Los que no fueron a Beijing… por Cuba (III)
Por: José Ramón Fabelo Corzo
Culminamos el artículo anterior de esta serie con una pregunta: ¿está haciendo nuestro país lo necesario para enfrentar la creciente pérdida de atletas que han decidido continuar su carrera fuera de nuestro sistema nacional deportivo y que, en algunos casos, terminan por nacionalizarse en otros países y representar a estos últimos en las competencias internacionales?
Sinceramente pensamos que no se está haciendo lo necesario y que nuestra política deportiva debe ajustarse con realismo a las circunstancias actuales en la búsqueda de las mejores soluciones para nuestro pueblo, para nuestro deporte y para los atletas involucrados. Es lo que cabe calificar como “bien común”, una especie de brújula en términos éticos y políticos que es mucho más necesario tenerla en cuenta cuando de una sociedad socialista se trata.
A tono con esto último, cabe preguntarse: ¿a quién beneficia que sigamos excluyendo de la posibilidad de representarnos internacionalmente a aquellos atletas que, por una u otra razón, han decidido salirse de un sistema deportivo concebido en su momento para un homogéneo universo atlético que ya hoy no es real? Por supuesto que no beneficia a nuestro deporte, ni a nuestro pueblo que disfruta y se enorgullece de sus éxitos; mucho menos a los atletas que quedan varados en un limbo, sin poder representar a su país en campeonatos mundiales o juegos olímpicos y se ven tentados a buscar la cobija de otra nacionalidad para poder participar en estos eventos.
Si a alguien beneficia esta política es a algunos oportunistas como la Real Federación Española de Atletismo (RFEA) que se apresura a hacer suyo el talento que otros han formado. Eso es trabajar no para el bien común de los cubanos, sino para un inmerecido “bien ajeno”.
En lo adelante nos concentraremos, a modo de muestra, en el análisis de un caso que, si bien no es único, pone de manifiesto cómo podemos desperdiciar un talento excepcional que nosotros mismos hemos formado y ello, sobre todo, por no ajustar con la celeridad necesaria nuestra política deportiva al momento histórico que estamos viviendo.
Orlando Ortega es un joven atleta cubano de 24 años, especialista en los 110 metros con vallas, brillante continuador de lo que justamente ha sido calificado como escuela cubana de vallas que, entre otros logros, le ha proporcionado a nuestro país dos medallas de oro olímpicas y dos records mundiales. Todavía con 21 años andaba Ortega como segundo del ranking mundial de 2013, después de haber realizado su mejor marca personal de 13.08 en Eugene el 1ro de junio de ese año en una de las paradas de la Liga de Diamantes. Poco después es sancionado por la Federación Cubana (FCA) por haber declinado participar, junto a su entrenador, en un meeting que tuvo lugar en Moscú el día 11 del propio mes y al cual ya la FCA había confirmado su asistencia. Su entrenador fue separado de sus funciones y a Ortega se le prohíbe competir internacionalmente durante 6 meses. Debido a que esto ocurre en junio, la sanción presuponía de hecho no competir más en la temporada 2013. Como consecuencia, no participó en la tradicional gira europea que anualmente hacen los mejores atletas cubanos, ni asistió a otros compromisos internacionales durante junio y buena parte de julio. Luego, hacia el 22 de julio, se le levanta la sanción y, de esa forma, quedaba disponible para representar a Cuba en el Campeonato Mundial de Moscú a partir del 10 de agosto. Asistió a una competencia previa en Londres el 27 de julio y no finalizó la prueba. En Moscú fue eliminado en primera vuelta con un 13.69 muy alejado de su calidad deportiva. Obviamente la sanción impidió una adecuada preparación para la magna cita. Disgustado con la FCA Ortega decide no regresar a Cuba y desde entonces radica en España. Durante 2014 y 2015 sus resultados siguen mejorando, con marcas de 13.01 y 12.94, respectivamente. Esta última sigue siendo la mejor marca mundial del presente año en los 110 metros con vallas; además comparte también la mejor marca de 2015 en los 60 metros con vallas bajo techo con 7.45. Durante estos dos años el joven atleta ha competido como cubano en diversos eventos por invitación, incluida la Liga de Diamantes, pero no ha podido hacerlo en los Centroamericanos de Veracruz, los Panamericanos de Toronto ni el Mundial de Beijing, debido a que para estos eventos es la FCA la que decide la integración de su delegación y Ortega no fue convocado para representarla. Así las cosas, el pasado 24 de julio de 2015 el Consejo de Ministros de España autorizó la nacionalización de Ortega mediante carta de naturaleza, decisión que en el sitio web oficial del gobierno español aparece argumentada, entre otras cosas, porque “uno de sus objetivos es representar a España en los Juegos Olímpicos de 2016”. Ello explica la manera expedita en que se hizo este proceso que culminó con el juramento a la Constitución Española el pasado 8 de septiembre.
