Por Eddy Luis Nápoles Cardoso/ * Exclusivo

El deporte cubano vivió grandes momentos en la década de los 70s. Espacio de tiempo donde llegaron nuevamente los títulos olímpicos, tras 68 años de ausencias, desde que Ramón Fonst y compañía los conquistaran en París 1900 y San Luis 1904.

En Münich 1972, Orlando Martínez, Emilio Correa y Teófilo Stevenson subieron a lo más alto del podio, como también lo hicieron Alberto Juantorena (2), Jorge Hernández, Ángel Herrera, Stevenson y Héctor Rodríguez en Montreal 1976, mientras que en Moscú 1980 se subieron María Caridad Colón, Juan Bautista Hernández, Herrera, Andrés Aldama, Armando Martínez, José Gómez, Stevenson y Daniel Núñez.

Ahora, el auge y la euforia de los resultados logrados en Moscú 1980, aunque matizado por el boicot de Estados Unidos y sus aliados, se vio opacado por la ausencia a la siguiente cita, Los Ángeles 1984. Juegos a los cuales no se asistió por solidaridad con la desaparecida Unión Soviética que, a su vez, había expresado falta de seguridad para sus atletas en esta urbe californiana. Unos años más tarde (5 o 6), al caer el Muro de Berlín, aquellos ya no serían soviéticos y, mucho menos socialistas, e incluso, hasta se olvidaron de lo solidario que habían sido los cubanos en materia deportiva.

Este era el primer paso en la pérdida de una generación de atletas, algunos de ellos, con méritos suficientes y que no conocieron lo que es competir en unos Juegos Olímpicos, mientras que otros perdieron los mejores momentos de sus respectivas carreras deportivas.

Cómo si ausentarse de unos Juegos Olímpicos fuera poco, Cuba le dio la espalda a Seúl 1988, ahora por “solidaridad” con Corea del Norte. Luego de que el  Comité Olímpico Internacional no dio el visto bueno al coauspicio de dichos Juegos entre las dos coreas.

El presente trabajo repasa algunos de aquellos atletas cubanos que ante la coyuntura política no pudieron competir bajo los cinco aros olímpicos y que pudieran considerarse “La generación olímpica pérdida”.

Atletismo

Lázaro Betancourt, salto triple, pudo estar presente en Los Ángeles 1984, esa temporada había saltado 17.43 (La Habana, 19 de mayo), 17.37 (Stuttgart, 17 de junio) y 17.34 (Sochi, 10 de junio). También debió asistir a Seúl 1988, año donde logró 17.38 (La Habana, 6 de agosto).

Leandro Peñalver, 100 metros, debió estar presente en Los Ángeles 1984, en 1983 logró 10.06 y en el año olímpico hizo 10.14 (Fürth, 9 de junio). Para Seúl 1988, aunque su mejor marca fue 10.22, era fijo en el relevo 4×100.

Otros que pudieron asistir a Los Ángeles 1984 fueron, Julio Osvaldo Prado (400c/v, 49.61), Ramón González (jabalina, 86.62) y Mayra Vila (66.02), mientras que a ambas citas (Los Ángeles y Seúl), Raúl Calderón (disco, 63.38 y 63.28), Paul Ruiz (bala, 19.30 y 20.28), Ubaldo Duany (longitud, 8.14 y 8.28), la jabalinista Iris Elena De Grasse (64.90 y 63.52), la saltadora de longitud Eloína Echevarría (6.58 y 6.70) y la heptalonista Hildelisa Despaigne (5973).

Boxeo

En el boxeo, todos conocemos que no se puede ser absoluto a la hora de realizar una selección, pues en Cuba, en aquellos tiempos, existían varios boxeadores en cada división con opciones a integrar el Buque Insignia, para ser lo más objetivo, tomaré en cuenta el Playa Girón, el Tope Bilateral Cuba-Estados Unidos y el Córdova Cardín, este pudo ser el equipo a Los Ángeles, entre los que nunca estuvieron en Juegos Olímpicos:

48 kg, Juan Torres Odelín, Tope Cuba-USA (2), Cardín (1) y Playa Girón (1)

51 kg, Pedro Orlando Reyes, Tope Cuba-USA (1), Cardín (2) Playa Girón (1)

