Por: Lilian Cid Escalona/ Especial para Cubahora

Cuando Liadagmis Povea saltó en Toronto, tenía 19 años y a duras penas lograba estirarse más allá de los 14 metros. Con esas credenciales y un mejor brinco de 13.97 metros finalizó sexta de aquella final panamericana que coronó a una inconmensurable Caterine Ibargüen que saltó 15.08 metros.

Hoy el panorama ha cambiado, para unas y otras. Ibarguen vuelve con opciones de título, pero sabe que tiene una dura batalla por delante. Es protagonista, pero ha de lidiar con aquella venezolana nombrada Yulimar Rojas que fuera cuarta cuatro años atrás con récord nacional de 14.37m y con nuestra Lia. Ambas, conocedoras de las sensaciones que produce el ir más allá de los quince metros.

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Para Povea el 2019 está siendo un año especial. Más allá del viento que le ha anulado la posibilidad homologar dos brincos superiores a la citada barrera, la menuda atleta ha mostrado que puede contender en los escenarios más exigentes, portando la estabilidad de registros de 14.60 metros o más, como arma. Así lo demostró en Europa, con sendos podios en la Liga de Diamantes para clasificarse a la final del prestigioso circuito competitivo.

— ¿Cuáles son tus expectativas con la competencia?

— Hacer todo lo posible por mejorar mi marca.

— ¿Te ves con opciones de ganar, digamos, la presea de oro?

— La verdad es que no estoy pensando en medallas sino en obtener buenos resultados. Quiero hacer una hacer una buena competencia, esa es la única manera de que las marca fluyan y que los resultados hablen por sí solos.

— Creo que, al margen de lo que pueda suceder en Lima o en Doha, tu temporada ha sido genial. ¿Cuáles han sido las claves de ese despertar competitivo que has tenido?

— Todos nos encontramos a nosotros mismos en algún momento, y todo cambia. Tengo ahora muchos sueños por cumplir y metas que vencer. Todo empezó de a poquitos, pero ahora mismo solo pienso en que no tengo límites y por lograr cada meta me esfuerzo cada día más.

— En Lima se localiza el objetivo fundamental del deporte cubano, pero es un año de Campeonato Mundial. ¿Tienes metas para Doha?

— Después de los panamericanos sigo. Tengo el mundial y la final de la Liga de Diamantes. Este es un año extenso pero muy lindo, sobre todo para mi porque estoy obteniendo grandes resultados.

— ¿Qué significa ser entrenada por una dupla de exatletas a los que has considerado tus ídolos?    …

— La verdad es un honor entrenar con ellos; con Yoelbi Quesada y Mabel Gay. Pienso que hemos roto todas las barreras de un trabajo en equipo, porque somos una familia también. En un tiempo no lejano seremos un equipo de campeones, porque los alumnos vamos a llegar a la cima.

Repasar el panorama panamericano de esta prueba entre las féminas, irremediablemente me hace pensar en aquella actuación olímpica de Yargeris Savigne, que con 15.05 metros se ubicó quinta en Beijing, aunque después haya mejorado por los asuntos del dopaje.

Hoy el triple salto femenino es una de las disciplinas con mayor nivel entre las modalidades del campo y pista. Nuestra área concentra a las mejores atletas del mundo de esta especialidad, y que el orgullo nos invada de una forma suprema porque todas – y ahora mismo incluyo a Povea- portan en sus brincos el virtuoso gen de la escuela cubana.