Estos son los hechos. Es un atleta casi perdido para Cuba y que muy probablemente le dará inmerecidos triunfos a otro país. ¿Pudo haberse evitado llegar a una situación como esta? Creemos que sí. No juzgamos aquí si fue justa o no la sanción de 2013. Tampoco cabe justificar el desautorizado abandono de la delegación cubana en Moscú después de haber competido. Las indisciplinas son indisciplinas y merecen sanciones. Pero, ¿acaso no tipifica a un sistema social tan justo como el cubano el darle siempre nuevas oportunidades al ser humano de reintegrarse de alguna manera –aunque sea desde la distancia– a nuestro proyecto y servirle bajo las más disímiles formas posibles? ¿Han de ser vitalicias las sanciones y exclusiones? ¿Qué pasaría si se hubiera dialogado con Ortega y se le hubiera invitado, ya dos años después de su falta, a representarnos en Toronto y Beijing? ¿Perderíamos o ganaríamos si hubiésemos actuado así? Y no lo decimos sólo en un sentido deportivo, sino también en el ámbito de lo ético, de lo político, de lo humano. ¿Cabe censurar duramente a Ortega si llega a representar a España en Río de Janeiro cuando no le dimos nosotros la posibilidad de hacerlo por Cuba? ¿No se fortalecería moralmente nuestra crítica a actitudes como la de la RFEA si los atletas que ellos tratan de usurpar realmente tuvieran la opción de seguir representando a su país de origen en los eventos mencionados?
Todavía puede darse la batalla. La nacionalización como español es un requisito necesario pero no suficiente para que Ortega compita internacionalmente por esa nación. Se requiere un último paso y es que la IAAF apruebe el cambio de adscripción federativa. Aunque en algunos listados mundiales, como el del respetable sitio web de atletismo Tilastopaja, Ortega aparece ya como español, en la página oficial de la IAAF sigue figurando como cubano, lo cual quiere decir que esa autorización no se ha concretado. Conviene ahora ver lo que los reglamentos de esta institución dicen al respecto y su posible aplicación al caso que nos ocupa.
En el artículo 5, inciso d) de las Reglas de Competición 2014-2015 de la IAAF se dice:
(…) si el atleta obtiene una nueva Nacionalidad, podrá representar a su nueva Federación Miembro en las Competiciones Internacionales (…), pero nunca antes de que hayan transcurrido tres años desde la obtención de la nueva Nacionalidad, conforme a la solicitud del atleta. Este período de tres años puede reducirse o eliminarse en los siguientes casos:
(i) se puede reducir a 12 meses, previo acuerdo de las dos Federaciones Miembro afectadas. Esta reducción será efectiva desde el momento en el que la Oficina de la IAAF reciba por escrito el acuerdo entre las dos Federaciones Miembro;
(ii) se puede eliminar si el atleta ha residido de manera continuada en el País (o Territorio) de la nueva Federación Miembro a la que está afiliado, los tres años anteriores a la celebración de la Competición Internacional en cuestión.
(iii) en casos excepcionales, el Consejo puede eliminar o reducir este periodo (…)
Basada en estas Reglas, la FCA podría dar la batalla legal para que no se autorice a Ortega a representar a España en Río de Janeiro en agosto de 2016 y, antes de ello, en el Mundial Bajo Techo del próximo mes de marzo en Portland. Para esta última fecha Ortega todavía no tendrá los tres años necesarios de residencia en España, según el inciso ii) del artículo antes citado. En cuanto a los Juegos Olímpicos de Río, éstos comenzarán el 5 de agosto y específicamente las pruebas de atletismo darán inicio el 12 de agosto. Y, como quiera que Ortega todavía compitió por Cuba en Moscú el 11 de agosto de 2013, es improbable que ya al día siguiente haya establecido su residencia en España. Además, en los tres incisos del artículo se habla de acciones que “se pueden” hacer y no de algo que se haga de manera automática.
