Han concluido los XVIII Juegos Panamericanos Lima 2019 y entre las sombras de una actuación que no dejó quintos por países, se agiganta el atletismo, que puso en alto el pabellón patrio. Su cosecha de cinco títulos, dos medallas de plata y dos de bronce, hablan de la excelente faena realizada por varios de los atletas cubanos en tierras peruanas, aproximándose a lo obtenido cuatro años antes en Toronto (5-3-1).

Desde mi punto de vista, el atletismo cubano sobrecumplió, pues al arribar a Lima, el campo y pista criollo tenía la aspiración de conquistar unos tres títulos, acompañados de cuatro o cinco preseas de otros colores y esa era la realidad que se plasmaba, dada la presencia en Perú de toda una legión de atletas de primer nivel mundial.

Ahora, la actuación cubana hay que dividirla en tres partes, donde estarían, los que lo hicieron acorde a su desempeño en la actual temporada, los que crecieron con el rigor de la competencia (llamados eléctricos) y los que estuvieron por debajo de sus mejores resultados previos.

Entre los primeros, hay que destacar dos atletas que encumbraron, la gallardía y el orgullo cubano a lo más alto del firmamento atlético, sus nombres, Yarisley Silva Rodríguez y Yaimé Pérez Téllez. Yarita, como la conocen sus allegados, mostró esa valentía y seguridad a la que nos tiene acostumbrado y que saca a relucir en los momentos cumbres, en este caso, para colgarse al cuello un título que parecía imposible, pero que solo ella podía lograr, dejando estupefacta a la estadounidense Katie Nageotte, al pasar limpiamente sobre los 4.75 metros. La Rusa, por su parte, supo ir saliendo de la “monotonía” en que la había sumido los 65.98 de la brasileña Andressa de Morais y cuando todo parecía perdido, sacó la casta de santiaguera, logrando un envío ganador de 66.58 metros.

El saltador de longitud Juan Miguel Echevarría, en el transcurso de la competencia, fue capaz de irle tomando el pulso a las condiciones ambientales y a los adversarios, para vencer, justo con lo necesario, 8.27 metros, distante solo siete centímetros de lo mejor logrado por él en la presente temporada.

Corresponde el turno a la santiaguera, Zurian Hechavarría, una vallista que nuevamente estuvo coqueteando con las preseas. En la semifinal realizó su carrera, con crono de 55.00 segundos, marca personal, luego en la final logró 55.85 segundos. Otra con aceptable desempeño fue Roxana Gómez, en 400 metros, cuarta con 51.65 a solo 19 centésimas de su marca personal.

La triplista Liadgamis Povea, se mostró acorde a lo realizado en el año, con sus 14.60, logró bronce, eran sus aspiraciones iniciales y aunque ausente Caterine Ibargüen, se conocía que la jamaicana Shanieka Ricketts también estaba en la órbita de las medallas.

En este apartado se pudiera situar a la corredora Rose Mary Almanza, quien a mi entender, pese a la medalla de plata en 800 metros, estuvo mejor en los 1500 y es que la camagüeyana, no acaba de encontrar un ritmo, teniendo en cuenta, la fase y el nivel de cada carrera. Ahora en Lima Rose Mary (2:01.64) se distanció en 2.60 segundos de su mejor registro del año en 800 metros (1:59.04), mientras que mejoró 3.17 segundos (4:17.98 por 4:14.81), en 1500, quedando a solo 28 centésimas de su marca personal (4:14.53).

Entre las agradables actuaciones están, las de Adriana Rodríguez, en el heptathlon, quien tuvo que “relevar” a Yorgelis Rodríguez y hacerse con la bandera para llevarla a lo más alto del podio, una vez concluida esta agotadora prueba, la pinareña lo realizó excelentemente, sorteando en su momento, cada escollo, hasta emerger triunfadora, con 6113 puntos.

El saltador de altura Luis Enrique Zayas, en mi criterio, es la mayor revelación criolla en Lima y es que el santiaguero, por su marca previa (2.25) no estuvo contemplado en el entry inicial del evento y entró a última hora como “relleno o repesca” y se creció a la hora buena, logrando un formidable salto de 2.30, quinto cubano sobre esa cuota, dejando atrás a laureados saltadores, como Donald Thomas, Mike Mason, Edgar Rivera y otros.

La jovencita Melissa Hernández, a sus 18 años, en el lanzamiento de la jabalina, sus pretensiones era, hacerlo bien y lo cumplió al pie de la letra, mostrando además estirpe de campeona, logrando marca personal, con 56.20 metros.

Ahora, en el saco de las pobres actuaciones hay que depositar a varios representantes criollos, comenzando por los velocistas, que, como casi siempre ocurre, dejaron en casa, sus mejores rendimientos. Ninguno de los cuatro atletas criollos se acercó a sus marcas previas; veamos, Reynier Mena (100m, 10.04 y 10.43; 200m, 20.35 y 20.62), cediendo 0.39 y 0.27 centésimas, respectivamente; Yunisleidy García (100m, 11.43 y 11.66; 200m, 23.82 y 23.92), regalando 0.23 y 0.10 centésimas, cerrando Roberto Skyers (200m, 20.26 y 20.67), decreciendo 0.38 centésimas.

