresos en la economía nacional, Cuba debería, cuando menos, convertirse en la súper cantera de jugadores que llegaran directo y por la puerta ancha a las Grandes Ligas norteamericanas. Tentativamente estaríamos hablando de tener allí una media de 100 jugadores con contratos similares al de Alex Rodríguez (décimo octavo deportista con mayores ingresos en el mundo) y aun así, no lo conseguiríamos del todo.

El turismo, segundo en el listado de las ramas más eficaces en 2012, dejó para nuestro país una cifra de ganancias que rondaba los 2700 millones de dólares y con eso superaría sin muchos problemas lo que podría representar el tener a muchos cubanos en igual condición que el tercera base de los Yanquis de Nueva York. No se trata de menospreciarlos, aquí se juega pelota, y se juega bien, es solo que la experiencia ha demostrado que ser el Sr. Rodríguez es asunto asequible para unos pocos en el mundo de las bolas y los strikes. Quien se le acerca según Forbes es Joe Mauer y anda por los 24 millones; ganancias que el “gemelo” ( juega para los Twins de Minessota) consigue con la ayuda de otros patrocinios como Nike, Gatorade, Head & Shoulders y Sony.

Técnicamente, para pensar en sostenernos con el deporte, habría que aspirar a tener muchos como Floyd Mayweather (85 m), Tiger Woods (59.4m), LeBron James (53m), Roger Federer (52.7m), Kobe Bryant(52.3m), David Beckham (46m), Cristiano Ronaldo (42.5m), Valentino Rossi (30m) o Maria Sharapova (27.9m). E imponerle a todos la condición de dejar para el país el 80% de sus ganancias y esa no sería una idea totalmente justa.

Claro, que lo cortés no quita lo valiente, y la solución tampoco es mantener un síndrome de negación ante lo que representa el llegar a acuerdos para que, de manera organizada, los nuestros puedan tratar de insertarse.

Está demostrado que el profesionalismos es brutal, pero más allá de los excesos, el abrirse de cara a esta posibilidad es la circunstancia que una vez salvó al deporte mundial de la ruina. Recordemos que hasta 1980, organizar unos Juegos Olímpicos era toda una carga para el país anfitrión y que, a partir de allí, con la “genialidad” de Juan Antonio Samaranch puesta en este asunto, desde entonces la rentabilidad de auspiciar el magno evento ha estado garantizada. Situación que encontró salida, en buena medida, gracias al permiso de participación, emitido por el COI, para jugadores profesionales.

De ahí brota la sugerencia, ¿Qué hay de malo en valorar? ¿Qué más podríamos perder si hoy caminamos hacia un precipicio? Con el paso de los días, las opciones se reducen y los indicadores de descontento y desmotivación se vuelven más alarmantes.

Hay deportes en Cuba que producen talento en exceso, pese a las deficiencias que hoy exhibe, por la propia escases de recursos, la pirámide de formación. Muchos de ellos se enfrentan a la falta de una estructura nacional idónea para su desarrollo. Una brecha a través de la cual, la pérdida de talentos va encontrando sus bases; unos porque no llegan a explotarse como debería, y otros, los muchos, porque deciden tomar otro rumbo, ya sea alejarse del deporte o salir del país, antes de quedarse a ver como se pasa el tiempo sin que aparezcan muchas oportunidades de crecer.

En un contexto altamente competitivo y cambiante como el que se rige nuestro planeta por estos tiempos, quedar aislados, merced de lo que con la coraza propia de ser cubanos seamos capaces de conseguir, ya no rinde todos los frutos necesarios.

Potenciar el deporte como un derecho de todos es una obra indiscutible e incuestionable de nuestra Revolución, pero tampoco se vale, y no es signo característico de nuestra inteligencia, continuar sembrando para luego no poder aprovechar la cosecha como “dios manda”.

Hoy mismo, más allá de lo que puedan “robarnos” los de ahí fuera, la situación apunta a que el flujo de deportistas hacia otros países se sucede con la venia total de nuestras autoridades y organismos deportivos. Con rigidez, lo único que logramos es seguir permitiendo que nos los “lleven” ante nuestros ojos. Mecanismos para ello se sobran, y con las nuevas modificaciones en las leyes de migración, el banquete se torna mucho más suculento que antes.

La solución tampoco está en imposibilitarlos de jugar por dos años, como sucede en el voleibol, o en negarles el permiso para que siendo deportistas de alto rendimiento puedan salir del país…Con lo anterior logramos retenerlos, eso sí, pero al mirar alrededor, las ganancias de semejantes prohibiciones brillan por su ausencia. No olvidar que ya nuestros equipos colectivos firmaron su ausencia del escenario olímpico, el III Clásico Mundial no se vislumbra tan agradable como quisiéramos y habrá que ver, a este paso, qué es lo que nos depara la cita panamericana de Montreal 2015.

