Por: JG León/ Trabajadores
El pasado 9 de abril, el campeón olímpico de pistola de tiro rápido, Leuris Pupo, no apretó el gatillo. Tampoco pudo recibir abrazos y besos de sus seres más queridos en el día de su cumpleaños. Sus 43 años llegaron en el centro de aislamiento La Lupe, en Guanabo, donde una nueva familia: médicos, cocineros, carpeteras y demás trabajadores, no dejaron de felicitarlo con el orgullo de estar cuidando al más grande tirador cubano de todos los tiempos.
Gracias a la magia de las redes sociales y la amistad que nos une, el holguinero accedió a una ronda de competencias diferente. La tranquilidad que inspira en cada disparo la mantuvo ahora, salpicada con vivencias, emociones, consejos y hasta alguna broma. Tal y como sucedió esta serie de preguntas de tiro rápido se la narramos.
Periodista: ¿cómo te sientes, cómo andan las cosas?
Leuris Pupo: Te puedo comentar que aquí hay muy buenas condiciones, estamos uno por habitación para no tener contacto. Tres veces al día el médico nos toma la temperatura y nos cambiamos el nasobuco. Los demás trabajadores son excelentes personas, desde la señora que nos trae la alimentación hasta el cocinero, siempre al tanto de todos los detalles.
P: En ese centro de aislamiento están además tu compañero Jorge Félix Álvarez, el entrenador Meinardo Torres y un grupo de voleibolistas que también andaban por Perú.
LP: Los deportistas estamos en los apartamentos de arriba, donde hay una buena ventilación. Llegamos el 2 de abril y son 14 días. Aquí nadie puede salir ni se permiten visitas. Ya me falta poco, siempre y cuando las pruebas den negativo.
P: ¿Qué tipo de preparación física están haciendo?
LP: Nosotros realizamos planchas, cuclillas y abdominales dentro de los cuartos; las voleibolistas trabajan con ligas y hacen un poco más de ejercicios, pero separadas, para cumplir lo establecido.
P: ¿Pero nada de pistolas?
LP: No, eso no, sino se forma una guerrita…
P: ¿Qué tal iba la preparación por Perú antes de la COVID-19?
LP: Estábamos llevando un buen ritmo en Lima, mejor que el año pasado porque habíamos empezado desde el 20 de enero mientras que en el 2019 lo hicimos el 28 de marzo. Estábamos alcanzando muy buenos resultados en los test de rendimientos.
P: Y luego sobrevino mucha incertidumbre para el regreso
LP: Cuando aparecieron los primeros casos de coronavirus allá todo se paralizó. Empezamos a preocuparnos también por nuestra gente en Cuba. En momentos como estos se necesita estar unidos y se extraña mucho, sobre todo por no poder ayudarla.
P: Finalmente, ¿cómo pudieron volver?
LP: Teníamos previsto regresar el 20 de marzo, pero el 16 se cerró la frontera. Todos los días hablábamos con nuestra Embajada allí y el cónsul nos explicaba los pasos que estaban dando para lograr un vuelo humanitario, lo cual se concretó, por suerte, el 2 de abril.
P: Y siete días después celebraste un cumpleaños diferente
LP: Por vez primera no tuve a la familia al lado, aunque gracias al WhatsApp conversamos, me cantaron y hasta alguna lágrima me sacaron. Mi esposa Yimnay y los niños Leuris (7 años) y Celine (4) todo el tiempo se han pasado dándome fuerzas y yo a ellos, diciéndoles que se cuiden mucho y no salgan de casa.
P: Pero te regalaron algo que te gusta mucho en La Lupe
LP: Un cake azul que estaba riquísimo. Las tres personas que nos atienden es justo mencionarlas con nombres y apellidos. Mileibis César Díaz, de la carpeta; Einar Solano García es el cocinero y Jorge Luis Gómez Mesa, el médico. Ellos son parte de mi familia ya.
P: Y cuando todo esto pase, ¿qué enseñanza te deja?
LP: Lo más importante ahora es que las personas entiendan que deben estar aisladas, y cumplir con las medidas sanitarias. Esta pandemia solo se vence con solidaridad y disciplina. Nosotros no empezaremos a entrenar hasta que no pase todo.
P: Gracias campeón, cuídate y nos veremos pronto.
LP: No dejes de poner que agradezco a todos los que han escrito para felicitarme o interesarse por mi salud. Pupo seguirá apuntando a la diana por ellos y por Cuba.
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