rusia_dopajeEspecial para Cubahora

Rusia, la Federación Rusa de Atletismo (ARAF, por sus nombre original) no estará en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. La Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés) mantuvo la decisión de excluir a los atletas de aquel país de cualquier competición internacional, incluyendo la magna cita deportiva. La disposición se aprobó unánimemente durante el consejo extraordinario de la entidad atlética que tuvo lugar este 17 de junio en Viena, Austria.

Las reacciones tras el anuncio no se hicieron hecho esperar; desde Vladimir Putin hasta atletas de diversas latitudes, entre ellos el campeón olímpico y tres veces titular mundial de lanzamiento de disco Robert Harting  quien saludó la decisión de mantener la suspensión a los atletas rusos: «Me alegro por este paso, es la señal correcta para el deporte mundial». Por su parte, la estadounidense Lauryn Williams sentenció que “los atletas han perdido el sueño. No se puede confiar en ningún ruso”.

Es una historia que se escribe entre pasajes grises y la IAAF, pese a toda la heroicidad que pretende conquistar con sus últimas acciones no puede desprenderse de su reciente pasado. No podemos olvidar que el antiguo presidente Lamine Diack está siendo procesado en Francia  y hay todo un entramado de acciones corruptas por detrás de sus procederes. Como bien escribe el colega y amigo Ángel Cruz en su espacio Carros de Fuego del Diario español AS, cuesta reconocer que nadie en la IAAF sabía o tenía sospechas de todo el entramado que se ha destapado a raíz del documental alemán. Máxime, cuando varios medios han cuestionado a la citada entidad por la falta de diligencia en sus modos de actuar sobre este penoso flagelo.

En cualquier caso, la cruzada bajo el lema de tolerancia cero ha arrancado con Rusia por bandera, aunque no todos los deportistas rusos serán sancionados.

Según informó la IAAF, Yulia Stepanova, cuyas declaraciones desencadenaron el escándalo podría competir en Brasil. Rune Andersen, jefe de la unidad antidopaje de la IAAF aseguró que: “Todo atleta que haya contribuido de forma significativa en el combate contra el dopaje debería tener el derecho a pedir autorización» -para participar en los Juegos Olímpicos-.

Stepanova (antes Rusanova) es una atleta especializada en 800m, aunque también suele incursionar en los 1500m. Su principales logros se localizan entre los años 2011 y 2012 pero perdió todos sus resultados al ser detectadas alteraciones en su pasaporte biológico durante el año 2013; razón por la cual fue suspendida.

El asunto se condenó con fuerza en el gigante euroasiático, donde la mayoría de los medios  coincidió en lo injusto de generalizar la determinación. Putin dijo que «hay principios legales reconocidos universalmente y uno de ellos es que la responsabilidad debe atribuirse a alguien específicamente». «¿Por qué la gente que no tiene nada que ver con las violaciones debería sufrir por los que las cometieron?», agregó, poniendo toda su fe en que el Comité Olímpico Internacional (COI) intervenga con “justeza”.

Y las “plegarias” del mandatario encontraron cierta satisfacción en los pronunciamientos del organismo internacional ya que este martes 21, durante la cumbre de dicha entidad en Lausana, Thomas Bach ha dejado una brecha al declarar que los deportistas limpios podrán estar en Río representando a su país.

Bach señaló que los atletas rusos podrán obtener acceso personal a los JJOO tras pasar pruebas en los laboratorios autorizados. Deberán someterse a una evaluación individual y siempre que sean declarados elegibles, podrán competir.

De cualquier forma, es la primera vez en la historia del movimiento olímpico que una de las federaciones prohíbe a una de sus más grandes potencias participar en el mayor evento deportivo por razones de dopaje. Había sucedido por circunstancias geopolíticas: se había vetado a los países perdedores tras las dos Guerras Mundiales, a Yugoslavia en 1992 luego de las sanciones aprobadas por Naciones Unidas y también a Sudáfrica en tiempos de apartheid, pero jamás la medida había tenido como móvil el tema del dopaje.

Es un paso sin precedentes, muy válido en los tiempos que corren. Obviamente, su trascendencia siempre estará relacionada con la honestidad que avale las acciones y para ello, las medidas deberían ir más allá de Rusia y del campo y pista en general. Un asunto que, de momento, no ha proliferado en tal dirección.

Lo correcto. Lo totalmente correcto sería acatar globalmente una de las medidas que Rusia tomó durante su período de prueba, asegurando que su equipo olímpico no podría ser integrado por ningún atleta que en algún momento de su carrera hubiera tenido algún tipo de vínculo con el dopaje. Esto, entiendo, sería lo más justo para el deporte. Un movimiento sólido hacia la total pulcritud, aunque claro, con Justin Gatlin, Tyson Gay, Sandra Perkovic, LaShawn Merrit, Christine Ohuruogu, Shelly Ann-Fraser Pryce y compañía de por medio, la catástrofe a nivel de espectáculo sería descomunal. Y el show, amigos, ese que genera millones y sustenta a día de hoy el “espíritu del olimpismo” es algo de lo que, en estos tiempos, es imposible prescindir.