Por: Eddy Luis Nápoles Cardoso

Los primeros Juegos Olímpicos celebrados en Oceanía, tuvieron por sede a Melbourne, Australia, en 1956. El atletismo se desarrolló en el Melbourne Cricket Ground, donde la australiana Betty Cuthbert fue la estrella del evento, con tres títulos, 100, 200 metros y relevo 4×100. El soviético Vladimir Kuts venció en 5000 y 10000 metros; el estadounidense Bobby Morrow, dominó en 100 y 200 metros e integró el relevo 4×100, también ganador.

La chilena Marlene Ahrens, conquistó medalla de plata en el lanzamiento de la jabalina, siendo la primera mujer latinoamericana en obtener una presea olímpica. El brasileño Adhemar Ferreira da Silva, logró su segundo título olímpico. El estadounidense Milton Campbell, conquistó el título en decathlon, pero al año siguiente jugó una temporada con los Cleveland Browns (NFL).

Los juegos celebrados en Roma 1960, estuvieron marcados por dos acontecimientos fundamentales, uno, la actuación de la estadounidense Wilma Rudolph, a quien un ataque de poliomielitis le dejó paralizada una pierna varios años, pero su empeño la llevaron a superar este impedimento, llegando a convertirse en una de las mejores atletas del mundo. Rudoplh logró tres títulos en Roma, 100 (11.0), 200 metros (24.0) y relevo (44.5), el otro, el triunfo del etíope Abebe Bikila (corriendo descalzo) en la prueba de maratón y con él, se produce la llegada de África al podio en las pruebas de fondo. El estadounidense Rafer Johnson ganó la medalla de oro en decathlon, con posterioridad, laboró al servicio del senador Robert F. Kennedy, siendo uno de los captores de su asesino, el palestino Sirhan Sirhan.

En Tokio 1964, el etíope Abebe Bikila confirmó que lo realizado cuatro años antes en Roma, no fue obra de la casualidad y ahora, aunque seis semanas antes, tuvo que ser operado de apendicitis, repitió el triunfo en la maratón. Bikila sufrió un accidente automovilístico en 1969, que le provocó una paraplejia, falleciendo en 1973. El neozelandés Peter Snell logró un doblete inédito, hasta nuestros días, al ganar 800 y 1500 metros. El estadunidense Bob Hayes triunfó en los 100 metros y en relevo 4×100 y se fue al fútbol americano, jugando durante diez temporadas con los Dallas Cowboys. El cubano Enrique Figuerola superado por Hayes, logró plata, la primera medalla del atletismo cubano en Juegos Olímpicos.

México’68, revoluciona el atletismo

Por fin, llegamos a los Juegos Olímpicos de México 1968, el evento deportivo que cambió el curso de la historia atlética, por los hitos que marcó. Las competencias de atletismo se desarrollaron, entre el 13 y el 20 de octubre, con la implantación de 15 récords mundiales y 26 cuotas olímpicas. Veamos algunos de los acontecimientos escenificados en la capital mexicana:

El saltador de longitud estadounidense Bob Beamon logra un “brinco” de 8.90 metros, superando por 55 centímetros el anterior récord mundial, como datos complementarios, decirles que, anterior a este salto Beamon había logrado, 8.33 y posterior a él, 8.22 metros. Este salto permaneció durante 22 años, 10 meses y 22 días como récord mundial, siendo la actual cuota olímpica.

El velocista estadounidense Jim Hines se convirtió en el primer humano en romper la barrera de los 10 segundos (con cronometraje electrónico), al registrar 9.95 segundos en los 100 metros. Posterior a los Juegos Olímpicos, Hines fue contratado para jugar fútbol americano con los Miami Dolphins y Kansas City Chiefs.

En los 400 metros, Estados Unidos copó el podio, con Lee Evans, ganador y rompiendo la barrera de los 44 segundos (43.86), Larry James, segundo (43.97) y Ronald Freeman, tercero (44.41). Tommie Smith se impuso en los 200 metros.

En el salto triple, se produjo un aluvión de récords, teniendo como protagonistas al italiano Giuseppe Gentile, 17.10 y 17.22; el brasileño Nelson Prudencio, 17.27 y el soviético Viktor Sanayev, 17.23 y 17.39, quien fue el ganador e inició su cadena de tres títulos olímpicos.

Otro estadounidense, Richard Douglas Fosbury, apodado Dick, se apareció con una novedosa técnica en el salto de altura, consistente en realizar la carrera de impulso con una trayectoria en curva, saltando de espalda al listón, trasladando el cuerpo sobre este y elevando el centro de gravedad para permitir el paso de los miembros inferiores. Dick venció con 2.24 y su técnica pasó a denominarse  Fosbury Flop.

En México se “desplomó” Abebe Bikila, que abandonó en la maratón, pero llegó la marea africana, con los kenyanos Kipchohe Keino (1500), Neftali Temu (10000), Amos Biwott (3000 c/o), el tunecino Mohamed Gammoudi (5000) y el etíope Mamo Wolde (maratón), todos titulares, secundados por los kenyanos Wilson Kiprugut (800) y Benjamin Kogo (3000 c/o), medallistas de plata.

El discóbolo estadounidense Al Oerter no logró una cuota mundial, pero si completó una cuarteta de títulos, que había iniciado en Melbourne 1956. El mexicano José Pedraza conquistó la primera medalla para su país en Juegos Olímpicos, con plata en los 20 kilómetros de caminata, una presea que solo le trajo amarguras en lo adelante.

Las mujeres también tuvieron su protagonismo en la cita mexicana, entre las que destacaron estuvieron, la estadounidense Wyomia Tyus (11.08-100 metros), la polaca Irena Szewinska (22.58-200 metros), la rumana Viorica Viscopoleanu (6.82-Longitud), la alemana oriental Margitta Gummel (19.61-bala) y la posta 4×100 de Estados Unidos, todas con nuevas cuotas mundiales.

A los grandes resultados logrados en la capital azteca, también hay que sumarle acontecimientos extradeportivos, que marcaron el evento, el primero de ellos fue la conocida Matanza de Tlatelolco, ocurrida una semana antes, cuando el ejército mexicano y paramilitares reprimieron una manifestación estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas, causando la muerte de decenas de personas; el segundo aconteció durante los Juegos Olímpicos y fue protagonizado por los estadounidenses Tommie Smith y John Carlos, ganadores de las medalla de oro y bronce, en los 200 metros, respectivamente, quienes en la ceremonia de premiación alzaron su puño envuelto en un guante negro en protesta por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos (saludo del Black Power). Ambos atletas fueron excluidos inmediatamente del equipo olímpico estadounidense y sus carreras deportivas se vieron afectada por esta acción.