Por: Alejandro García Gutiérrez/ Deporcuba

Conformar un elenco que compita al más alto nivel internacional en el béisbol cubano siempre trae polémica, eso es inevitable. El problema se encuentra cuando la decisión de llevar o no a un pelotero a un conjunto nacional, pasa de ser polémica a ser injusta.

Yusniel Ibáñez es de esos peloteros que no mojan pero empapan. Campaña tras campaña descose la pelota nacional y aún así no integra los equipos Cuba. Tal parece que tiempo ante de conformar la selección absoluta a cualquier evento, Ibáñez se enferma del síndrome de la invisibilidad.

Esta temporada el Cienfueguero conectó un total de 23 extrabases: 10 jonrones, 12 dobles y un triple. Además impulsó 52 hombres para el plato, líder en la justa. Por si todo esto fuera poco tiene un average de embasado (OBP) de 399 y average de bateo de 324, luego de conectar 56 hits en 173 veces al bate. Está entre los cinco primeros en porciento de corredores empujados en posición anotadora. Sin embargo, al parecer no reúne lo necesario para incluirse en la lista de peloteros que participarán en el Premier 12.

“Por mi parte he hecho todo lo posible, me he entregado al máximo en cada partido para integrar el equipo Cuba que es el sueño de todo pelotero, pero eso no depende de mí”

La vida da segunda oportunidades y a veces no te dejan aprovecharla. Oscar Luis Colás se lesionó e Ibáñez parecía el sustituto ideal para el puesto.

“Creo que pude estar en el equipo desde el inicio y no tener que sustituir a nadie, pero de todas maneras no fue así. Repito, de mi parte he hecho todo lo posible pero que yo esté o no en el equipo es decisión de otros.”

Ibáñez jugó varias temporadas como refuerzo e incluso logró el subcampeonato nacional con la Isla de la Juventud. Su desempeño en las segundas fases siempre ha sido bueno y este pelotero asegura que no se cansará de seguir luchando por conseguir su sueño.

“No me voy a desmotivar, pienso seguir demostrando que puedo estar en el equipo nacional. No tengo ningún problema físico y he tenido un año inmejorable así que daré lo mejor de mí en la segunda fase con Cienfuegos.”

Otro que bien baila es Yasmany Insua. Si bien no tiene más presentación que sus números, estos se bastan y sobran por sí solos. En la actual contienda se subió en la lomita en 12 oportunidades y tuvo balance de 9 victorias y 2 derrotas con un juego salvado, 4 juegos completados y 2 lechadas. Su promedio de carreras limpias fue de 1.84 extremadamente bajo para una liga tan ofensiva como la nuestra y su WHIP de solo 1.26, nada mal para un abridor. En 68.1 entradas permitió solamente 2 cuadrangulares y apenas regaló 18 boletos, para un promedio de menos de 3 boletos por cada 9 entradas lanzadas.

“Tengo todavía esperanzas de ir al equipo Cuba, hay que esperar a ver, estoy luchando para eso.”

¿Puede que las deficiencias en tus movimientos a la hora de lanzar hayan inclinado la balanza por otro lanzador? 

“No creo que ese sea el motivo. No pasé por escuela y por eso todavía tengo deficiencias como pitcher, pero esos detalles ya los he ido puliendo y no creo que eso sea el motivo por el que no esté en el Cuba, habrá que preguntarle a ellos por qué no estuve en el equipo desde el primer momento.

Nunca nos transmitieron en esta serie, nadie nunca nos vio y pudo percibir la forma en que estábamos.”

Historias como la de Ibáñez e Insua se han visto a lo largo de nuestro béisbol un centenar de ocasiones, pues de “peloteros invisibles” están llenas las páginas de nuestro pasatiempo nacional. 

Maikel Cáceres, Danel Castro, Dariel Góngora, Ariel Sánchez y en su momento el guantanamero Julio Pablo Martínez son otros ejemplos de jugadores que han tenido grandes campañas y en ocasiones no fueron llamados ni siquiera a la preselección nacional.

En la mayoría de los casos la lista de los “peloteros invisibles” las encabezan los mismo atletas aunque la dirección del Equipo Cuba haya cambiado.  Quizás me equivoque pero peloteros de esta calidad puede que no encajen en el esquema de juego de un determinado director, pero no es posible que no encajen en ninguno.

¿Cuál es el premio para un pelotero que se deja la vida en el terreno, jugando todos los partidos a las 2:00 pm, bajo un sol abrasador? ¿Qué tiene que hacer un pelotero para integrar un Equipo Cuba? Las respuestas a estas preguntas solo pocos las saben.

Ojalá la historia cambie pronto y se premie a quien lo merezca, a quien se gane por méritos propios la chamarreta de las cuatro letras en el pecho, ojalá este síndrome, el de la invisibilidad, sí se cure.