Lisandra Guerra ha ganado para Cuba otra medalla en el ciclismo de pista de los Juegos Panamericanos de Lima. Se colgó la plata en el Keirin; una de las prueba que tuvo que adoptar, tras la decisión del COI de sacar los 500 metros del programa competitivo de los Juegos Olímpicos de 2008.

La cubana suma una nueva presea a su lista de éxitos en los certámenes panamericanos, donde ha estado en al podio desde Río de Janeiro en 2007. Según recuenta Radio Rebelde, tiene al menos una (presea) en citas panamericanas desde la edición de Río de Janeiro 2007. En aquella ocasión fue en con plata la velocidad individual, en Guadalajara 2011 se impuso en la misma modalidad y en Toronto 2015 plata en el Keirin y en la velocidad por equipos. Esta es, entonces, su quinta y la más importante.

“Es mi quinta medalla en Juegos Panamericanos (1-4-0), pero es la más importante de mi carrera no solo por el hecho de la maternidad y de haber estado alejado de las pistas, sino por muchas otras cosas que debí vencer y sería difícil de enumerar ahora” – refirió la matancera al colega Joel García de Trabajadores.

Y es que en esta jornada, la madre de Thiago tuvo que emplearse a fondo pues precisó de la repesca para incluirse en la final. Una vez allí, solo cedió ante la colombiana  Martha Bayona, favorita en una modalidad en la que fue subcampeona mundial en 2017.

No podía ser de otra forma, porque Lisandra es una guerrera. De esas mujeres que enaltecen el género, la Patria y la vida, con su espíritu y capacidad de renacer. Porque la hemos visto caer, y levantarse. Como aquella dolorosa ocasión en la que rodó por el peralte una astilla del propio velódromo la hirió, sin que ello le impidiera intentar pedalear otra vez.

Lisandra Guerra ha ganado una presea de plata que sabe a tanto, que sería imposible de reseñar.

Quede claro solo que Thiago, como los cubanos, estamos orgullosos de ti.