Por Eddy Luis Nápoles Cardoso

El desarrollo del atletismo en las últimas cuatro décadas ha llevado a la IAAF, a ir incluyendo a las mujeres en pruebas que eran practicadas solamente por los hombres, así, en los años 80 del pasado siglo, entraron en las convocatorias femeninas, los 10 mil metros, el heptathlon (extensión del pentathlon) y los 400 con vallas, también lo hicieron los 3 mil metros planos y los 10 kilómetros de caminata, distancias, que en los años 90 crecieron, la primera a 5 mil metros y la segunda a 20 kilómetros. A partir de esa propia década las mujeres tuvieron la posibilidad de participar en dos pruebas de salto más, el triple y la pértiga y en el lanzamiento del martillo, mientras que en el primer decenio de esta centuria se incorpora, los 3000 con obstáculos y ahora en la segunda, lo hace, los 50 kilómetros.

Hago este breve recuento para que vean como a nivel global de este deporte ha ido creciendo, porque es la visión y proyección de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, como rectora del mismo en el mundo. En el plano opuesto se encuentra Cuba, con su desarrollo atlético y no es, que no se hayan puesto en prácticas estas buenas nuevas de la IAAF, al contrario, el atletismo cubano posee campeonas mundiales en varias de esas pruebas, como Daimí Pernía en 400 con vallas, Yipsi Moreno, en martillo, Yargeris Savigne, en salto  triple y Yarisley Silva, en salto con pértiga.

Resulta que el atletismo y el deporte cubano en general han ido restando pruebas del denominado alto rendimiento, las que actualmente solo se practican en un marco muy reducido, conocido como masividad, como son los casos de, los 1500, 5000, 10000 metros, la maratón, los 3000 con obstáculos y las caminatas (20 y 50 kilómetros), sumando 14 pruebas, si incluimos ambos sexos.

En su momento, los detractores bastante faltos de visión, argumentaron, que el clima tropical de la isla y la humedad afectaban, sobre todo, durante el proceso de entrenamiento, argumentos que no dejan de tener cierto sustento científico, pero que no impiden que se logren rendimientos acordes al nivel de Centroamérica y el Caribe e incluso un poco más allá, demostrado con los resultados logrados en décadas pasadas por los atletas cubanos o como lo hacen otros países vecinos que reciben las mismas influencias del clima tropical.

Los detractores y entendidos en la materia, a la hora de tomar la decisión nunca tuvieron en cuenta los resultados de Cuba en esas pruebas, por ejemplo, en Juegos Panamericanos, en la maratón, Cuba ha ganado en cinco ocasiones (cuatro masculino y uno femenino), solo superada por Brasil, que ha conquistado ocho títulos, pero delante de países como Estados Unidos, Canadá y México, con más tradición en esta prueba, con otras condiciones climáticas y mejores entornos de entrenamientos.

Otro claro ejemplo, también en citas continentales, está en la santiaguera Adriana Muñoz, quien dominó en dos ocasiones la prueba de 1500 metros, como también es oportuno destacar que esas mismas especialidades que hoy no cuentan para el atletismo criollo, acumulan dos medallas de plata y nueve de bronce, a ese propio nivel, mientras que en Juegos Centroamericanos y del Caribe, el arsenal acumulado es mayor, por supuesto, es una competencia de menor nivel, pero a ese rango las mencionadas pruebas rinden sus dividendos y en su conjunto aúpan los resultados del deporte en las citas múltiples. Un total de 12 títulos, 14 subtítulos y 31 preseas de bronce es el saldo del medio fondo, el fondo y la caminata en citas centro caribeñas.

La cancelación de las matriculas de atletas en las pruebas de medio fondo, fondo y caminata en los centros nacionales de alto rendimiento, está directamente ligada a la desaparición de dos concentrados atléticos muy bien concebidos en su momento, me refiero a las conocidas bases de atletismo, radicada una, en Santiago de Cuba y la otra, en Villa Clara. Centros que nuclearon, en el caso del enclave santiaguero, a jóvenes atletas de las especialidades de velocidad, medio fondo, saltos longitudinales, lanzamientos y pruebas combinadas, mientras que la del territorio villareño, era dedicada a las disciplinas de medio fondo, fondo y caminata.

Para no agobiarlos con nombres de atletas salidos de esos centros, solo les comento, que los dos mejores saltadores de longitud cubanos, dieron sus primeros brincos en la base de Santiago de Cuba, Iván Pedroso y Jaime Jefferson, mientras que los dos últimos atletas cubanos ganadores de la carrera de maratón en Juegos Panamericanos, Mariela González y Richer Pérez, iniciaron sus trajines atléticos en el alto rendimiento en la base de Villa Clara.

El inoportuno cierre de esos centros, trajo como consecuencia dos grandes problemáticas para el atletismo criollo; uno, la eliminación de las matriculas de atletas en esas pruebas atléticas; el segundo, derivado del anterior y cuyas consecuencias posteriores, no han sido tenidas en cuenta por los directivos del atletismo y del deporte cubano; les comento; en cada una de las provincias cubanas existe una Escuela de Iniciación Deportiva Escolar (EIDE), las cuales tienen asignadas cierta cantidad de alumnos para cubrir estas especialidades, donde existen atletas que aun, cuando muchos sean talentos, nunca podrán llegar a un centro nacional, simplemente, porque sus especialidades o pruebas no están en el proyecto de matrícula de este, es decir, que su objetivo es única y exclusivamente, transitar por las categorías escolares y juveniles del deporte y competir en los Juegos Escolares Nacionales o el Campeonato Nacional Juvenil.

Entonces, muchos de estos atletas que han sido tronchados e  imposibilitados de continuar su ascenso deportivo, se ven obligados a refugiarse en lo que pueda ofrecerle la instancia provincial, que es muy poco, para poder extender un poco más su carrera atlética, ya con  un perfil muy bajo.

Esta es la causa principal por la que actualmente se observan pésimos resultados competitivos en estas especialidades, en competencias como, el Campeonato Nacional Rosendo Brunet, la “Copa Cuba” y el Memorial José Barrientos, entre otros. Esto a su vez ha propiciado la mutilación que sufre el campo y pista cubano de cara a los eventos internacionales, con 14 pruebas menos.

Ahora, yo les pregunto, si alguien se ha puesto a pensar en las implicaciones económicas que para la sociedad, el estado y el deporte cubano, tiene la inversión que se eroga anualmente para mantener estas matrículas en esos centros provinciales, además de costear la participación de esos atletas en competencias nacionales (Juegos  Escolares y los eventos juveniles), para que luego no trasciendan sus huellas más allá de nuestras fronteras.

No hubo ayer, no ha existido en estos años y no la hay hoy la voluntad y firmeza para exigir y lograr la restauración de estos dos centros y con ellos, las matrículas del sector de medio fondo, fondo y caminata, necesarias para el atletismo y el deporte cubano en general.