Por René Navarro Arbelo
Por la capital cubana pueden desfilar los monstruos sagrados del deporte en el último medio siglo, llámense Michael Jordan, Carl Lewis, Serguei Bubka, Nadia Comaneci, Yelena Isinbayeva o Roger Federer, pero nada sería comparable a los dos idolatrados ases del fútbol mundial.
Habría, amigos míos, que cerrar la calle 23, interrumpir el tránsito en el Paseo del Prado, declarar festejos populares en La Habana Vieja y disparar varios cañonazos desde la fortaleza de la Cabaña. No, no exagero. Después de haber visto toda la persecución y deseos de compartir con Sergio Ramos, o la cálida acogida al Cosmos, Raúl y el rey Pelé, sueño – como miles de cubanos – que un buen día podamos saludar también a Leo o Cristiano Ronaldo.
Nadie pudiera haberse imaginado hace algunos años que esas dos figuras y todo el sentimiento pasional de identidad que motiva la grandeza del fútbol, cambiaría las preferencias deportivas de nuestros jóvenes. Cuando usted se acerca a esta nueva generación en cualquier esquina de La Habana, el tema que prevalece es el fútbol internacional. Conocen las nóminas completas del Barza, el Real Madrid, el Bayern o la Juventus. Son ahora fieles seguidores de la Copa América y todo aquello que se mueve alrededor de los fichajes para la próxima temporada. Pero tan sorprendente como esta diaria inquietud de esa fresca sangre, es que el contagio llega igualmente a padres y abuelos, quienes ahora leen, ven, escuchan y discuten sobre este tema, para por lo menos, aportar algo y no quedarse callados.
Si usted sintoniza una emisora de radio el capítulo fútbol ocupa varios minutos; quizás se convierta en el centro del espacio o programa. Comentaristas que muchas veces no pasan los 25 o 30 años de edad brindan una lección estratégica de planteamientos ofensivos y patrones de defensa. Se presentan con dominio de todo el plan que debe seguir el entrenador y hasta se atreven a sugerir cambios de jugadores. Aunque no todo es satisfactorio en la manera de decir, debo confesar que escucho opiniones sobre esta disciplina que necesaria falta hacen en otras actividades.
Messi y Cristiano Ronaldo motivan siempre las primeras diferencias y discrepancias, pero más allá del ídolo preferido, tendremos que admitir toda la vida que ambos llegaron para quedarse en el corazón de nuestros compatriotas y contribuir enormemente a la popularidad del fútbol en Cuba.
Ronaldo ya estuvo en Cuba. Justo cuando se negociaba su traspaso del Sporting de Lisboa al Manchester United. Estuvo en La Habana, Varadero y Girón. Nadie se acuerda y muy pocos lo saben, pero estuvo. Y tengo una foto de él en una discoteca
Hace unos cuántos años, cuando Cristiano Ronaldo comenzaba a despuntar como promesa, si mal no recuerdo tenía como 17 años, visitó Varadero, tal vez alguna otra vez lo haya hecho, pero al menos esa vez muchas personas y yo lo vimos paseando en motorina con un amigo por las calles del balneario de varadero.
Saludos