54 kg, Ramón Ledón, Tope Cuba-USA (1), Cardín (1)

           Luis Ernesto Delís, Playa Girón (1)

63.5 kg, Ángel Espinosa, Tope Cuba-USA (1), Playa Girón (1)

67 kg, Candelario Duvergel, Tope Cuba-USA (1), Cardín (1), Playa Girón (1)

71 kg, Orestes Solano, Tope Cuba-USA (2), Cardín (2), Playa Girón (1)

75 kg, Bernardo Comas, Tope Cuba-USA (1), Cardín (1), Playa Girón (1)

81 kg, Pablo Romero, Tope Cuba-USA (1), Cardín (1), Playa Girón (1)

91 kg, Aurelio Toyo, Tope Cuba-USA (1), Playa Girón (1)

Ciclismo

El ciclista Eduardo Alonso, máximo ganador de las Vueltas a Cuba (6), ganador de la Vuelta al Táchira (1986), pudo ser un pedalista olímpico, tanto en 1984, como en 1988, quizás acompañado por José Antonio Hernández Arencibia, Roberto “Cocodrilo” Rodríguez, Eduardo Cruz u Osmany Álvarez.

Esgrima

Aquí destacan dos nombres, los floretistas Efigenio Favier y Heriberto González, ambos integrantes del equipo que conquistó medalla de bronce en el mundial de Viena 1983.

Deportes acuáticos

El clavadista Abel Ramírez fue de lo mejor de esta especialidad en Cuba y un poco más allá, así como el pechista Pedro Hernández en la natación, también algunos polistas que no lograron asistir a Moscú 1980 y otros, que no estuvieron más tarde en Barcelona 1992, también se perdieron actuar en el concierto olímpico.

Gimnasia artística

Entre los gimnastas podemos mencionar a Lázaro Amador, Jesús Rivera, Félix Aguilera, Israel Sánchez, Orisel Martínez, Elsa Lidia Chivás y Luisa Prieto, como los más relevantes ausentes olímpicos.

Lucha libre y greco

Aunque el auge de la lucha cubana llegó en los 90s, en la década de los 80s existieron sobresalientes gladiadores como, Amadoris González, Rey Esteban Ramírez, Lázaro Ruiz y Luis Mario Miranda (libre) y Reinaldo Jiménez, Francisco Barbur, Jorge Poll, Jesús Tejeda, Pedro Roque, Eugenio Montero, Miguel Olivera (greco), todos ausentes olímpicos.

Levantamiento de pesas

Pesistas como Francisco Ferreira, bronce mundial en Ljubliana 1982, Aristóteles Soler, Gabriel Enseñat, Francisco Alleguez, Julio Losco, Ciro Ibáñez, Reynaldo Chávez, todos medallistas panamericanos, también añoraron unos Juegos Olímpicos.

Deportes colectivos

Durante los años 80s, Cuba tenía potencialidades en algunos deportes colectivos, lográndose clasificaciones olímpicas en voleibol, ambos sexos y baloncesto (F), donde varios atletas no tuvieron una posibilidad de participación olímpica.

Los que perdieron sus mejores momentos

Varios atletas cubanos estuvieron presentes, muy jóvenes, en Moscú 1980 o ya veteranos, en Barcelona 1992, los que vieron esfumarse sus mejores momentos olímpicos

El saltador de altura, Juan Francisco Centelles, asistió a Moscú 1980, con 19 años, luego para 1984 y 1988, sus saltos estaban acreditados, entre 2.30 y 2.31.

El discóbolo Luis Mariano Delís, estuvo en Moscú 1980, con 23 años (bronce), pero sus mejores momentos estuvieron en los años 80s, con 71.06 (1983), 69.74 (1984).

La jabalinista María Caridad Colón, campeona en Moscú 1980, con solo 22 años, se “ausentó” de Los Ángeles 1984 y Seúl 1988, citas que le hubieran sido difíciles para repetir su éxito, dada la presencia de connotadas rivales, como las británicas Fatima Whitbread, Tessa Sanderson y la finesa Tiina Lillak (1984) y las alemanas Petra Felke, Beate Koch y la propia Whitbread (1984), pero tuvo los méritos para asistir.

