por: Lilian Cid / Cubahora

Desde bien joven, Lisandra Guerra se coló en los corazones de los cubanos. Tenía solo 18 años cuando ganó el título mundial junior en los 500 metros contra reloj y a sus 21 se titulaba campeona del mundo.

La fuerza de sus piernas la convirtió en una de las ciclistas más veloces del planeta, y por acá, aprendimos a quererle por la naturalidad y tenacidad con que se movía sobre ruedas.

Con esta mujer, madre y destacada atleta de tres juegos olímpicos, y medallas a nivel panamericano y mundial conversamos en la Peña Deportiva En Caliente que se emite desde el restaurante La Fela, en la barriada habanera de Luyanó. Una charla sobre la vida y los sueños, de las deudas deportivas y de los retos que aún tiene por delante:

¿Por qué el ciclismo?

Yo diría que encontrarme con el ciclismo fue una sorpresa, aunque siempre tuve el deseo de tener una bicicleta. Desde pequeña fui una niña muy activa, practiqué atletismo y me iba bastante bien, hacía pruebas de fondo (800-1500) pero finalmente me decidí por este deporte.

¿Las caídas? ¿Le Temes?

A los 15 años una mira la vida de otra manera. Con esa edad no se teme, no piensas demasiado en las consecuencias, simplemente quieres correr, y luego si te caes, pues te paras, te duele, pero sigues. Ahora, a mis 34 años, yo siento más miedo.

Entre 2005 y 2008 tus resultados se disparan, pero inesperadamente se eliminan los 500m contra reloj del programa de competencias de los Juegos Olímpicos de Beijing. ¿Cómo lo recuerdas?

Creo que la decisión afectó al ciclismo cubano en general y en mi caso personal pues siento que fue un golpe muy duro porque en cierta medida vi cómo la medalla se me iba de las manos. La lógica, las estadísticas y mi estado de forma me daban con las posibilidades de alcanzarlo, pero no pudo ser.

El deporte al más alto nivel exige sacrificios, tú carrera está llena de momentos difíciles que te han permitido dejar constantes lecciones de superación. Hablemos de tu estancia en el Centro Internacional de Entrenamientos de Suiza ¿Cuán difícil fue estar tan lejos de la familia y de la tierra que te vio nacer?

Fue muy difícil porque me fui muy jovencita, a los 15 años y para ese momento apenas había salido a Ecuador. En Suiza me encontré con todas las barreras, desde el idioma hasta la dificultad para comunicarme con mi familia, porque eran otros tiempos y no había tantos avances tecnológicos como ahora. Yo fui llorando desde que me monté en el avión aquí en La Habana hasta unos dos meses después de estar allí, entrenaba y lloraba..,

¿El papel de la familia en la carrera deportiva de Lisandra Guerra?

Soy hija de padres separados, pero nunca he sentido la ausencia de mi padre. Ambos, mi mamá y mi papá, han sido determinantes en mi desarrollo y en mi formación. Mi papá me inculcó valores que me han acompañado siempre como la capacidad de luchar por lo que yo quería, ser voluntariosa.

La Lisandra, para la familia

Su hermana Yoana Guerra, presente en la conversación, no dudó en caracterizarla como su ídolo, un modelo a seguir. La persona que le inspiró y que también le inculcó valores como el constante espíritu de superación y la capacidad para sobreponerse a los obstáculos. Yoana, que también fue ciclista con resultados nacionales en edad escolar, se sinceró sobre el reto de ser la hermana de Lisandra, una impronta que trasciende lo deportivo y cala en el orgullo personal de compartir sangre con una campeona tanto dentro como fuera del deporte

La anécdota

El colega Joel García, quien es igualmente anfitrión de estas peñas desclasificó una información sobre la particular rivalidad de la cubana con la atleta colombiana Diana María García. Historias que condicionan resultados, anécdotas que crecen justo ahí, donde las cámaras y la prensa no hurga.

Lo que pasa con Diana es que ella era la atleta establecida, la rival a derrotar en el continente, y al llegar yo jovencita y empezar a ganar competencias pues eso hizo crecer mucho la rivalidad entre nosotras al punto de que ella siempre me sofocaba en la pista.

Recuerdo puntualmente una competencia en la que ella inició su estrategia, y es que hacía muchos movimientos que, aunque no eran penalizados si ensuciaban un poco la carrera, entonces le dije: “así no, vamos a jugar limpio y que gane la que mejor esté”.

Toronto 2015: la caída, la desgarradora imagen de las astillas de la madera del velódromo y las sensaciones

Daniela (la mexicana con quien disputó el sprint) se movía mucho siempre, y tengo que reconocer que cometí un pequeño error al intentar irme por dentro, y ahí es cuando la rueda choca con el borde de la pista y me caigo.

A mí no me dolía tanto las heridas sino el no poder seguir, ver cómo se me escapaba la medalla. El traje protege, hasta cierto punto, en una caída leve, pero ahí no sirvió de mucho. El velódromo al ser nuevo no estaba pulido y de ahí salieron las astillas. Todavía tengo algunas de esa caída dentro de mí. El tema es que me atendieron en la pista, el médico sacó a simple vista lo que pudo y me cosió, pero siempre quedan fragmentos

Thiago

Thiago llegó en el momento en que tenía que llegar. Es un bebé muy deseado, totalmente planificado. Yo quería ser madre a los 30 años y así fue. Thiago es un ciclón, pero es lo mejor que me ha pasado en la vida. Es la luz y la inspiración.

¿Cuántas veces has ido de La Habana a Matanzas?

Alguna que otra vez, pero bastante pocas en realidad. La gente tiene una idea errónea de la realidad (risas) porque a mi no me gusta el ciclismo de ruta, solo hago esto porque lo necesito para el entrenamiento.

¿Seguirá Lisandra sobre ruedas?

Mi proyecto es participar en las competencias de este ciclo. La Covid-19 y que ya no tengo 20 años lo han complejizado todo, pero mis ganas y mi empeño siempre serán el mismo. Cuando entreno no lo hago pensando en lo que me falta o en lo que no tengo, sino que lo hago para dar el máximo de mí.

El nivel del área es muy fuerte, pero hay varios eventos que podemos asumir. Estoy esperando por las decisiones del colectivo de entrenadores. Mi disposición es total, y trabajaremos con la misma ilusión de siempre.

Mensaje a las nuevas generaciones de deportistas

Voluntad, disciplina y sacrificio. Cuando uno ama algo, sacarlo adelante es cuestión de intentarlo con determinación.

LISANDRA GUERRA EN CALIENTE