En fin, resquicios legales quedan para acciones de la FCA. Pero éstas no tendrían sentido, ni serían a nuestro juicio éticamente correctas, si paralelamente no se le invita a Ortega a asistir tanto a Portland como a Río como parte de la delegación cubana. Sería particularmente injusto con él y con el atletismo mundial privar de la posibilidad de competir en los Juegos Olímpicos al que para entonces puede que sea, como lo ha sido en este 2015, el mejor vallista del planeta. En un caso así sería perfectamente lógico y justo que la IAAF aplique el inciso iii) del mencionado artículo, aun en contra de la posición de la FCA.
Reiteramos que el caso de Ortega nos ha servido aquí para ilustrar la necesidad de un cambio que tiene que ver no sólo con él, sino con muchos que como él son talentos que hemos creado y que estamos desaprovechando, al menos en parte, por no otorgarle a nuestra política deportiva la flexibilidad que hoy demanda.
Esperemos que este tipo de trabajo haga reflecionara la FCA. Hemos perdido muchos atletas de primer nivel. Los tiempos son otros, y las personas pueden vivir en un pais xxx, pero representar a su pais de origen. La verdad total no la tiene nadie.
Los Atletas primero son personas, con sus necesidades y aspiraciones. EStoy seguro que deportistas como:
Espana
Orlando Ortega 110c/v ……12.94
Indira Terrero 400 m….. 50.90
Yunier Perez 100 y 200 m… 10.22 y 20.75
Yeiman Lopez 400 y 800m….. 45.06 y 1.43,06
Castillo 1500m ……. 3.35 xx
Willfredo Martinez , Salto Largo 8.10
Luis Felipe Maliz, Salto Largo 8.43
Noraida Biset, Jabalina mas de 63 metros
NIurka Montalvo, Longitud mas de 7 metros
Jenifer Frank Casanas, disco 67.91 metros
Luis M Martinez, disco 67.45 metros
Aliuska Lopez 100 c\v 12.67
Italia
Libania Grenot 400 m….. 50.30 Italia
Yuneisi Santiusti 800 m…. 1.58… Italia
Yasmani Pedroso 400 c/v 54.54…. Italia
Turquia
Copello 400c/v m 48.76
Suiza
Alexander Martinez, Triple salto 17.50
Y muchos otros………………….
Una buena solucion es urgente. Vivir fuera de Cuba no es un delito.
Todos desearian seguir compitiendo por Cuba.
Excelente el artículo porque aunque no exista la solución perfecta para ningún problema, pero se menciona la palabra ética en su lugar correcto, y si bien es cierto que no es ético abandonar la selección, lo que siempre tiene justificación en la edad de los autores de tales errores, quizás por falta de buenos consejeros, o por considerar que una situación no tiene salida, pero mucho menos ética y en ese caso no hay justificación por inexperiencia, además de que por esa función se cobra dinero, es la acción de empezar a dotar a la prensa hasta a la extranjera, de cuanto dato negativo supuesto o real de los «atletas culpables» existe, en lugar de primeramente buscar el diálogo con las personas implicadas.
Una cosa debería estar muy clara para la dirección deportiva de cualquier país como el nuestro que se jacta de la calidad humana y del nivel cultural de los atletas, si una vez que abandonan el país, la federación o la delegación se convierten en personas con malas características, ¿de quién será la culpa, si no de los que tenían la labor de formarlos?
Hay un refrán muy antiguo que sempre tiene valor en asuntos de querellas «la ropa sucia se lava en casa» y «sacar trapos al sol», nunca ha sido señal de un nivel cultural alto.
Una pregunta que siempre me he hecho, si a la prensa cubana oficial no se le proporcionan las informaciones importantes y detalladas, sobre eventos deportivos realizados en Cuba, ¿por qué entonces ese interés en publicar lo negativo de un atleta solo porque decida no residir más en Cuba? ¿Predomina la energía negativa y destructiva en la federación? ¿Tienen razón los atletas cuando toman la decisión de abandonar la federación?