Otro discóbolo, Juan Martínez Brito, asistió a Barcelona 1992, ya con 34 años, sus mejores momentos habían quedado atrás, con 70.00) 1983), 67.32 (1984), 66.60 (1987) y 66.24 (1988).

El saltador de longitud Jaime Jefferson, fue quinto en Barcelona 1992, con 30 años, también había dejado atrás algunos de sus mejores saltos, con 8.51 (1987), 8.37 (1984 y 1988).

La saltadora de altura Silvia Costa, brilló en los 80s, con 1.99 (1984) y 2.02 (1988) en los años olímpicos, pero solo pudo estar presente en Barcelona 1992

El luchador Raúl Cascaret (libre), había sido quinto en Moscú 1980, con 19 años, pero sus éxitos sobrevinieron en los años 80s, con dos títulos mundiales (1985 y 1986) y una medalla de plata (1982).

Otro luchador Cándido Mesa (greco), dejó su estela de éxitos en los 80s,  bronce en los mundiales de Katowice (1982) y Kiev (1983), ese propio año logró el título en la Copa del Mundo y fue convocado para Barcelona 1992, ya veterano.

Los que perdieron otra oportunidad olímpica

Varios atletas perdieron en Los Ángeles 1984 y Seúl 1988, otra oportunidad olímpica, comienzo por Teófilo Stevenson (+91), quien pudo en 1984 combatir por lograr su cuarta corona y superar al mítico Laszlo Papp, Otro que perdió pelear por una venganza olímpica, fue Adolfo Horta (57), derrotado por el alemán Rudi Fink en Moscú 1980, mientras que Ángel Herrera (60), también se perdió sus terceros Juegos Olímpicos.

La balista María Elena Sarría (20.25), oncena en Montreal 1976 y novena en Moscú 1980, pudo estar presente en Los Ángeles 1984, mientras Javier Sotomayor, con 2.33 en 1984 y 2.43 en 1988 y titular en Barcelona 1992, plata en Sydney 2000 y onceno en Atlanta 1996, pudo sumar dos citas olímpicas más.

Los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, debieron ser los segundos para el maratonista Radamés González, con 2:13:08 (abandonó en Moscú 1980), pero pudieron ser los primeros para Roberto Hernández (400mp, 44.22), Ana Fidelia Quirot (400mp, 49.62 y 800mp, 1:55.84); Liliana Allen (100mp, 11.18); Aliuska López (100c/v, 12.84), Niurka Montalvo (longitud, 6.62), Hilda Elisa Ramos y Maritza Martén, en otros.

Seúl 1988, pudo representar la única cita olímpica en la carrera de Juan Ramón Conde (3000c/o, 8:31.71); Juan José Linares (3000c/o, 8:33.97); Ángel Eduardo Rodríguez (3000c/o, 8:36.21); Juan Felipe Ortiz (longitud, 8.12), Luis Alberto Bueno (longitud, 8.28), Jorge Alfredo Reyna (triple, 17.34), Juan Miguel López (triple, 17.28), además en el 4×100 debieron asistir, Leandro Peñalver, Sergio Máximo Querol y Ricardo Chacón, mientras que el 4×400 pudo incluir a Jorge Valentín y Félix Stevens. Atletas como Adelina Polledo (longitud, 6.81), Tania Fernández (400c/v, 56.33), Ivón de la Caridad Leal (jabalina, 70.48) y Herminia Bouza (jabalina, 64.64), también perdieron su única oportunidad olímpica.

En el boxeo, Seúl 1988, pudo representar el momento olímpico de Enrique Carrión, Manuel Martínez (54), Arnaldo Mesa, Eddy Suárez (57), Juan Pablo Cano, Eduardo Correa (63.5), Jorge Guzmán, José Luis Hernández (71), Ángel Espinosa, Orestes Solano (75) y Leonardo Martínez Fizz (+91), pero el guantanamero Félix Savón (91) pudo iniciar en Seúl su largo camino olímpico.

Pudieron celebrarse los Juegos de la Amistad, otras competencias similares, fueron condecorados con la Medalla del Honor Deportivo y otras, que pudieron ser valiosas, pero dejaron de asistir a unos Juegos Olímpicos, el evento cumbre del deporte en el mundo y varios de los aquí citados, perdieron su única oportunidad.