Los vallistas, Roger Iribarne (110 c/v) y Leandro Zamora (400 c/v), aunque avanzaron a la ronda final, tampoco lograron acercarse a lo realizado previamente; Iribarne (13.40 y 13.63), cedió 0.23 centésimas, mientras que Zamora (49.86 y 50.29), regaló 0.43 centésimas.

En el área de saltos, iniciamos con la saltadora de altura Isis Kaila Guerra, quien no ha tenido una buena temporada (1.82), marca que no pudo superar ahora, quedando por debajo en ocho centímetros; le siguen los pertiguistas Lázaro Borges y Andy Hernández, también lejos de sus resultados previos. El titular de Guadalajara y plata en Daegu, no se rencuentra con sus saltos sobre los 5.50, que le permitieran llegar a estos eventos, con mayores opciones, mientras que Hernández, mucho más joven, necesita estabilizarse sobre esa propia altura, para aspirar a empeños mayores, ambos se despidieron temprano de Lima (5.16), cediendo, Borges (5.40), 24 y Andy (5.42), 26 centímetros, respectivamente.

El saltador de longitud Maykel Massó, vuelve a decepcionar, el santiaguero no encuentra la senda que lo llevó a ubicarse quinto en la cita mundial de Londres, sus dos últimas temporadas, han sido para el olvido, ahora, apenas saltó 7.21, cediendo, 1.01 metros a su mejor rendimiento previo (8.22). Sería oportuno encontrar las causas de esa baja en los rendimientos, pues se trata de un joven atleta, que con solo 18 años, logró saltar 8.33 metros.

Los triplistas Andy Díaz (a pesar de su presea de bronce) y Davisleydi Velazco, no estuvieron cercano a lo conseguido previamente, Andy (16.83), dejó en casa, un 17.22, que repitiéndolo, no mejoraba el color de la medalla, pero ofrecía otra cara a su actuación (menos 0.39 cm), mientras que Velazco, 14.04 en Kingston, tampoco se colgaba una medalla, pero cambiaba la imagen a lo realizado en Lima (menos 0.72 cm).

La balista Yaniuvis López, parecía que había encontrado la ruta ideal, pero, nuevamente vuelve a tener una baja actuación, que la distanció, en esta ocasión, en 39 centímetros, de su mejor marca del año (18.38) y aunque no habría medallas, repitiéndola se maquillaba el resultado.

La titular de Toronto y Beijing, Denia Caballero, se le vio como fuera de concentración, situación muy parecida a la vivida por ella misma en los olímpicos de Río de Janeiro, algo que no es común en esta atleta, acostumbrada siempre a un mayor rigor y a los altos resultados. Ahora, descendió en 8.74 metros a su mejor resultado previo.

Los martillistas Roberto Janet y Reinier Mejías, volvieron a tener actuaciones muy por debajo de sus rendimientos previos, realizados en Cuba, algo que se ha ido haciendo habitual, ahora decrecieron en, 2.24 y 7.82 metros, respectivamente. Por su parte, Yaritza Martínez y Amanda Almendariz, que lo hicieron en el femenino, ambas muy jóvenes aun, tampoco lograron resultados superiores a lo dejado en casa. Yaritza (67.22) estuvo aceptable, con 65.91, mientras que Amanda, se mostró totalmente desconcentrada.

La joven Mailén Brooks (55.62), en el lanzamiento de la jabalina, al igual que el pasado año en Barranquilla, estuvo lejos de sus mejores envíos, decreciendo ahora en 6.10 metros (49.52). Tampoco mostraron su mejor versión los decalonistas Leonel Suárez (7965) y Briander Rivero (7708), quienes estuvieron, 166 y 469 puntos, inferior a sus mejores registros del año; el primero, carga el peso de las lesiones, sumado al paso de los años, mientras que, el segundo, no acaba de madurar competitivamente fuera de Cuba.

Por último, están los relevos. En el 4×100, partiré de un artículo anterior titulado “4×100, saber aprovechar el momento”, sencillamente, no se aprovechó el instante y aquí (Lima) están los resultados. Vale recordar, que en la presente temporada, cuatro corredores cubanos tienen marca inferiores a los 10.20 y otros dos, con menos de 10.30 segundos, hecho inédito en Cuba, pero prevalecieron los intereses individuales, sobre el colectivo, al punto de, no realizar una sola carrera preparatoria inferior a los 40.00 segundos (40.02, La Habana, 15 de febrero).

El 4×400 femenino, estuvo aceptable, si tenemos en cuenta que, solo Roxana Gómez y la vallista Zurian Hechavarría, estaban con posibilidades de correr los 400 metros, en menos de 53.00 segundos, pues Marelys Alfonso (53.68), era un punto muy bajo y Rose Mary Almanza, quien no corre esta prueba, acumulaba dos carreras de 800 y una de 1500 metros.

La posta masculina se ha ido diluyendo, en la actualidad no cuenta con un atleta capaz de descender de los 46.00 segundos, a esto hay que sumarle, la enfermedad sufrida (Zica) por el líder de esta cuarteta, Yoandys Lescay, que lo alejó siete meses de las pistas.

Atrás han quedado Londres 2017, Barranquilla 2018, ahora Lima 2019 y pronto se sumará Doha, los escalones en la ruta que conduce a Tokio, por lo que es necesario realizar valoraciones objetivas de lo acontecido en estas citas atléticas, con vista a que en la capital japonesa, vuelva a brillar el oro del atletismo cubano en Juegos Olímpicos.