Otra observación mía, cuando los atletas ganan en los Panamericanos, según la prensa, suben a la gloria, cuando no hacen lo que alguien de la dirección exige de ellos, bajan al infierno. ¿Qué hipócrita y oportunista, por más que ridícula debido a las muestras de inmadurez, es ese estilo de convivencia?
A mi juicio los problemas surgen por diferencias de la dirección con los atletas, que aunque los últimos no siempre tendrán la razón, pero si tienen la posibilidad de provocar pérdidas al país, y no solo en el aspecto económico, sino moral y ético. pero hay suficientes mecansmos y estrategias que van más allá de la sanción y de declarar a alguien como «persona non grata». Lass decisiones actuales y recientes en resumindas cuentas no favorecen a nadie y hasta ahora solo han servido para conservar intacto el orgullo personal de determinada gente.
No me canso de repetir que la actitud de los dirigentes deporttivos es cuestionable, y si bien en la población se desconocen muchos actos dignos de crítica, porque lógicamente no les permiten a la prensa nacional el acceso a esas impresiones negativas, pero a los dirigentes internacionales de las federaciones no se les escapan esos detalles, que aunque no los leamos por cuestiones de ética en ninguna publicación oficial especializada, pero sí se tienen en cuenta a la hora de decidir si a un atleta le reducen los plazos de espera para permitirles competir por otra federación.
Si los atletas residentes en el extranjero dan entrevistas a la prensa internacional, y al mismo tiempo los dirigentes cubanos con su actitud confirman esas críticas, pues no hace falta más.
La gente en la población puede estar ciega porque a Juantorena le dieron la oportunidad de ocupar una de las vicepresidencias de la IAAF. De esas elecciones se conoce en todo el mundo que no son limpias, sino que se hacen a cambio de pequeños o grandes favores. Muestra de ello es que allí aparecen en repetidas ocasiones, personas residentes en países sin historial en las disciplinas, pero con más influencia por la geografía y la cercanía cultural a los representantes con derecho al voto.
Con esto quiero alertar de que la posición de Juantorena no es una garantía de que Cuba tenga un buen nombre dentro de la IAAF, si se continúan con esas políticas antiatletas.
Para terminar me refiero al caso Ortega, si Cuba se opusiese a que el atleta representase a España como ya lo hizo una vez con Niurka Montalvo, me alegraría sobremanera que la IAAF decidiese a favor del atleta y del atetismo internacional.
Nuevamente excelente artículo, como dice el dicho: » más claro ni el agua». Ojalá este tipo de artículos se publicarán en las páginas deportivas de la prensa impresa, esa a la que tienen acceso todos los cubanos.
Omar Cisneros también abandono la delegación cubana en la gira por Europa, ya no es un atleta tan joven como Ortega, pero creo sera el próximo que quizás la federación española querrá nacionalizar.
Muy buen analisis del periodista sobre un caso muy actual, yo resido en Miami y conozco a la mama de Orlandito, ella lleva muchos años aca, mucho antes de el ser atleta de la seleccion nacional de Cuba el, y al quedarse vive y busca residencia en España y no aca en los Estados Unidos junto a su mama, y en el pais de los mejores corredores de vallas de la historia, lo que demuestra que se quedo cuando el mundial de Rusia por la molestia que sentia cuando lo sancionaron, sino nunca creo hubiera pensado abandonar Cuba.
Creo que ya son momentos de mas cambios en el deporte cubano porque al final el que sufre es el pueblo que quiere ver a sus atletas en las grandes competencias, y como pasa con los musicos que viven donde queren pero siguen siendo cubanos en cualquier lugar donde se presenten y el pueblo se siente orgulloso de ellos, debe pasar igual con los atletas.
Si Cuba se los sirve en bandeja de plata, ¿quién va a rechazarlos?
A mí me llama mucho la atención que los atletas parecen estar satisfechos, y de repente se quedan en el extranjero. A pesar de las nuevas leyes de remuneración, es obvio que hay problemas que se callan por no verles las soluciones dentro de la federación y en cuanto «se cansan de aguantarlos», se van.
Supongo que la federación conozca de los mismos, pero probablemente lo que ya decíamos no se busca el diálogo.
