Elisbet Gámez ha ganado el título centroamericano y ha llorado como una niña pequeña. Quién siente el deporte probablemente entiende lo que significa llegar a lo más alto de un podio, pero nadie tendrá un verdad tan absoluta como la se escurre, a retazos, en cada una de esas gotas de vida han surcado su rostro tras la victoria.

En su emoción, ella probablemente tampoco era conciente de que con esa victoria, y el bronce de Andrea Becalli, también hacían historia para esta isla.

Elisbet nadó los 200m en 1.59.52 minutos, y Andrea Becali lo hizo con marca personal de 2.00.70. Hacía 25 años que Cuba no ganaba dos preseas en un mismo evento en la natación de los Juegos CAC. La última vez fue en Maracaibo 1998 cuando los hombres lograron oro y plata en los 100m espalda y 200m combinados.

Por allá por su natal Guantánamo, a Gámez le llaman La Sirena del Miel. De una poza del Río Miel la sacaron para ponerla a nadar por Cuba. Del Consejo Popular Cabacú del municipio Baracoa, hasta el Complejo de Piscinas Baraguá en La Habana y de ahí, a recorrer el mundo.

Las referencias de la baracoesa siempre han sido maravillosas. Talento, entrega, disciplina, enfoque; triunfadora. Hoy ya tiene todos los récords nacionales en el estilo libre y muchos retos por delante.

Estos son los terceros Juegos CAC de su carrera. Fue a Veracruz, casi niña, y ganó un bronce. Regresó en Barranquilla y agarró la plata. Ahora tiene el título; su oro. El que va a exhibir como trofeo de vida. Porque rendir en el deporte de élite conlleva dejarse la vida en ello, y devorar kilómetros sin treguas y levantar kilogramos y mover los brazos a ritmos endemoniados aunque llueva, truene o relampaguee. Así, tal cual.

De Elisbet hemos oído mucho. De su beca en Tailandia gracias a la Federación Internacional de Natación, de sus constantes mejoras a los récords nacionales, de cómo se inició en el extremo oriental de esta isla o de cómo se las ha ingeniado para permanecer dando brazadas rumbo a los sueños.

Todo emociona, todo conmueve. Y esas lágrimas han mostrado su alma. Cada una, llena de lecciones. La forma icónica de exhibir lo que significa tener un sueño, y ser constante y consecuente al transitar el camino.

«Son mis terceros Juegos Centroamericanos y del Caribe y al fin me llegó el primer oro» -fue apenas lo que dijo.

Detrás de cada actuación hay una historia, como la que ella misma revelaría al lamentar el error táctico que le llevo a perder el título en los 400m libres un día antes de esta victoria. El deporte siempre nos convoca a ser mejores y para quienes no se rinden, la vida ofrece dos y tres oportunidades.

A inicios de este año dijo a la publicación deportiva JIT que iba a por más de una medalla en los juegos centrocaribes de San Salvador; ya cumplió y le quedan los 100m y 800m libre y las pruebas de relevos 4×200 libre y 4×100 libre. Dijo, también, que iría por un sitio en el podio en los panamericanos de Santiago de Chile. Amen!

Tomado de ecency