Las Alertas del descenso en el rendimiento también anuncian que las variantes de solución comienzan a escasear. Deportivamente, todos los caminos conducen a Rio, pero para llegar hasta allá con buenos bríos, se me antoja imprescindible el sentarse de una buena vez, con las cartas –todas las cartas- sobre la mesa a ver cómo se organiza la cuestión. Hay que potenciar hacia adentro, pero el asunto amerita tantos recursos que ahora mismo, solo parecen poder conseguirse con unos cuantos pasos hacia fuera. Es una acción para ejecutar “ayer” porque es imprescindible que los nuestros salgan a probarse, a perfeccionar su técnica y a enaltecer, como corresponde, su condición de cubanos, forjados y hechos en esta isla, que es toda una potencia, probablemente la mayor potencia, en lo que a formación de deportistas de alto nivel se refiere. Y que hoy, aunque haya cientos de ojos que no quieran verlo, anda bien lejos de ser la potencia deportiva que una vez, en el escenario internacional, fue.

De: «Eddy Mac Donald»
Para: «DeporCuba»
[email protected]
Enviados: Lunes, 18de Febrero 2013 15:48:07
Asunto: Re: Deporte cubano y otros demonios

Sí, aunque no concuerdo del todo contigo creo que faltan elementos en ese análisis que propones, absolutizas un poco la dimensión económica por encima de los valores, de un espectáculo nacional, de un deporte para disfrutar en el país y no a través de las aunque ahora más sistemáticas trasmisiones televisas aun pocas, creo que pudiéramos potenciar nuestros campeonatos nacionales, como la Serie Nacional de Béisbol mercadeándola con los turoperadores turísticos que venden sol, playa y en algunas ocasiones turismo de ciudad e histórico que cada vez gana más espacio al igual el de salud.
Es cierto que no somos la potencia de antaño, pero tampoco antes había más espectáculo nacional que no fuera la pelota, solo el boxeo podía compararse(hablo de los 80 y los 90) quizás el atletismo y alguna que otra gala del judo femenino, mas eso no hacen temporadas. De los otros deportes de equipo sí, muy buena calidad como selección nacional pero hasta ahí, nada más, ni pensar en una liga nacional que además no llenarían coliseos de la ciudad deportiva ni siquiera en los mejores tiempos, fíjate que hablo de liga nacional no de Liga Mundial, eso es otra historia. En fin comparto contigo que hay que abrir el diapasón pero fomento también nuestro deporte como baluarte de la nación, eso no puede perderse de vista jamás.
Las aspiraciones deberían también estar centradas en que tengamos ligas nacionales fuertes, incluso con la presencia de extranjeros, cuando eso suceda es porque hay 2 cosas que han ocurrido:
1.- El deporte nacional, especialmente el de espectáculo masivo tendría una calidad muy alta.
2.- La necesidad de probarse en el exterior se reduciría notablemente.
Para ambas situaciones nuestro organismo -léase INDER- tendría que haber derribado muchos muros, pues estamos haciendo referencia a una profesionalización de la actividad deportiva, hoy no aprobada, en fin el tema es bien polémico, complicado y con tantas aristas como personas puedan estar interesadas en esta esfera de la cultura, el conocimiento y la vida humana.
Todavía perdura una gran dosis de romanticismo en cuanto al deporte y sus usos, desde mi punto de vista sin olvidar que los románticos han movido cielo y tierra para materializar sus sueños, debe haber un equilibrio entre las ideas más altruistas y el pragmatismo necesario, justo e insoslayable para echar a andar cualquier empresa o actividad humana. El talento formado por la Revolución durante más de 50 años con los más de 40 mil graduados de cultura física, además de los máster y doctores en ciencias de esa rama, así como los especialistas y amantes del apasionante mundo del músculo -y también por qué no en paralelo- de la mente, recordemos aquello que nos legaran desde la antigüedad mente sana en cuerpo sano, sobre todo es un apotegma vital para estos tiempos que corren en la era de la informatización, el estrés y la velocidad de la vida, el deporte se erige como algo sine qua non para alcanzar la armonía con el entorno.
Considero que se debe abrir un debate en la esfera pública a todos los niveles sobre esta importantísima actividad que atrapa a mayores, chicos, mujeres, hombres, tengan el color de la piel que posean o practiquen o no religión alguna, es decir, esta es una actividad liberadora que merece tiempo para reflexionar porque es parte de nuestras vidas.
Pongamos el tema sobre la mesa, te propongo que publiques tanto lo que escribiste como mi réplica u opinión sobre el asunto en DeporCuba y luego sí la polémica resulta lo publiquemos también en CubaxDentro.