Conversamos con Henry Urrutia, en directo, a través de nuestra página en Facebook. Una charla aleccionadora, cargada de sinceridad y nobleza. Una entrevista que, sin ser yo profeta en estos menesteres, guardaré entre las joyas más preciadas de mis intentos por hacer periodismo.
Hablamos de sus inicios, con aquellos Leñadores que presionaron sus deseos de jugar al béisbol, de cuánto sudó por llegar a los Estados Unidos y el resquicio de felicidad que ha encontrado en México, donde al margen de los números (que son muy buenos) se siente cómodo, feliz, porque está en paz consigo mismo.
Henry recordó su primer turno al bate, ante Pedro Luis Lazo, en una subserie que para el debutante en series nacionales le reservó enfrentar, además, a Yunieski Maya y a Vladimir Baños. Se emocionó con su debut en las Mayores allá por 2013 con los Orioles de Baltimore, volvió a empuñar el madero en tanto recordamos ese único cuadrangular que figura en sus números como big leaguer, que le dio la victoria a los suyos en un momento en que contaban con derrotas sus salidas.
El tunero fue tunero, fue cercano, fue cubano y fue, sobre todas las cosas, un Urrutia. Tal vez se exija más, porque tiene muchas metas, pero desde ya, Henry, el #51, puede dormir tranquilo porque ha labrado un camino que honra la tradición de ese apellido que es historia en el béisbol que produce esta tierra.
Si de titulares se tratase, esta entrevista deja un tratado y puedo mencionar, por ejemplo, los que siguen:
- Decidí irme porque definitivamente en Cuba no se veía lo que Henry hacía.
- Mi papá dice que no influyó en mi decisión, pero el primer regalo que yo recibí fue un bate y una pelota.
- En Cuba lidiamos con muchos problemas en el béisbol, en Estados Unidos sufrimos por el mismo tema. Existen problemas de racismo, de preferencias, a mi me tocó lidiar con eso.
- Yo fui enviado a doble A simplemente porque pregunté en un juego ¿por qué no estaba alineando?
- Yo no firmé por millones de dólares. Si hubiera sido ese mi caso, me habrían promovido si o si porque las inversiones hay que rentabilizarlas a como de lugar. A mi me ha tocado empezar desde abajo; ganarme cada cosa a golpe de muchísimo trabajo.
- En 2017 me dejaron libre en Estados Unidos, en Venezuela y en México. Me sentí perdido y tenía una familia que mantener. Empecé a buscar trabajo, puse mi nombre en tantos lugares que aun hoy recibo ofertas de trabajo por email.
- Mis hijos y mi madre son mi motor, son mi fuerza. Si yo salí de Cuba y sacrifiqué a mi madre por cinco años sin poderla ver, no fue para fracasar.
- El único retiro que he visualizado para mi carrera es con los leñadores.
Por supuesto, no faltó la evocación a la figura de su padre, Ermidelio. Que estuvo de cuerpo y alma presente, ofreciendo su cariño a Cuba y a los cubanos. Contento de estar con su hijo, agradecido por la oportunidad profesional que le brindan los Saraperos de Saltillo y pidiendo, de corazón, que nos cuidemos.
En lo personal y sin pecar porque la recomendación venga desde cerca, los invito a que la vean.
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