Solo agregar al ya necesario Fabelo Corzo que, como he publicado en otras ocasiones, doy fe de que en el caso de Ortega, él desea más que nada volver a representar a nuestro país. Y convencido estoy que él fue sobre todo víctima de su situación. Era previsible que algo saldría mal siendo su entrenador el hijo del entrenador de Dayron, y lo que no se dice en el artículo es que todo comenzó precisamente al querer competir con Dayron en un mitin, renunciando al ya anunciado por la FCA, del que se habla en el artículo. Sin embargo, irónicamente, ahora Dayron está de vuelta y Ortega sigue en su limbo… Y también paradójico que ahora ya se aplican las retribuciones monetarias que provocaron los que se fueron y que ahora, en su inmensa mayoría, no pueden regresar ni, por supuesto, beneficiarse de las medidas implementadas en septiembre del 2013. El pitcher Norberto González y ahora Dayron, son apenas dos hendijas en esa larga lista de prohibidos del deporte nacional.
También se debe diferenciar los que abandonan delegaciones cuando ya concluyeron su participación, como Ortega, de quienes lo hacen en plena competencia, como aquellos lamentables peloteros en la pasada Serie del Caribe; así como la edad y el propio papel de las Federaciones ante cada caso. La decisión sobre Orlando Ortega y otros, se puede escapar de las manos de la FCA, e incluso del Inder; pero a ellos sí les toca defender ante las máximas autoridades del país el regreso de aquellos que nunca debimos perder. La abusiva e injusta medida de prohibirles la entrada al país, por ocho largos años, a todos los atletas que hayan abandonado delegaciones oficiales y que hayan salido ilegalmente del país, también debe ser discutida y eliminada del todo para ir buscando esa mayor democracia que necesita nuestro Socialismo y que nos beneficiará a todos.
El gobierno cubano acaba de tomar en estos día una decisión trascendental: aceptar de regreso y reincorporar a sus puestos de trabajo a aquellos médicos cubanos (que lo deseen) que abandonaron las misiones en el exterior acogiéndose al Cuban Medical Professional Parole, programa creado por el gobierno norteamericano con el propósito explícito y directo de minar una de las principales fuentes de recursos y de prestigio del país. Puede leerse al respecto un interesante artículo de Iroel Sánchez en Cubadebate titulado «Disparen a la colaboración médica cubana». La medida me parece sabia, inteligente, humana. Pero que no se haga lo mismo en otras esferas, particularmente en el deporte, es por lo menos incoherente. Nuestros atletas, que no se han ido siguiendo ningún Parole norteamericano, sino por otras razones, debían tener igual derecho a regresar y, cuando no, a seguir representando a su país desde donde quiera que estén. Es un asunto de sentido común. Ello vendrá, de eso no tengo dudas, y cuando ocurra, miraremos hacia atrás y nos parecerá increíble que no se hubiera hecho antes, de la misma forma en que ahora nos parece inverosímil que apenas hace unos años los cubanos no tenían derecho a tener un celular o a hospedarse en un hotel. Es un cambio necesario que simplemente llegará porque cualquier fuerza que se le oponga no soportará la presión de la historia. Mientras más tiempo pase sin que se produzca el cambio más absurda será la política de exclusión que hoy persiste en relación con todos esos deportistas, en su mayoría deseosos de seguir otorgándole glorias al país que lo vio nacer y del que siempre se han sentido parte.
Quizás porque alguien considere que los atletas no sean tan necesarios como los médicos, aunque por lógica, según el sistema que no hay diferencias, no debería ser.
Pero si se analizan las dos situaciones, los médicos alegan que a ellos los incitaron a abandonar la misión porque había un programa especial dirigido a ellos. El caso típico de hacer responsable a otros de sus propios actos, a pesar de que se supondría que un médico tenga más capacidad de reflexión para darse cuenta de que era una «trampa», mientras que los atletas cubanos durante sus giras ven que muchos atletas extranjeros tienen contratos tales que les permiten mirar hacia un futuro sin necesidades, ni dudas sobre el mismo.
En el caso de los deportistas, si ellos pueden residir en el extranjero son gastos y problemas que Cuba se ahorra al no tener que darles atención.
Leo todo y no lo creo,quien es mi dueno?