Nosotros los nacidos en esta bella isla, a lo largo de los años hemos demostrado que podemos conseguir lo que nos propongamos, en todos los campo de la sociedad, aunque esté el bloqueo externo y a veces, tenga vigencia, el bloqueo interno; a ambos hemos aprendido a vencerlos.

Ese orgullo de ser cubano y enfrentarnos constantemente a Goliat y vencer los obstáculos que este nos ponga, ya lo llevamos en la sangre y lo llevaremos siempre, con el espíritu de triunfar en cuanta encrucijada nos encontremos en el camino.

No es un secreto para nadie, que los jugadores cubanos, los salidos por su cuenta (todos) y sin pedirle permiso a nadie, han triunfado y triunfan en las Grandes Ligas y en otras, como también lo han hecho los voleibolistas en canchas europeas, los boxeadores en los cuadriláteros profesionales, los balonmanistas, los ajedrecistas, los atletas, incluso, los futbolistas, los menos agraciados en el entorno nacional.

Qué decir de los entrenadores criollos, en todos los sentidos, nombres como los de Ubaldo Duany, Iván Pedroso, Rigoberto Medina e Ismael Mastrapa (atletismo), Pedro Luis Díaz, Pedro Roque (boxeo), Rafael “Gallego” Fernández y Ricardo Sosa (béisbol), gozan de prestigio en sus respectivos deportes, por citar algunos que me vienen a la mente. Estos ejemplos son una pequeña muestra, hay muchos más, de que los cubanos, somos capaces de superarnos profesionalmente y ejercer con calidad nuestras profesiones al nivel que se nos exija.

Entonces, por qué no aplicamos también esa profesionalidad y esos conocimientos aquí en el terruño nuestro, si en otras esferas de la sociedad cubana (cultura, salud, educación, biotecnología) somos capaces de impactar al mundo con las prestaciones logradas.

Para que existe un Centro de Investigación del Deporte Cubano, con tecnología de punta, que permite realizar diversas pesquisas, tanto desde el punto de vista, de composición corporal, como biomecánico, pero también se pueden realizar estudios de contrarios y scouting.

Para que existe la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, con un amplio prestigio ganado, no solo en Cuba, también en el exterior, avalado por el nivel y calidad de sus egresados. Para que el INDER ha titulado a cientos de Doctores en Ciencias y miles de Masters en Cultura Física y Deportes.

Para que la Universidad de las Ciencias Informáticas gradúa anualmente cientos de ingenieros, especialistas en esta rama del saber, que pueden desempeñarse en la industria del software, en la transformación de procesos de informatización y en la gestión, implementación y mantenimiento de la infraestructura tecnológica de las entidades.

Para que existen los Joven Club de Computación, a todo lo largo y ancho de la isla, que en sus más de 30 años de existencia, han graduado a cientos de miles de personas y contribuyen a la informatización de la sociedad.

Entonces, otras ramas de la sociedad cubana, sí se pertrechan de los profesionales egresados de estas entidades y en correspondencia, emplean sus conocimientos, habilidades e investigaciones, permitiéndoles la actualización de nuevos métodos científicos, la informatización de procesos productivos, etc.

Por qué el INDER, con sus mecanismos, pero específicamente, el béisbol, por intermedio de la Federación Cubana y la Comisión Nacional, no establece “encadenamientos productivos” con el Centro de Investigaciones del Deporte Cubano, que les permita utilizar los recursos de esta entidad en favor del desarrollo del béisbol, hasta los niveles provinciales.

El equipo canadiense ha demostrado en sus ultimas presentaciones un efectivo estudio del contrario y scouting de los equipos Cuba que ha enfrentado en los últimos cuatro años.

Por qué, la Federación Cubana de Béisbol y la Comisión Nacional, no coordinan con la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, la realización de cursos de pre-grado y postgrado, para la actualización de todos los entrenadores de este deporte en el país o la ejecución de cursos de dirección de equipos.

