Por René Navarro Arbelo/ Tomado del perfil de Facebook del autor
Muchas veces he escuchado opiniones a favor y en contra de las designaciones de nuestros directores de equipo, selecciones o grupo de atletas para defender los colores de determinadas provincias o de contraer el enorme compromiso de conducir a Cuba a diferentes eventos de carácter internacional. En el béisbol, deporte nacional, se multiplica todo lo que dice el gran público. Tal parece que algunas veces no fuimos considerados con algunos entrenadores que merecen ese salto o es escasa la información del buen trabajo reconocido a aquellos que, de pronto, avanzan a escalones superiores.
Amigos de una larga experiencia o conocedores de lo saludable que puede significar contar y estimular a los más capaces, abogan por una escuela de directores técnicos que perfeccione los conocimientos y métodos de un verdadero formador, educador y estratega. Cierto es que haber sido un laureado atleta no se traduce en que usted sea, de dedo, un buen guía. Algunas veces vemos a alguien al frente de un colectivo – y aclaro que no es solamente en el béisbol – figurar como centro de alguna actividad del deporte. Nos inclinamos por su trayectoria o las glorias conquistadas en su etapa activa y no por sobrados méritos eslabonados en su tarea cotidiana. Me imagino que quienes dedican gran parte de su tiempo a una sobresaliente labor en su municipio o aportaron para su territorio, se sientan mal cuando esa designación no se corresponde con resultados anteriores.
Pienso que está llegando la hora de promover a quienes convencen con su trabajo diario. Lejos de preferencias, simpatías o abrir espacio al personaje más conocido, debemos ser muy justos con todos aquellos que contribuyen a la divina obra de cada jornada.
Quizás no en todas las provincias tengamos que lamentar esas incongruencias, pero es deber de las autoridades y nosotros, la prensa, exaltar los valores de profesores y entrenadores que se consagran frente a sus alumnos. Para que el deporte vaya hacia delante es necesario colocar en su lugar a todos los que ofrecen lo mejor de sus vidas en aras de formar integralmente a nuestros atletas del futuro. Transitamos por tiempos diferentes que exigen control, dedicación y unidad. Premiar realmente a esas personas que se enfrascan todos los días en esa hermosa batalla que se llama educar y formar a las nuevas generaciones, debe constituir la aspiración de los buenos cubanos.
En fin, reconocer y estimular verdaderamente el trabajo de los mejores.
Muy de acuerdo con el autor del artículo. Sea en la pelota o en otros deportes se busca siempre a alguien que supuestamente sabe lo que hace, porque lo vivió en su propia carne, pero ¿es todo buen hijo un buen padre, o es todo buen alumno un buen profesor?
Seguramente que no. Lo mismo sucede a otros niveles. Es cierto que haber sido recordista mundial o campeón mundial u olímpico es un punto interesante en un palmarés deportivo, pero eso no califica a nadie para dirigir equipos ni a atletas indivduales en su rutina deportiva.
Desgraciadamente existe la palanca y esa no solo funciona en la física, sino también en las relaciones humanas y profesionales sobre todo y mucho más en culturas como la cubana.
Cuando uno ve cuanto atleta juvenil de talla mundial desaparece de las listas de resultados en cuanto llega al equipo nacional, eso da qué pensar.
¿Es que los entrenadores provinciales y de los juveniles tienen mejores dotes para entrenar?
Creo que los entrenadores de los atletas en edad adulta también necesitan conocimientos de psicología y pedagogía, lo que no parece ser así en la realidad.
Otro error muy arraigado en Cuba es que un entrenador si tiene méritos pues puede hacer lo que quiera. De buenas a primeras aparece que el hijo puede entrenar lo mismo, aunque nadie nunca hubiera oído hablar de él, ya o juega en el equipo a pesar de estar en edad de cadetes o juveniles.
a propósito, a muchos atletas les vendría bien cambiar de entrenador, pero si es un entrenador con palanca, no va a permitir que le quiten los viajecitos al extranjero para dárselos a un «advenedizo».
Resumiendo, muchas cosas tienen que ser cambiadas en la política deportiva cubana si se quiere llegar a los planos de hace algunos años, pero se debe empezar por quitar a los dirigentes que están por estar, porque resultados no ofrecen.
Saludos
De acuerdo un buen deportista no tiene que ser in buen entrenador ni tampoco entrenar a muchos deportistas, .