Por qué el INDER, con sus mecanismos, no establece “encadenamientos productivos” con la Universidad de las Ciencias Informáticas, encaminados en dos vertientes, una, la inserción de especialistas deportivos en ese centro, para su preparación en temas de las ciencias informáticas aplicadas al deporte y dos, en la creación de software que permitan la cuantificación de diferentes variables, como pueden ser, la ejecución de los procesos de entrenamiento, el control o procesamiento estadístico, que ofrezcan celeridad y objetividad en la toma de decisiones.

Ahora se me ocurre una interrogante ¿Qué aportan al deporte cubano los Doctores en Ciencias que han logrado ese título científico en el INDER y cómo tal son remunerados?

Para que tengan una idea, les comento que según datos de 2016, en Cuba habían logrado ese alto grado académico, 326 personas, todas vinculadas a la rama deportiva, también para esa fecha el deporte cubano contaba con 6785 masters.

En lo personal, conozco las respuestas, tanto para los doctores, cómo para los masters, no aportan nada y si lo hacen, sus aportes e investigaciones no son tenidas en cuenta, no se aplican, pero también conozco a varios doctores en ciencias que radican fuera de Cuba y donde residen, sí están aportando al desarrollo del deporte, ya sea, en un estado, región o país.

Aquí me surge otra interrogante ¿Por qué se marchan a otros países los profesionales del deporte? Respuesta que todos conocemos, por lo mismo que lo han hecho los cientos de miles de atletas, tema económico, decadencia del deporte cubano, bajo nivel competitivo, falta de estímulos y motivación, cero visión objetiva de los directivos en la búsqueda de posibles soluciones.

Por otra parte, en el ya lejano 1968, ante las continuas derrotas del béisbol cubano (Juegos Panamericanos de Winnipeg 1967 y Cuadrangular México 1968), se llevó a cabo un proceso en este deporte, conocido como “Revolución Técnica”, que no fue más, que la inserción en el deporte de las bolas y los strikes, de varios de los graduados del primer curso de la entonces Escuela Superior de Educación Física (actual Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte).

En correspondencia con esta nueva “Rebelión Técnica” a recién graduados como Servio Borges (Azucareros), Eugenio Wilson (Industriales), Humberto Arrieta (Habana) y Francisco Escaurido (Mineros), les fueron encomendadas diferentes responsabilidades en los cuerpos de dirección de varios equipos durante la VIII Serie Nacional (1968-1969). Hoy mirándolos desde la distancia, parece que sus actuaciones fueron acertadas, basta darle un vistazo a la tabla de posiciones de esa serie: 1-Azucareros (69-30-697), 2-Industriales (68-31-686), 3-Habana (68-31-686), 4-Mineros (62-37-628), coparon los cuatro primeros lugares.

Aunque la génesis de aquella “Revuelta Técnica” fueron los jóvenes, cuyo paradigma fue Servio Borges, más tarde designado manager del equipo Cuba, la misma aglutinó a veteranos, como Pedro “Natilla” Jiménez, Juan Vistuer, Juan Ealo y Daniel Menéndez Miñoso, entre otros.

Esto nos lleva a una nueva interrogante ¿Por qué en la actualidad, con muchos más recursos (humanos, tecnológicos, científicos, profesionales, estadísticos), el INDER y la Federación Cubana de Béisbol, no emprenden, ante las escasas victorias en la arena internacional, una nueva “Revolución Técnica” en el béisbol?

En mi criterio, no basta con cambiar estructuras competitivas, ni convocar al Team Cuba, a los jugadores elegibles que lo hacen en otras ligas, por contratos auto gestionados. Hay que ir mucho más allá, a la actualización de los entrenadores, a todos los niveles, para que estos, luego puedan devolver sus conocimientos a los jugadores, partiendo desde la base, hasta el equipo Cuba.

Entre otros aspectos, hay que trabajar en la correcta ejecución de la técnica de bateo, así como en la especialización del pitcheo (desde la base), según los conceptos del béisbol moderno y en la ampliación del repertorio de lanzamientos de los lanzadores, entre otros.

Para que queremos lo que tenemos, sí no sabemos o no deseamos emplearlos.